Estados Unidos informó el lunes a Israel de que había decidido investigar el asesinato de Shireen Abu Akleh, la reportera de Al Jazeera que murió por disparos durante una operación del ejército israelí en el campo de refugiados de Jenín, en Cisjordania, en mayo de este año.
Los informes iniciales indicaba que la Oficina Federal de Investigación estadounidense llevaría a cabo la investigación.
Abu Akleh trabajó para Al Jazeera durante 25 años antes de ser asesinada mientras cubría una incursión militar israelí llevada a cabo en el marco de la operación «Romper la ola», el 10 de mayo de 2022.
En primera instancia Israel afirmó que la periodista había quedado atrapada en el fuego cruzado y que los palestinos le habían disparado. Después, en septiembre, el ejército israelí hizo público un informe en el que se concluía que Abu Akleh fue probablemente alcanzada por sus fuerzas, aunque por error.
Pero su familia, así como gran parte de la comunidad palestina, sigue culpando a las fuerzas israelíes de haberla atacado y matado deliberadamente.
«Las pruebas son abrumadoras. Pasaron más de cuatro meses desde que Shireen fue asesinada. Nuestra familia no debería tener que esperar ni un día más para que se haga justicia», expresó la familia de Abu Akleh en un comunicado en septiembre como parte de una denuncia presentada ante la Corte Penal Internacional (CPI).
Además, la familia de la histórica periodista de Al Jazeera agregó que era evidente que »los criminales de guerra israelíes no pueden investigar sus propios crímenes. Todavía tienen la obligación de investigar y tomar medidas significativas por uno de sus propios ciudadanos. Pero cuando un Estado individual no protege a sus propios ciudadanos, es responsabilidad de la comunidad internacional protegerlos en su lugar».
Aunque el ejército israelí llevó a cabo su propia investigación y reconoció que la bala en cuestión fue probablemente disparada por un soldado israelí, Israel niega las acusaciones de que la periodista fuera un objetivo deliberado.
La familia, por su parte, criticó la investigación interna del ejército, asegurando que «trató de ocultar la verdad y evitar asumir la responsabilidad».
Las pruebas que la familia de Abu Akleh adjuntó a la denuncia ante la CPI fueron publicadas por Al-Haq, grupo de derechos palestinos incluido en la lista negra del ejército israelí por sus presuntos vínculos con el grupo terrorista FPLP, así como por la empresa de investigación londinense Forensic Architecture.
El informe combina análisis espaciales y de audio, imágenes de drones, videos geo etiquetados y otros nunca vistos filmados por un reportero en el lugar de los hechos.
La palabra de Benny Gantz.
El ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz, señaló que »la decisión de la Oficina Federal de Investigación estadounidense de investigar la desafortunada muerte de Shireen Abu Akleh es un grave error».
»Las Fuerzas de Defensa de Israel llevaron a cabo una investigación independiente y profesional, que fue presentada a los estadounidenses, quienes compartieron los detalles», añadió Gantz.
Finalmente, el ministro israelí aclaró que Israel no »cooperará con ninguna investigación externa y que no permitirá la interferencia en los asuntos internos de Israel».
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