En toda la Torah, que son los 5 primeros libros del antiguo testamento de la Biblia, existen varios relatos de personajes que tuvieron una gran visión de lo que pasaría en el tiempo.
La historia de Rajel, la segunda esposa de Yaakov, hijo de Yitzhak, es uno de los mejores ejemplos de grandes visionarios de esa época, ella permitió que Yaakov su prometido se casará primero con su hermana mayor Leah, porque sabía que los hijos de ella con Yaakov, particularmente Yehuda y Levi, serían los patriarcas de los que ahora existimos, incluyendo a los que estamos viviendo en México, y al escritor del presente ensayo, y por eso no reclamó el día de la boda.
También Rajel sabía que Yosef, su hijo primogénito, por lo grandioso que era desde niño, llegaría a ser el hombre más poderoso de la Historia, gracias a él se consolidó el Imperio egipcio, aunque ella no lo llegaría a ver, por eso Yaakov se molestó tanto cuando le contó Yosef su sueño del sol, la luna y las estrellas haciéndole reverencia, considerando que la luna representaba a Rajel, su madre ya fallecida.
Pero lo más interesante de analizar de la capacidad visionaria de Rajel, es que ella sabía que podía perder la vida al tener a su segundo hijo: Benyamin, lo sabía por las complicaciones que tuvo durante el parto de Yosef, y por la infertilidad que tenía, que muy interesantemente la superó al tratarse con mandrágora, una planta con propiedades progestacionales conocida desde esa época.
Por eso Rajel tuvo la osadía de esconder los ídolos de piedra de su padre Laban, cuando huyeron de su casa toda su familia, cumpliendo a la vez la profesía del abuelo de su esposo, Abraham, que en su momento destruyó los ídolos de su propio padre Teraj, igual, Rajel, quiso acabar con la idolatría de su propio padre, a pesar de la maldición que dijo Laban de que el que tuviera esos ídolos moriría, pero Rajel sabía que ese sería su destino al embarazarse más adelante de Benyamin, del que después descendería el primer Rey de Israel: Shaul, y también: Mordejay, el líder judío que salvó a todo el pueblo de manos de Aman, en Purim.
Sería tan profética la vida de Rajel, que por el lugar donde descansa su cuerpo mortal, allá en Israel, donde hay una muralla ideológica, sería su legado la razón por la que comenzara la paz entre árabes y judíos, derribando primero esa muralla, como hubiera sido el sueño del Primer Ministro: Yitzhak Rabin.
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