El Zohar ya anticipaba la muerte de la palabra escrita. ¡Peor que una muerte! Pues no se trata de una muerte definitiva, ultima, sino de una mediana muerte.
La palabra muere y es sustituida por los textos audiovisuales, imagen y sonido, televisión y radio, cine y música, por decir poco.
A este fenómeno le llamamos: “la sociedad postliteraria”:
“Es justamente la “sociedad postliteraria” la que transita de un mundo ideado a partir de la palabra escrita a un mundo concebido a partir de textos audiovisuales. Este fenómeno lo podemos observar desde la creciente inclusión de ilustraciones en libros de texto de todos los niveles hasta la forma en que la historia es aprendida diariamente por medio de los noticieros televisivos”.
No se trata de mirar con melancolía la muerte de la palabra escrita, sino hacer una revisión de su herencia en el texto audiovisual, y redimir la grandeza del Zohar, que vio a la Letra, la palabra escrita, la fuente de construcciones en el aire, “algo de nada”.
Según Sartori, “la sociedad postliteraria”: “Se le identifica porque hace a un lado la configuración de su realidad a través de la palabra escrita y lo hace a partir de imágenes y sonidos. Según Sartori, el ser humano se está mudando de una construcción conceptual del mundo a una que cae en el plano de lo sensorial”.
En realidad pasamos de una conceptualización del mundo que la historia ha engendrado al hombre en la palabra escrita, y sus múltiples ramificaciones, a una era sensorial vulgar, en el que el hombre es un actor pasivo, un espectador, un consumista.
El hombre que leía era el hombre que escribía, el hombre que escribe es el hombre que lee.
La televisión, el cine, la radio y otros medios de comunicación audiovisual convierten al hombre en masa, no solamente porque digieren a la misma velocidad el mismo contenido, sino porque estos textos son necesariamente comerciales, y traumatizan el intelecto del hombre, lo anestesian y dejan asolado en un estado de psicosis, de aislamiento, y actor pasivo ante la realidad, que no le queda otra que espasmarse ante la nueva realidad, y encogerse de hombros.
El Zohar, el rayo luminoso Divino o “esplendor” ya vaticinaba esta muerte, pues su propuesta era muy distinta.
La idea óptima del Zohar era permitir al hombre jugar con las letras, como si estas fuesen imágenes y sonidos, cosas físicas y palpables, realidades absolutas, como si fuera de ellas no existiese nada.
El Zohar codifica y decodifica el mundo real a través de letras, únicamente letras, pero estas que llevan al hombre por un largo túnel mucho más lejos de su imaginación, y que permiten plegar y desplegar la realidad como si fuese “un tumulto de objetos” que se esparcen de la esencia y corazón del hombre.
Las letras de las que el Zohar hace referencia no son físicas, imprentas, tintas, sino que son luz, únicamente luz, y se circunscriben a las condiciones de la luz. Básicamente existen en un plan espiritual, y tienen penetración en la conciencia del hombre.
Una letra puede cambiar un mundo, desplazar un universo, transformar un cosmos, e influir en el hombre.
Las letras a las que se refiere el Zohar no permiten al hombre encogerse de hombros como el texto audiovisual, el dialogo audiovisual de los medios masivos de comunicación. Las letras le hablan directamente de su esencia, de la vida y muerte de su corazón, de los peligros a los que esta atada su alma. No tienen existencia física en el mundo como lo tuviera un mueble, pero puede realzar un aura de luz al estudioso, el lector.
El lector en el Zohar no es lector, sino personaje en la odisea de la creación del mundo, y en el drama de sus interlocutores, aquellos seres humanos que interactúan en su vida personal y la forman, la llenan. El Zohar es formativo.
De los medios de comunicación masivos audiovisuales tenemos que decir muy poco, dejan una sensación despectiva, inanimada, decepcionante, comercial, claro, se trata de puro entretenimiento o ilustración, no brillan en ellos la esencia sino que aplacados se recuestan planos en una planicie, la pantalla o la bocina en las que derivan su lectura masiva.
