Hoy fui a la óptica para checar mis lentes cuyo aumento de lejos sigue siendo el mismo desde hace más de 30 años, para sorpresa mía, por lo cual puedo seguir utilizando mis viejos lentes.
La vista de cerca necesita un apoyo de unos lentes extras, pero solo con un pequeño aumento, reconozco que me sorprendí, además del bajo costo de los vidrios porque llevaba un armazón.
Un amigo mío decía: “prepárate paral o peor, si algo bueno sale que bueno”, crecí bajo este esquema todavía conservo algo, si embargo he aprendido a gozar lo bueno.
Cuando estoy enfrentando algún problema como los económicos porque gozo de buena salud en general, he encontrando soluciones a mediano plazo excepto uno que tengo que resolver a la brevedad, veo cómo se van solucionando dándome la oportunidad de avocarme a otros cuya posible solución ya ésta planeada, excepto los imprevistos.
Me quito ese peso de encima, esa piedra sobre la espalda, alzo la cara, miro de frente y camino con al espalda lo más recta posible.
El simple hecho de despertar, abrir los ojos, pararnos, degustar un desayuno sin importar cuál sea, gozar de un baño con agua a nuestro gusto, cambiarnos la ropa y disfrutar un paseo donde nos acompaña la naturaleza, un regalo gratuito, acompañada de un perrito, cuyos buenos días es darnos de besos, es un regalo cuyo valor no puede medirse en dinero, pero sí en alegrarnos un día.
En la vida enfrentamos muchos momentos, en teatro se dice que lo que ocurre está ahí, después se va el momento efímero, solo dura mientras está ahí, si nos pusiéramos a analizar por cuántas situaciones pasamos afectando nuestro estado de ánimo, nos sorprenderíamos, desde el hecho de respirar y estar vivos, de gozar cada momento como el último de nuestra vida.
Comentaba con unos terapeutas de yoga de la risa, cuyo objetivo es el hacer reír o el simple hecho, reconocer que mucha gente es incapaz de sonreír, ni hablar de reír, no culpo a la gente cuando no puede por ser el resultado de una situación donde ha habido guerras, pérdidas de seres queridos, o de salud o de cuestiones financieras, o simplemente por ser así la persona.
Tengo miedo de la gente que sonríe siempre, las experiencias me han enseñado a desconfiar, no me gustan las máscaras, prefiero un comentario hecho con buena intención, sin embargo no desprecio esos buenos momentos sin importar de dónde vengan, por darme fuerzas para seguir aún cuando siento cómo me derrumbo.
En la vida no todo puede ser bueno o malo, todo el tiempo por qué no darnos la oportunidad de demostrar cómo nos sentimos dando cabida tanto a la alegría, al optimismo, a la fe como a nuestras preocupaciones y malos momentos, si nos quieren aceptar nos entenderán, cuidando nuestra actitud, dependiendo del lugar.
Artículos Relacionados: