¿Qué nos pasa?

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Hector Suárez, se dio a conocer en todo Latinoamérica con su show y performance de comedia, titulado como ¿Qué nos pasa?. Este programa televisivo mexicano, se hizo famoso por su hilaridad, pero también por la seriedad, en la que se hace una crítica profunda a la sociedad moderna, en este caso, la sociedad latinoamericana. Una sociedad que tiene una base en la hispanidad, por su puesto, pero que además tiene una mezcla natural, debido a una cultura anterior de aquellas tierras, es decir, el componente indígena, y que luego se vería como resultado un mestizaje, no solo de razas, sino de culturas, tradiciones, rituales y lugares comunes. Por supuesto, también, el componente africano, del cual no se puede prescindir, en cuanto a Latinoamérica se trata.

Este programa que Héctor Suárez creó, interpretó y llevó a lo largo de los años a un público heterogéneo, critica entonces a ciertos estamentos de la sociedad, asimismo, a individuos en específico, que, dentro de lugares comunes del saber popular, pueden transportar al televidente, al receptor, a espacios y tiempos, lejanos incluso entre sí y para ellos. Es decir, hacer ver a una persona de la clase media, el día a día de un homólogo en la clase siguiente, y así subsecuentemente. El pasar de un personaje a otro de forma casi que instantánea, demostró no solo la genialidad de Suárez, sino que también, lo que significa el hecho de ser una sociedad, en referencia a la interrelación que existe entre individuos, grupos y clases o castas, depende el contexto.

Latinoamérica, tiene unas lógicas que no se pueden obviar, tal como, las tiene África, Asia, América del Norte, Rusia, Europa Occidental y Oriental, etc. Lógicas que a veces están en contra incluso de los mismos pueblos y gentes. Pero, es con eso con lo que se debe trabajar para mejorar. Hay puntos en los que se debe hacer un énfasis preciso para buscar la solución adecuada a cada situación en la que viven los diferentes países que componen Latinoamérica. Problemas como el del narcotráfico, que para bien o para mal, casi siempre para lo segundo, están intrínsecos en la sociedad, y tienen toda una lógica y unas lógicas, significan entonces, unos retos y desafíos en continuo.


El asunto sobre la corrupción, también tan dentro del ADN de la sociedad latina en general, tiene sus propias connotaciones lógicas y su solución está dentro de la misma problemática. Se necesitan líderes que piensen de una forma mucho más altruista y holística para llegar a alguna solución un día. El tema y la gran problemática en seguridad, tiene que tener un “alto al fuego” pronto. ¿Qué nos pasa? Eso es una buena pregunta, tal como la interrogante que propuso Suárez para su recordado programa. Habrá que encontrar la raíz del mal, abriendo esta interrogante.

Cuando las personas en latinoamérica salen a las urnas y venden por ejemplo su voto, o son persuadidas, intimidadas, amenazadas o vulneradas en su derecho de libre elección, es porque hay una lógica dentro de esa farsa y aciaga democracia.

¿Dónde están las clases dirigentes tradicionales, a la hora de su final? En la horca, en el exilio, en la derrota, en la huida y en el olvido. El no saber gobernar, ni administrar, ni pensar de forma correcta conlleva a la desaparición o por lo menos a su extinción cómo poder, cómo motor social. La pérdida de su influencia está más que anunciada.

Que se sigan proclamando y autoproclamando individuos en el poder social y político es desesperanzador y desesperante. En cambio, el poder económico se mantiene dentro de las mismas cabezas casi siempre, salvo en los casos de una verdadera revolución que lo cambie todo. También puede ser una revolución burguesa, industrial y tecnológica, por lo que no tiene que ser siempre algo de origen marxista y social.

Varios países de Latinoamérica, con economías grandes y con mucho potencial, tienen situaciones en lo social, estremecedoras. La desigualdad social es solo propia de naciones sumidas en una gran pobreza espiritual con relación a sus gobiernos. Un real mal funcionamiento en las formas de administración y de producción de la riqueza, que terminan invocando a gobiernos de izquierda que terminan de acabar con lo poco o mucho que había o que alguna vez hubo.

La verdad que es un misterio saber ¡¿qué es lo que nos pasa?! Al igual, ni nosotros mismos lo entenderíamos, pues las cosas que cambian para bien, son opacadas por tales agravios que empeoran día a día las perspectivas de país.

En la historia de estos pueblos, se encuentra un punto en común, muy en común, es la violencia. La gran violencia que ha existido y aún existe no permite que puedan haber verdaderos cambios. El caso del rechazo y discriminación entre las clases entre sí, es todavía más, una verdadera pena. La competencia desleal, los monopolios y oligopolios, las mafias por supuesto, etc., dejan casi que en el olvido el deseo de algunos, la añoranza de vivir en una mejor sociedad. ¿Qué nos pasa?

@rosenthaaldavid

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