Para salir ilesos de la vorágine vial Sandro Cohen proponía que el ciclista debía dominar el cuerpo, la cabeza y el corazón, y armonizar con ese complejo organismo que es la ciudad. El que pedalea casi siempre es feliz, pero conseguir ese equilibrio es como la primera pedaleada de la infancia, una cuestión de libertad y valentía, para que eso suceda necesitamos a un otro que nos equilibre hasta soltarnos, señaló Lucila Navarrete.
En la conferencia Literatura y ciclismo, en homenaje a Sandro Cohen, durante la Fiesta del Libro y la Rosa, acompañada de Georgina Hidalgo y Benjamín Mayer, contó que pocos días después de que Sandro falleció víctima de Covid-19 en el fatídico año 2020, David Huerta escribió en el suplemento cultural Confabulario: “Repartió su vida y sus afanes entre las clases universitarias, los libros que escribía, los que editaba y la familia. Tuvo además dos pasiones: la música –tocaba el piano con destreza– y la bicicleta, dos invenciones humanas que nada tienen que ver con la vocación destructiva ni con las ganancias fáciles. Para Cohen eran los instrumentos de una íntima felicidad”.
Navarrete agregó: “Me gustan estas palabras de David Huerta porque nos aproximan a alguien apasionado, aquel que supo ver con asombrosa luz de poeta lo que casi siempre pasa inadvertido”.
Para él, precisó, “escribir, correr, editar, dar clase, pedalear, eran distintas manifestaciones de un humanismo. Con la bicicleta conquistamos las calles de la ciudad”.
Por su parte, Georgina Hidalgo afirmó que Sandro Cohen escribió un libro, Zen del ciclista urbano, “su filosofía personal para fluir en la ciudad y no ir como los cochistas malhumorados, queriéndose matar entre sí. Nos urge tener más cronistas urbanos que se enfoquen en el tema de la bici. Estamos en medio de un incremento de muertes viales, cada día mueren en Ciudad de México 44 personas por accidentes viales, principalmente peatones y ciclistas. La ciudad fue pensada originalmente para el automóvil”.
Añadió: “Acabamos de lograr la aprobación de la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, nos costó seis años de cabildeo y aún así al último el lobby cochista quiso impedirlo; sin embargo, somos fuertes, somos muchos, somos más”.
En tanto, Benjamín Mayer dijo que los libros de Cohen, Zen del ciclista urbano y Redacción sin dolor, “son parecidísimos, palabras y pedales comparten para él la metáfora del viaje”.
Consideró que “los cicloestudios no son simplemente un campo para pensar la bicicleta de manera literal, sino también metafóricamente, como ese umbral entre lo ambiental, lo social, lo político, lo cultural, lo subjetivo, que sería una de las claves para pensar nuestra relación con la tecnología hoy en día. Sabemos que la tecnología está tan absolutamente excedida de recursos que puede destruir este planeta varias veces”.
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