El reconocimiento de las raíces judías

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La Conferencia de rabinos europeos sostiene, en un tono educado, que España no sólo debería conceder la nacionalidad a  todos los sefardíes y sus descendientes que así lo soliciten, sino que además debería pedir perdón, un perdón colectivo por los desastres provocados por la Inquisición primero y por la Expulsión de 1492 después. Dudo mucho que un pueblo tan orgulloso como el español se avenga a semejante gesto, después de todo la voluntad  de reepañolizar a los descendientes de judíos ibéricos, por meritoria  que sea, es una  decisión política tomada en las altas esferas del poder. Quién sabe si en una consulta popular hubiese ganado tal opción,  pues aún mucho antisemita declarado en España  así como también muchos que son de origen judío y lo ignoran, adoptando, igual que Torquemada en su momento, un desprecio por el tema.  A mi entender es mucho más importante que todos los anusim o forzados, en su momento, a la conversión, salgan a la luz, tras lo cual puede darse una actitud más positiva con respecto a los judíos y el judaísmo. No importa si desde ese lamentable hecho han pasado siglos: la impronta, el sello del carácter hebreo sigue allí.

¿Y en qué consistiría ese sello? Ante todo en el interés por el saber y en la laboriosidad, en un sentido solidario de la existencia y en el gusto por la lectura y, cómo no, en  el talento para las ciencias y las artes del pensamiento. Cuando en la Edad Media casi toda la población era analfabeta, los judíos sabían leer y escribir, y cuando aún estaba en pañales algo tan obvio en nuestros días como la higiene, los judíos se lavaban las manos antes de cada comida. La pérdida y dispersión de la judería española no sólo fue un gran error histórico, sino que Iberia  vio evaporarse  gran parte de su materia gris. Produjo, sí, conquistadores y exploradores, pero también  sádicos y malvados de toda laya. España expolió América y difundió por todo el orbe la leyenda negra de su destino. Lo que obtuvo con el descubrimiento fue oro, plata y materias primas, pero no avanzó en los campos del saber y el desarrollo, no mejoró, en casa, la vida de sus pobladores. Por el contrario, la aparición de América fue en cierto modo una sangría para la península.

Incluso si sólo unos pocos descendientes de judíos se reconocen como tales, si su amor por el pasado es genuino y el deseo de saber más aumenta entre ellos, el efecto para los cristianos-bajo la tutela ejemplar este Papa, que reconoce en su fe la huella judía, valiosa e innegable-sería positivo, ya que les abriría las esclusas al manantial que Israel transporta desde hace siglos en su deambular y que, en definitiva, es el que ha permitido su renacimiento. El inagotable manantial del saber y el deseo constante de mejorar. A mi juicio eso no pasará más fácilmente con los nuevos españoles de vieja cepa sefaradita; la oferta puede parecer seductora pero es algo externo que no concierne a la realidad profunda, no, al menos, a corto plazo. En cambio si cientos, tal vez miles de españoles pueden expresar con libertad, alegría y entusiasmo su origen judío, eso destapará incontables energías positivas, tal vez las mismas que tenían esos pobres desgraciados que en el siglo XV tuvieron que dejarlo todo tras, por lo menos, mil años de vida en España. No será necesario, como tantos en su momento, acudir al circuncidador , ni comer alimentos permitidos y rechazar los que llevan años ingiriéndose. Bastaría con que una corriente de simpatía, de amor incluso por lo judío, brotase en el corazón de las gentes para que España saliera de eso beneficiada, pues como dice el Génesis que oyó Abraham:  por su existencia fueron benditas las familias de la tierra.


Acerca de Mario Satz

Poeta, narrador, ensayista y traductor, nació en Coronel Pringles, Buenos Aires, en el seno de una familia de origen hebreo. En 1970 se trasladó a Jerusalén para estudiar Cábala y en 1978 se estableció en Barcelona, donde se licenció en Filología Hispánica. Hoy combina la realización de seminarios sobre Cábala con su profesión de escritor.Incansable viajero, ha recorrido Estados Unidos, buena parte de Sudamérica, Europa e Israel.Publicó su primer libro de poemas, Los cuatro elementos, en la década de los sesenta, obra a la que siguieron Las frutas (1970), Los peces, los pájaros, las flores (1975), Canon de polen (1976) y Sámaras (1981).En 1976 inició la publicación de Planetarium, serie de novelas que por el momento consta de cinco volúmenes: Sol, Luna, Tierra, Marte y Mercurio, intento de obra cosmológica que, a la manera de La divina comedia, capture el espíritu de nuestra época en un vasto friso poético.Sus ensayos más conocidos son El arte de la naturaleza, Umbría lumbre y El ábaco de las especies. Su último libro, Azahar, es una novela-ensayo acerca de la Granada del siglo XIV.Escritor especializado en temas de medio ambiente, ecología y antropología cultural, ofrece artículos en español para revistas y periódicos en España, Sudamérica y América del Norte.Colaborador de DiarioJudio, Integral, Cuerpomente, Más allá y El faro de Vigo, busca ampliar su red de trabajos profesionales. Autor de una veintena de libros e interesado en kábala y religiones comparadas.

2 comentarios en «El reconocimiento de las raíces judías»
  1. DEBEN PEDIR PERDÓN POR ARRANCAR EL JUDAÍSMO EN LA CONVERSIÓN A CRISTO.MI ABUELO JUAN NORIEGA, HIJO DE FRANCISCA DE LA PAZ (JUDÍOS MARRANOS) LOS VIERNES REUNÍAN EN EL CAMPO EN RUEDA PARA QUE SUS HIJOS ESCUCHARAN LOS RELATOS,DEBÍA ESTAR LA CASA LIMPIA Y LA ROPA TAMBIÉN(1900)A SUS DESCENDIENTES QUE VAGAMOS POR DISTINTAS RELIGIONES NOS ENCONTRAMOS A VECES VACÍOS Y SÓLO NOS ACEPTAN SI SOMOS DE VIENTRE JUDÍO. DESDE1998 LUEGO DE UN VIAJE A ISRAEL, NUNCA MÁS QUISE ESTAR EN OTRAS RELIGIONES, ESTAMOS PASANDO LA SEGUNDA INQUISICIÓN. LUEGO CONOCÍ A MI MARIDO DAVID MARAVANKIN (JUDÍO) Y CANTÉ OCHO AÑOS EN LA SINAGOGA. VAYA SI HICIERON MAL LOS ESPAÑOLES CON MIS ANCESTROS Y CON LOS NATIVOS DE AMÉRICA.QUIÉN NOS DEVUELVE LA IDENTIDAD COMO YO TAL VEZ MUCHAS PERSONAS SIENTEN LO MISMO. SHALOM

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