La fiesta más alegre del cristianismo se celebró en todo el mundo con fieles sentados muy separados en bancos y cantando coros de «Aleluya» cubriéndose la cara en un segundo Domingo de Pascua condicionado por las precauciones pandémicas.
En Jerusalem, el servicio de Pascua en la Iglesia del Santo Sepulcro fue celebrado por el Patriarca Latino Pierbattista, el clérigo católico romano de mayor rango en Tierra Santa.
El sitio en la Ciudad Vieja de Jerusalem es donde muchos cristianos creen que Jesús fue crucificado, enterrado y resucitó de entre los muertos.
Israel ha lanzado una de las campañas de vacunación más exitosas del mundo, permitiendo al país reabrir restaurantes, hoteles y lugares religiosos.
Pero las restricciones de transporte aéreo y las regulaciones de cuarentena impidieron que los peregrinos extranjeros acudieran en masa a los lugares religiosos durante la Semana Santa, que culmina con las celebraciones de Pascua.
En un hospital en la región de Lombardía de Italia, donde la pandemia estalló por primera vez en Occidente en febrero de 2020, un hospital entregó un pastel de Pascua tradicional en forma de paloma que simboliza la paz a cada persona que hizo fila para recibir la vacuna COVID-19. Muchos de los que vinieron tenían más de 80 años y estaban acompañados de hijos adultos.
Dentro de la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco roció incienso cerca de un ícono de Jesús y dijo: «Que la alegría de la Pascua se extienda a todo el mundo».
Los aproximadamente 200 fieles a los que se permitió asistir parecían perdidos en la cavernosa catedral. Normalmente, miles asistían al servicio popular y una multitud se reunía afuera en la Plaza de San Pedro, y más de 100,000 a veces se reunían para recibir la bendición especial de Pascua del Papa después de la Misa.
Pero este año, como el año pasado, las multitudes tienen prohibido reunirse en Italia y en el Vaticano. Así que Francisco programó su discurso de Pascua del mediodía sobre los asuntos mundiales para que se pronunciara desde el interior de la basílica.
Con la intención de reducir semanas de infecciones, el gobierno italiano ordenó a las personas que se quedaran en casa durante el fin de semana de tres días, excepto para hacer recados esenciales como comprar alimentos o hacer ejercicio.
El primer ministro italiano Mario Draghi otorgó una concesión, permitiendo una visita a familiares o amigos por día en las regiones de origen de los residentes durante el fin de semana largo, que incluye el feriado nacional de la Pequeña Pascua el lunes.
En Corea del Sur, la Iglesia del Evangelio Completo de Yoido, la iglesia protestante más grande del país, permitió que solo unos 2.000 miembros de la iglesia asistieran al servicio de Pascua, o aproximadamente el 17% de la capacidad del edificio principal de la iglesia.
Los miembros de la iglesia enmascarados cantaron himnos, aplaudieron y oraron mientras el servicio se transmitía en línea y por canales de televisión cristianos.
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