Con el advenimiento de los medios de comunicación de masa converge la desaparición del héroe, la desaparición del hombre como héroe de su tragedia, y nos deja únicamente héroes plásticos, hollywoodenses, irreales, que no brillan en el mundo real. Lo mismo los héroes de la televisión, o el radio. El héroe se desvanece en una masa intelectual pasiva.
En cambio en el Zohar el héroe no puede morir, y si muere, se destruye todo su mundo, y Dios llora, pues Dios creo el mundo solo para el. Todo lector y estudioso del Zohar es el héroe, debate con Dios la esencia de la creación, debate acerca si tiene sentido este drama que es la vida, y si la luz superara a la oscuridad. Es la magia de las letras. Una magia en la que hoy en día ya nadie cree.
Según Sartori en su análisis de la sociedad postliteraria: “Vivimos en proceso de cambio de una cultura dominada por la lectura a una cultura subyugada por la imagen. Afirma además que productos comunicativos como los programas televisivos suplantan a la letra y modifican los paradigmas cognoscitivos del hombre, afectándolo en sus capacidades básicas de simbolización”.
No estamos hablando pues de que el hombre ya no lee libros o periódicos, si, lo sigue haciendo en el nombre del entretenimiento y el tiempo libre, en contra de la aburrición, pero el hombre ya no es aliado de Dios ni planifica el futuro del cosmos, requiere de la ciencia y tecnología como amuletos culturales y muletas intelectuales, el hombre ya no debate su drama, ya no rescribe su libreto, sino que lo acata mutilado en la era de masas.
Si bien Sartori dice como tesis que los textos audiovisuales nos llevan a un mundo sensorial, esto es mentira, los sentidos han muerto, vivimos en un mundo puramente conceptual, somos televidentes, espectadores, lectores, radioescuchas, internautas, somos consumidores de un mundo muerto, sin capacidad de abstracción ni relación, sin leyenda.
Según el Zohar, con las letras puedes crear música, ondas, casas, árboles, cielos, planetas, puedes crear un libro entero con una sola letra, contar la historia de los reyes en tu persona. Porque en el estudio del Zohar, tú eres el libro, tú eres el resultado, tú eres ese cosmos de letras, y todo se encuentra en la vibración de tu alma.
En esencia, el Zohar no usa letras ni palabras para contar y narrar, mucho menos para ilustrar, sino para despertar el alma, que no esta muerta, sino dormida en tu propio cosmos interior, y cuando la despiertas, todo puede suceder. Todo lo que decidas. Y tus decisiones giran en torno a construir tu propio mundo, un mundo en el que puedas habitar, y ser feliz.
He estado estudiando ese maravillante libro del Zohar,y lo que aqui se dice de el, es totalmente cierto.
Y lo que se dice acerca de esa evolucion, que mas bien, parece involucion, tristemente,!es verdad!!!
El Zohar es una obra que , por si misma,es una categoria aparte de todas las categorias, y no es posible compararlo con cualquier libro (excepto la Tora).
Pero de todos modos, respecto de la palabra escrita, y de su "transicion" a imagenes,tuve una decepcion grande con dos peliculas que fueron basadas en los libros "El amor en los tiempos de colera" de Gabriel Garcia Marquez; y el de "La Iliada", con la pelicula "Troy" con el actor Brad Pitt.
Cuando lei los libros, hace ya un buen tiempo, me emocione hasta cierto punto, que llegue a creer que al ver las peliculas me iban a emocionar igual, o tal vez mas que cuando los lei, pero mi sorpresa fue que no me emocione ni la mitad,o ni la cuarta parte de aquella emocion que yo esperaba. Y me fue penoso todavia mas, porque yo le recomende las peliculas a dos personas allegadas, y creo que ellas no solo se decepcionaron de las peliculas, sino que, al parecer, tambien se decepcionaron de mi. Pero…que le vamos a hacer?