La gente joven que tiene más urgencia, menos historia; más esperanzas, menos desilusiones quiere un mundo mejor. Empezó la búsqueda en Túnez y se ha regado por el mundo con la fuerza inicial de un tsunami y va perdiendo fuerza a la distancia. A veces derroca gobiernos, otras es casi una aventura veraniega en tiendas de campana. A veces empieza por un asesinato, otras por el precio exagerado del queso cottage, pero siempre con el sueno de justicia social, económica y moral.
En el ámbito de Israel hay preguntas, inquietudes y ansiedad ante la intransigencia y la discriminación de la ortodoxia, la violencia de la derecha, la posibilidad de nuevas leyes contrarias a las condiciones de la democracia y ahora la violencia y el abuso de judíos extremistas contra la propiedad y los habitantes de la Franja Occidental y contra los soldados israelíes que están allí.
El sionismo no se agotó con la creación del Estado de Israel, esa fue la primera etapa, pero tiene mucho por cumplir. El sionismo es una ideología viva. Ahora, cuando la garra de la seguridad no reprime otras ambiciones, no ahoga las voces y absorbe las energías, no basta como razón para posponer los proyectos a un futuro lejano. Ahora el énfasis, la atención colectiva, debe estar en la sociedad que se quiere. La fuerza de un Estado se forja por su naturaleza interna, por los valores morales que trata de materializar. Siguiendo al profeta Isaías [1:27] “Sion será redimida con juicio y con justicia quienes vuelvan a ella”.
The Maker, periódico suplemento del Haaretz, dedicado a los negocios y la economía, reconoció el nuevo ímpetu de los habitantes de Israel por su creciente interés en el futuro económico y social del país y por su deseo de participar activamente en la creación de ese futuro. Se propuso llevar el discurso publico de una preocupación cotidiana y acciones a corto plazo a un consenso de planes futuros, proyectando fines ambiciosos y la acción, el compromiso personal para hacerlos realidad. Crear una visión de Israel con una mejor vida para 2021 y más.
El jueves 8, al atardecer, ya estaban preparados las mesas redondas a lo largo y lo ancho de Israel simultáneamente, para que las personas de diferentes grupos se encontraran y pudieran compartir ideas y usar las oportunidades de hacer cambios concretos.
Las asistencias a Israel 2021 demostraron el deseo de las gentes de trabajar unidos en bien de un fin claramente definido. La primera tarea fue cambiar el debate público, expresar sus preocupaciones, sus ambiciones para el Israel de mañana. Los debates fueron dispuestos por una coalición de 40 socios con la intención de reunir tantos segmentos de la población como fuera posible y animar a los participantes a tratar las ardientes cuestiones del día, encontrar a quienes compartieran su visión y construir una plataforma para su creación.
Participaron más de 10,000 personas: hombres y mujeres, religiosos y no religiosos, judíos y árabes, jóvenes y menos jóvenes, citadinos y campesinos, todos con la insatisfacción por el orden presente y el deseo de actuar consecuentemente.
Organizaciones diferentes ayudaron llevar a cabo los planes: encontrar los locales adecuados, proveer mesas y sillas. Reclutar mediadores para los debates y promover la publicidad del evento en el Internet.
Así, por ejemplo, cuenta The Maker, en Yeruham, a las 6:30, el Centro Comunitario estaba lleno de público, una joven llevo el debate sobre los lideres jóvenes y cual podía ser el obstáculo principal para una vida mejor, decidieron que era la falta de cooperación y su conclusión: Formular objetivos comunes.
Esa noche la impotencia y la apatía desaparecieron. Las protestas del verano les dieron poder: ya sabían como organizarse si los precios en el súper estaban injustificados, por ejemplo.
En Umm al-Farhem, fue difícil encontrar el centro de reunión porque no todos los lugareños hablan hebreo. Hubo menos mujeres que hombres, pero se escucho la voz femenina La ciudad es ejemplo de la problemática de las comunidades árabes israelíes, Tienen muchos problemas, pero poco dinero, 40% de la población es de edad escolar, pero como estudian en árabe y no en hebreo, tienen dificultades para encontrar empleo. Para adelantar necesitan ayuda, apoyo y consejos de expertos.
En Talbeh se discutió la educación, los salones son pequeños, están abarrotados de estudiantes, los medios son inadecuados, no tienen guardias como en otras ciudades, los habitantes saben que el cambio es necesario, pero no están dispuestos a trabajar por el. Habrá que esperar a otra oportunidad.
En Beit Shemesh, su problema también es la educación, el responsable reunió los papeles que se produjeron y le servirán de guía en su trabajo, aprendió mucho sobre igualdad en la educación. Mas problemática es la llegada de grupos de ortodoxosos a la comunidad y los conflictos con los no religiosos, pero esa noche se sentaron juntos a hablar. ¡Alguien se quejó de que no podía hablar con los religiosos si ni siquiera lo reconocían como judío! Un rabino, S. Pappenheim, de los extremistas, dijo: Pero, debemos sentarnos juntos, no se porque no lo hemos hecho antes, puede cambiar como los grupos se miran entre si. Tenemos que aprender a vivir juntos.
Artículos Relacionados: