Hablar sobre Manuel Levinsky, aquel niño de 9 años que llegó a México procedente de Grayevo, Polonia el 27 de marzo de 1933, es hablar de toda una institución en nuestra Comunidad, que desde su juventud se distinguió como un hombre íntegro que dedicó su vida a la causa Sionista, en la que se inició como instructor de jóvenes en el Hashomer Hatzair, y fue escalando peldaños hasta llegar a presidir la Organización Sionista Juvenil y más adelante la Segunda Generación del Comité Cultural del Keren Hayesod, posteriormente fue Presidente del Keren Kayemet Leisrael y de la Organización Sionista General Unida de México, así como de le Federación Sionista.
El multifacético Manuel también se distinguió como un excelente deportista, especialmente en el Fútbol y el Frontón a Mano, también se destacó como un talentoso artista del teatro yidish e inclusive como cantante de tangos, y en la última etapa de su vida mostró sus aptitudes como pintor, sin embargo su faceta más relevante fue la de escritor y periodista, sus artículos llegaron a aparecer en la prensa comunitaria, nacional y en el extranjero. Cada semana publicaba sus artículos sobre el Medio Oriente en el periódico del Centro Deportivo Israelita y mes a mes nos ilustraba con personajes destacados, tanto en las ciencias, la política, el arte, la literatura y los deportes, que muchas veces ignorábamos que eran judíos y que aparecían en la Revista “FORO”, su Director Jacobo Contente comentaba que los artículos de Manuel siempre estaban impecables y nunca había necesidad de corregirlos.
Manuel Levinsky fue el fundador y Presidente Honorario y Vitalicio de la Asociación de Periodistas y Escritores Israelitas de México (APEIM), además poco antes de su deceso lo habían distinguido como Presidente Honorario y Vitalicio, del Keren Kayemet Leisrael, y justamente un mes antes de su fallecimiento, había sido nombrado Presidente de la Academia del Instituto Mexicano de Ciencias y Humanidades, además su nombre fue perpetuado en la Sala de Arte y Cultura del Centro Social de la Comunidad Judía de Puebla.
Manuel, el amoroso esposo, padre, abuelo y bisabuelo, el gran maestro y amigo, fue un extraordinario ejemplo para nuestra Comunidad, en la que seguirá vivo por su excelsa labor y en cada uno de los que tuvimos el enorme privilegio de conocerlo.