Agradecida. También ahora. Agradecida

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Estos no son tiempos fáciles. Todos lo sabemos. El Coronavirus ha alterado el curso normal de la vida, obligándonos al distanciamiento social-lo más difícil de la situación actual- e incidiendo por lo tanto no sólo en la dinámica diaria del entorno más cercano, sino en el trabajo y el desarrollo económico, un desafío nada sencillo.

No estoy diciendo con esto ninguna novedad.

Pero también ahora, en medio de esta difícil situación, con la esperanza de contar con buena salud, tenemos lo que agradecer.


Sin minimizar ni por un momento los problemas creados, y por supuesto el riesgo a la salud por el que debemos cuidarnos y cuidar a los nuestros, sugiero que seamos agradecidos por lo que tenemos. Que no perdamos proporciones.

Agradezcamos por estar vivos y con salud.

Por tener un techo y comida para alimentarnos.

Por no estar desamparados.

Por tener a nuestros seres queridos, hoy físicamente lejos, pero siempre con nosotros.

Por poder despertarnos y ver que seguimos respirando. Y que estamos enteros.

Por tener a quién extrañar en estos difíciles tiempos de Corona.

Por poder comunicarnos y no estar realmente desconectados.

Por poder disfrutar, sea por zoom u otras plataformas, de familiares y amigos, aunque sería mejor poder abrazarlos.

Y como decía un hombre que se filmó a sí mismo en el balcón en un punto de Israel compartiendo por las redes precisamente este lindo sentimiento de agradecimiento, hasta por la matzá con chocolate que disfruta en esta semana de Pesaj.

Estoy sentada junto a la mesa del comedor de mi casa. A mi lado, un florero con el hermoso ramo de flores que nuestros hijos nos mandaron al comenzar Pesaj. Parece mágico. Al principio las flores eran de un rosa fuerte, estaban cerradas como pelotitas esperando abrirse. Se abrieron unos pocos días después, majestuosas…, y ahora son blancas. No dejo de admirarme.

Hace unos minutos, llamó por whatsapp video nuestro hijo mayor Gadi. En su cuadrito de la pantalla, apareció nuestro nietito Avishai aprovechando el calor de Givataim, jugando en el agua de la piscina de plástico llena de pelotitas de colores, que sus tíos Sarita y Ariel y sus primos Maia, Taly e Ilan, le mandaron para su reciente cumpleaños. Claro que Gadi incorporó a la llamada también a Sarita, feliz de disfrutar viendo el fruto de su regalo, la alegría de Avishai. Stella, nuestra nuera, le hacía mientras tanto a Avishai burbujitas de jabón en el aire.

Y agradezco.

En la heladera, tengo un tarro de sopa que mi hermano Ariel y mi cuñada Claudia prepararon y compartieron con nosotros. Es rica la sopa y más delicioso aún el pensamiento.

Y agradezco.

Hace un rato, mi esposo Dani conversaba con Gadi, contándole de una delicia que preparó anoche, para la cena del jag. Son los dos chefs de la familia. Y anoche, conversábamos con Mijali, nuestra hija del medio, a quien veíamos sonreír en la pantalla, a pesar de la nostalgia. Y arriba, duerme aún Alon, nuestro hijo menor, cuya presencia en casa estos días nos llena el alma.

Y están todos sanos.

Y agradezco.

Y mi celular se llenó en los últimos días de decenas de mensajes en el grupo Generación 78 de la Escuela Integral, esos amigos del alma que son parte de mi vida aunque nos veamos esporádicamente, este grupo impresionante en el que conversamos y compartimos de todo, del que me perdí los últimos debates por falta de tiempo, pero sé que están ahí esperándome para ponerme al día apenas pueda interrumpir la escritura.

Y agradezco.

Y por todos los amigos queridos a los que sé que volveré a ver cuando esto termine.

Y por las cenas de Shabat que volveremos a compartir en el amplio marco familiar, apenas se pueda.

Y recuerdo el zoom en la víspera de Pesaj, uniendo mundos en hebreo y español, entre Jerusalem, Ora, Modiin, Tel Aviv, Ramat Gan, Naharia, Gaaton y Montevideo, para estar juntos aunque sea un rato, a pesar de la distancia.

Y tenemos mucho que agradecer, ante todo si estamos vivos y relativamente bien, y si nuestros seres queridos gozan de salud.

Modá aní, agradezco.

Jag Sameaj a todos.

Acerca de Ana Jerozolimski / Semanario Hebreo JAI

Periodista, con sede en Jerusalem que cubre a Israel y los palestinos. Dedicada a los asuntos de Medio Oriente y cobertura especial de uruguay.

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