La historia de las ideas es la crónica del conocimiento que mueve al mundo. La historia no sólo investiga los hechos humanos, sino los interpreta. Antes los mitos daban respuestas, parciales, justificadas y muchas veces pre construidas, hoy tratamos de sacudirlas con el método científico y otros recursos nacidos de él, como la crítica filológica o literaria.
Siempre buscamos razones, hechos comprobables, historicismo duro, no leyendas.
Pero el ser humano se aferra a verdades ocultas, misterios, secretos y sensaciones; aquellos fantasmas de la mente que no nos abandonan. ¿Necesitamos la árida y desencantada verdad o guardamos algo en el armario? Todo indica que no sólo es bueno sino necesario, incluso sano ¡Nos encantan los secretos! La última frontera del misterio siempre se renueva en cada generación, donde habita el asombro, que después de saciar nuestras necesidades básicas, es un impulso vital, la sal y la pimienta de la vida. La búsqueda, donde transita lo absoluto.
El ser humano, también se aferra a ideas utópicas, creíbles y no creíbles.
Al fin y al cabo somo seres humanos, podemos ser o sentirnos el fin último, después del Dios que creamos.