Suiza es un destino idóneo para despertar nuestros sentidos y experimentar el contacto con la naturaleza y sus maravillosos paisajes. Desde montañas nevadas en pleno verano, laderas, lagos, ríos, extensos campos verdes y flores, Suiza nos regala vistas panorámicas de ensueño para conservar los mejores recuerdos de este pequeño país europeo conocido mundialmente por sus relojes, sus chocolates y sus quesos.
La encantadora Suiza nos depara sorpresas interesantes en cualquier punto cardinal, no sólo contacto con la naturaleza sino con magníficas exhibiciones de arte y cultura y escenarios medievales encantadores. Por ello, Rail Europe, el mayor distribuidor global de productos ferroviarios europeos, nos sugiere cuatro rutas de tren; siete destinos para descubrir esta tierra que seduce a los viajeros de principio a fin.
Berna – Murten
Duración promedio del viaje: 55 minutos
Qué mejor punto de partida que Berna, la capital suiza, una pequeña ciudad llena de tradición y con un casco medieval que forma parte del Patrimonio de la Humanidad. El arte también se hace presente a través del Zentrum Paul Klee, el museo donde se exhibe la colección más grande de dibujos, pinturas y acuarelas de Klee con su particular estilo lleno de imágenes fantásticas, simbolismos y un extenso dominio de las composiciones cromáticas. Sus obras tienen influencia de los movimientos de arte moderno más relevantes como el impresionismo, el cubismo y el grafismo.
De un centro urbano, nos trasladamos en el tiempo para llegar a Murten, un pequeño pueblo a orillas del lago con murallas, torres medievales y 6 mil años de historia. Durante el verano, el lago de Murten está en su máximo esplendor con una temperatura muy agradable para nadar y hacer esquí acuático. Un paseo en bicicleta a orillas del lago también es muy recomendable y en el área norte del lago se puede apreciar un magnífica vista a los viñedos de Monte Vully.
Lausana – Friburgo
Duración promedio del viaje: 43 minutos
Lausana es sede del Comité Olímpico Internacional desde 1914 y por supuesto, sede también del Museo Olímpico que es un atractivo turístico perfecto para quien desea conocer la historia de las Olimpiadas, sus deportes y sus atletas más destacados. Un paseo en barco permite disfrutar de las vistas de los Alpes y a otros pueblos circundantes.
Otro escenario medieval nos espera en Friburgo, una ciudad con 15 puentes que simboliza su conexión con la cultura latina y la cultura germana y su carácter bilingüe, con los idiomas francés y alemán. La parte más moderna se encuentra en la parte más alta y rodeado de acantilados profundos y se puede descender a los barrios más antiguos en el funicular.
Desde la torre de 74 metros de la catedral de Friburgo se puede apreciar una vista panorámica espectacular.
Zurich – Stein am Rhein
Duración promedio del viaje: 1 hora, 10 minutos con un trasbordo en Winterthur o Schaffhausen.
Zurich es sinónimo de bancos, de boutiques de diseño y vida nocturna. Desde la capital financiera de Suiza, se puede apreciar una espectacular vista del lago y de los Alpes. A pesar de ser un centro urbano, durante el verano es posible tomar un baño en el río Limmat o en el lago Zurich, es una práctica muy común entre los locales y sin duda una experiencia muy interesante para el visitante. Los puntos más conocidos de esta pequeña gran ciudad son las iglesias de Fraumünster y Grossmünster.
Stein am Rhein (cuyo nombre significa Peña en el Rhin) es un pueblo encantador ubicado junto al lago Constanza. Tan sólo caminar por las calles del casco antiguo se convierte en toda una experiencia, apreciando las típicas fachadas suizas con flores en las ventanas y entramados de madera. Destacan particularmente las fachadas decoradas con frescos, un aspecto que te hace transportarte en el tiempo. El Convento de San Jorge es uno de los mejores conservados de la Edad Media y es la edificación insignia ya que su establecimiento marca el desarrollo del pueblo.
Zurich – Maienfeld
Duración promedio del viaje: 1 hora, 6 minutos
¿Recuerdas la historia de la pequeña Heidi que vivía con su abuelo entre montañas, prados y cabras? Bueno, pues Maienfeld es el lugar que inspiró a la escritora suiza Johanna Spyri a desarrollar las historias de este clásico de la literatura infantil que se publicó por primera vez en 1880. Hoy día, es posible experimentar ese entorno del siglo XIX en donde creció Heidi con una ruta a la montaña para llegar a la cabaña de Heidi que ha sido decorada con muebles y utensilios que se usaban en aquella época. Un recorrido para tomarlo con calma, disfrutar del pueblo y sus hermosos paisajes.
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