Por una parte, en Rosh Hashaná debemos estar nerviosos y temerosos, ya que es el día del juicio y los libros de la vida y la muerte están abiertos. Y por otra parte, debemos alegrarnos con comidas y bebidas. ¿Cómo está esto que debemos revolver emociones?
Cuando llega el día de Rosh Hashaná y la persona está esperando su juicio frente a Hashem, ¿qué debe hacer la persona? ¡Escaparse! ¿A dónde? Hacia Hashem.
De tanto amor y cariño que se le tiene a Hashem, la persona sabe que está a salvo con Hashem y por eso debe estar contento.
Si la persona no estaría temerosa del día del juicio, entonces no escaparía; y si no escaparía, no tendría en quién confiar y no abría nadie que lo salve.
Sale de esto, que el miedo y la alegría deben llegar juntos en este día; ya que si no hay temor, se pierde la causa para estar contento.
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