¿Por qué escribir sobre el bundismo?
Constantemente escucho a las personas estereotipar a los judíos; ubicándonos a todos dentro de una misma caja rígida y asfixiante en donde las diferencias no caben. Es por esto que empecé a estudiar a un movimiento ideológico y social que tuvo un gran impacto dentro de la forma en que muchos judíos construirían una nueva identidad judía en Europa y lucharían por la justicia social. Algunos de sus integrantes inclusive llegaron a México y participaron muy activamente en el proceso de construcción de las instituciones de la comunidad ashkenazí. El Bund, como movimiento innovador, da cuenta de la diversidad judía y nos ayuda a empezar a crear un mapa más extenso, en donde las categorías rígidas de lo que “es el ser judío” empiezan a fallar ante una realidad más compleja.
Contexto:
A finales del siglo XIX el judaísmo de Europa se vio influenciado por el espíritu de cambio. Los principales cambios consistían en la urbanización, la industrialización, la masificación de la educación y la politización de las diferencias económicas. Junto con estos cambios se estaba dando un movimiento de secularización lo cual dio por resultado la creación de nuevas ideologías que luchaban por la justicia social, la autonomía cultural y la liberación nacional[1].
Los judíos de Europa del Este no se quedaron al margen de estos movimientos, ellos adaptaron ideologías como el socialismo, el comunismo y el nacionalismo a su situación específica como judíos[2]. Es así que innovaron y crearon nuevos movimientos con la finalidad de resolver sus problemas.
En Alemania durante el siglo XVIII ya se había dado un proceso de secularización judía llamado Haskole pero con los cambios y propuestas de fines del siglo XIX este movimiento se fragmentó en posturas opuestas: la autonomía cultural de la diáspora vs el sionismo. Los movimientos de autonomía cultural de la diáspora veían al idish de una forma totalmente diferente[3]. El idish era visto ahora como un elemento importante que los constituía como nación, era también un puente serio hacia la modernización y un vehículo para expresar la creatividad judía. Der Yidisher Arbeter Bund in Rusland un Poyln fue uno de estos movimientos de autonomía cultural diaspórica que le dio al yiddish un papel muy importante.
El Bund
Gertrud Pickhan nos plantea que las reformas del zar Alejandro II y la consecuente modernización en el mercado económico fueron condiciones para que se creara el movimiento trabajador de judíos en el Imperio Ruso. Estas reformas habían llevado a la diferenciación social y de clase entre los propios judíos. En este proceso de formación de clases un nuevo movimiento laboral se empezó a crear. El centro de dicho movimiento fue Lituania, debido a que la participación de los judíos en la manufactura era mucho más elevada que en otras zonas.
Desde 1880 se habían organizado en esta región círculos de educación marxista para trabajadores en los cuales se reunían trabajadores judíos y judíos de la intelligentsia. Por ese entonces se denominaban trabajadores de la haskala. Vilna era vista como la Jersusalem de Lituania y como centro del Este de Europa de la haskala.
Para 1890 los judíos que trabajaban en industrias ya habían organizado huelgas que promovían la consolidación y la difusión de la conciencia de clase entre los trabajadores judíos. También se había creado el zhargonishe komitet, que se dedicaba a difundir literatura en idish entre los trabajadores, algunos de los miembros de este comité después formarían parte del Bund. Además, en Lituania los trabajadores judíos eran más seguros de si mismos lo cual estaba muy ligado a la reivindicación que se le estaba dando a su legua materna, el idish.[4] En este contexto efervescente y reivindicador fue creado el Bund.
En 1897 un grupo de 13 hombres y mujeres reunido en Lituania formó Der Yidisher Arbeter Bund (Bund). Estos jóvenes habían decidido crear una Liga para enfrentar desde una postura ideológica determinada (el socialismo) los problemas de los trabajadores judíos e inclusive llegar a una revolución social[5].
Después de constituida la Liga, ésta logró obtener un gran número de adeptos trabajadores judíos y se constituyeron como partido. Se vincularon con otras ligas, congresos y partidos. Llegaron a participar en el Russian Social Democratic Labor Party con su creación en 1898. Es importante destacar que los bundistas siempre buscaron mantenerse como una organización autónoma e inclusive consiguieron mantenerla al tiempo que participaban en sus congresos[6].
En Polonia, en el período de entreguerras, el partido llegó a tomar mucha fuerza. Su éxito se debió en parte a la situación tanto política como social que existía en dicho país. El Bund luchaba por los derechos de los trabajadores judíos, quiénes se veían afectados por el antisemitismo, la explotación y la ignorancia[7].
Para la década de 1920 el Bund creó en Polonia diversas instituciones o asociaciones que brindaban apoyo a los trabajadores al tiempo que lograban cohesión por medio del sentimiento de pertenencia al partido. Las principales eran: SKIF, Tsukunft, Morghenstern, Medem y la organización de mujeres[8]. También crearon comedores para trabajadores y escuelas para educar a los trabajadores.
Según Jack Jacobs el éxito del Bund se debió a que “its pheripheral organizations fostered values and ideas that differed sharply from those fanned by Catholic-dominated Polish institutions and by Polish Jewish religious authorities. Bundists in Poland succeeded to a notable degree in wooing children and youth and in fostering a distinctive counterculture”[9]. Es así como el Bund presentaba una nueva forma de ser judío y de ver al mundo. Se convirtió en un movimiento de contracultura que buscaba resolver los problemas de los judíos desde un enfoque diferente.
[1] Adina Cimet. Jewish Lublin. A cultural Monograph. Grodzka Gate. Marie Curie-Slodowska University Press. Lublin, Poland. 2009. p. 156. y Joshua A. Fishmann. “The Sociology of Yiddish: A Foreword”. Pp. 1-197. En Never say die. A thousand Years of Yiddish in Jewish Life and Letters. Mouton Publishers, The Hague- París- New York. 1981. 763p. p.12.
[2] Su situación era diferente a la de los otros habitantes de Europa debido a que los judíos sufrían de antisemitismo y discriminación.
[3] El movimiento de la Haskole o Enlightment veía al idish como una lengua corrompida y al hebreo como una lengua de altura y digna. Joshua A. Fishmann plantea que muchos maskilim de Europa del Este empezaron usando el idish como una herramienta popular pero terminaron viéndolo como un puente serio hacia la modernización y un vehículo para expresar la creatividad judía. Veáse Joshua A. Fishmann Op. Cit. p. 16.
[4] Gertrud Pickhan. “Yiddishkayt and class consciousness: the Bund and its minority concept” en East-Earupoean Jewish Affairs. Vol. 39, No2, August 2009, p. 249-263. p. 250.
[5] Abraham Brumberg. Anniversaries in Conflict: On the Centenary of the Jewish Socialista Labor Bund. Jewish Social Studies. No. 5.3 Junio 1999. p. 196-217. p. 197.
[6] Abraham Brumberg. Op. Cit. p. 198.
[7] Emmanuel Nowogrodski. The Jewish labor Bund in Poland 1915-1939. From its Emergence as an Independent Political Party until the Beginning of Worl War II. Traductor: Markus Nowogrodski. Shengold, EUA, 2001. 336p. p. 255-264.
[8] Jack Jacobs. Bundist counterculture in interwar Poland. New York, Syracuse University Press, YIVO Institute for Jewish Research, 2009. 185p.
[9] Ibídem. p. 101.
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