Docenas de cabras se exponen en un mercado de Nairobi, Kenia, mientras a pocos metros inician los sacrificios del Eid al-Adha. A cientos de kilómetros de allí, el Muro de los Lamentos es uno de los principales puntos de atención de quienes conmemoran el Tisha B’Av en Jerusalén. El calendario judío y el musulmán coincidieron en dos fechas importantes para ambos este 11 de agosto de 2019.
En parte por eso se ocasionaron los disturbios que enfrentaron a la comunidad palestina con la policía israelí en la Explanada de las Mezquitas, una zona sagrada de Jerusalén en la que la tradición judía y musulmana se entrelazan. Allí se encuentra el “Noble Santuario” de los musulmanes, pero los judíos tienen restringido el ingreso.
El Tisha B’Av, una fecha de recogimiento para el judaísmo
El Primer Templo de los judíos fue destruido por los babilonios, durante el mandato de Nabucodonosor II, y varios siglos después, el Segundo Templo fue destruido por los romanos. Se cree que el Muro de las Lamentaciones es un vestigio de esta última edificación.
El Tisha B’Av conmemora estos y otros episodios de gran dolor para la comunidad judía. Hoy, lo que para los musulmanes es el Noble Santuario, para los judíos es el Monte del Templo. Un lugar con una historia común para el cristianismo, el judaismo y el islam.

Eid al-Adha: el sacrificio del pueblo musulmán
Es una de las fiestas más importantes del Islam. Conmemora la intención de Abraham de sacrificar a su hijo Ismael (Isaac, en la tradición judeocristiana) para ofrecerlo a Alá (Dios). Dice la tradición que Alá le pidió a Abraham que sacrificara en cambio a un cordero que se encontraba en el monte donde hoy se encuentra el Haram al Sharif (el “Noble Santuario”, para los musulmanes, en el centro de la Explanada de las Mezquitas).
Los musulmanes asisten a este lugar a orar junto a la que consideran fue la misma piedra del sacrificio en la que Abraham ofreció al cordero a Alá. Pero los judíos tienen prohibido el ingreso
En el resto del mundo musulmán, los fieles sacrifican corderos, reses y cabros para conmemorar esta fecha. En el Cairo, pese a las multas y los servicios gratuitos en los mataderos, muchos siguen sacrificando los animales en las calles como parte de una tradición en la que se llama a compartir la comida con la familia, los amigos y los desconocidos.
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