Poemas de Jorge Fernández Granados

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Jorge Fernández Granados (DF, 1965). Ha publicado los libros de poesía La música de las esferas (Castillo, 1990), El arcángel ebrio(UNAM, 1992), Resurrección (Aldus, 1995), El cristal (ERA, 2000) y Los hábitos de la ceniza (Joaquín Mortiz, 2000); así como el volumen de cuentos El cartógrafo (CNCA, 1996) y La fábula del tiempo, antología de la obra poética de José Emilio Pacheco (ERA, 2005). Fue becario del Centro Mexicano de Escritores (1988) y del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (1992 y 1997). Pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte desde 2001. Ha obtenido, entre otros, el Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines (1995) y el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes (2000).

http://www.letralia.com/77/le04-077.htm

Antes de leer La perfumista, les pido que se dejen llevar por la sonoridad y entren al mundo que el poeta imagina o describe, como lo quieran ver. Déjense tocar por las delicias. Hay nombres enigmáticos que quizás no conozcan; yo tampoco. Quizás los quieran ir a buscar al diccionario. No sé, pero lo que sí sé es que les pido se permitan este espacio.


La perfumista

Urna de otras reliquias
ante la babilonia de cristal de los estantes
olisca el seco olor del palisandro, la resina
de estoraque (Venus)
o el aroma lunar de la alhucema.
En las alturas habitadas por el polvo
reconoce, con una orientación
de pájaro, los sitios
migratorios de los frascos.
El ámbar gris junto al pebete
y la sortija de durazno del almizcle,
el emoliente de la mirra, la cananga
siamesa que no conoce el frío, el cinamomo,
la perezosa goma del gálbano, el aura de la algalia
y la aromosa Quío de trementina.

Su anciano cuerpo de nao
navega los no muchos
metros cuadrados del negocio
a donde devanó una vida de vahos.
Humecta el heliotropo, el rayado
corazón del opopánax, fija el aceite
de lilas sumisas, glicinas, rododendros,
el inminente jazmín, lavándula, retama.
Líquidas querencias que sahúman
un instante el aire
como un destello íntimo
o un enigma en las narices de los legos.
Ella sonríe (ojos bilingües) satisfecha
del uso y del atisbo y del aviso
que su olfato le fabrica
en ámbar negro.
Reconoce a tiempo, como nadie,
cada temperamento
del planeta persa de las rosas o del dragón
de la gardenia.

(Algún día la busqué en su biblioteca de espíritus. Quería hallar uno. Tuvo conmigo la paciencia de una pitonisa; revolvía y probaba y negaba y volvía a probar. Dimos por fin con la síntesis, la sintonía del perfume que mi memoria fijó años atrás con la imagen de una muchacha en la playa a medianoche con los labios en un verso de Lorca: y que el mar recordó ¡de pronto! los nombres de todos sus ahogados. Salí de ahí con un frasquito. Ella tenía ese lugar de mí en un rincón de sus vitrinas.)

Cajas, etiquetas que
ella dictamina con el catálogo de un gusto
desconocidamente enciclopédico
mientras afina el pianoforte de
una armonía aromática.

Cálidamente sus muñecas
son un matraz
de enfrascados universos
que frota y airea para regocijar las aletas
de su nariz octogenaria.
Puede que existan tres centímetros de ciencia
en esa silla. Por lo menos
la esencial de los detalles.

De la mano del poeta entremos a este otro mundo.

Los peces

Fuimos bajando hasta el fondo
por las calles del puerto. La noche
remaba en el abismo de los ojos. No recuerdo qué tanto
la brisa nos cubrió de sal y estrellas.
Es conveniente dormir a menos que amanezca, dijo,
pero éramos legión para esas horas ya rancias de cantinas.
El ron juntó a los peces
y a todas las criaturas que no duermen
esa noche de pescadores y viajantes, de grasa y aguacero.

Emigramos a La Luna,
que era una carpa improvisada en los
dudosos territorios del suburbio.
Sudores y cervezas, baile, sedimento
de géneros grotescos de alegría,
se fueron combinando con torpeza
hasta temblar en una sombra, un amasijo
de danza, alcohol y extrañas vidas.

Los círculos que lees con tu mirada
no están en realidad aquí,
pero a ti te fue dado contemplarlos,
—dijo sonriendo y se perdió bajo los cuerpos
en la anchurosa fiesta de esa carne.
El ritmo gobernaba la sordidez o la gracia
y en medio de su lago nos fundimos.

Más tarde, ya cansados
los pocos rezagados en La Luna,
sin sueño y con nostalgia de horizonte,
fuimos a buscar el mar:
la sonata del agua, el apetito de su hechizo,
en esa vigilia donde el límite
del cielo y el océano es todavía tiniebla.

Algo nos lleva ante la orilla
a ver cómo la luz se recomienza
y estar aquí sin comprenderlo,
testigos de este mar alucinado,
súbitamente viejos, silenciosos,
oyendo de su más oscuro corazón
una alabanza.

Sentados en el muelle esperamos el día:
poco a poco fue llegando su violeta,
la noticia azul de su marea,
y en el silencio de su gloria amanecimos.

Y para cerrar con broche de oro este poema que es algo totalmente distinto.

Credo

nunca
nunca tiene sentido
nunca tiene sentido esa descarga
nunca tiene sentido esa descarga de fuerza
nunca tiene sentido esa descarga desigual de fuerza
nunca tiene sentido esa descarga desigual y desesperada de fuerza
nunca tiene sentido esa fuerza desigual y desesperada
nunca tiene sentido esa desigualdad de la fuerza
nunca tiene sentido esa desigualdad
nunca la fuerza sin sentido
nunca la fuerza
nunca

Acerca de Regina Kalach Atri

Regina Kalach Atri nació el 16 de octubre de 1953. Es una doble Libra en busca – y no siempre con éxito- del equilibrio.Desde que aprendió a leer, como por arte de magia, la palabra ha sido motivo de curiosidad, dicha y consuelo. Por eso dedica gran parte de su tiempo a leer y a escribir. Participó durante más de ocho años en el taller de análisis de dramaturgia que impartía Hugo Argüelles. Realizó una maestría en humanidades en la Universidad Anáhuac y ha participado en cursos y talleres vinculados a la escritura y el proceso creativo.Desde pequeña jugó, como tantos, a la escuelita. Es por ello que durante catorce años dedicó su inventiva y su pasión a ser Guía Montessori. Hoy en día procura elegir, dos o tres veces por semana, un poema para enviarlo por correo y compartir su gusto por la poesía.: "El Poema de Hoy". Imparte cursos y talleres de redacción, literatura y mitología griega.Ha publicado el libro de poesía "Voces en el Alba"; "Espejo de Mareas" es su más reciente creación. Está por terminar un libro de cuentos para niños y no tan niños.

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