Con varias ceremonias realizadas el lunes 9 de noviembre, Berlín recordó el 71 aniversario de la tristemente célebre “Noche de los cristales rotos”, en la que 91 judíos alemanes fueron asesinados, más de 200 sinagogas destruidas y miles de negocios judíos destrozados durante fuertes disturbios fomentados por el gobierno nazi.
Durante uno de los actos, celebrado en un edificio comunitario judío, se rindió homenaje a Ana Frank, cuyo diario inspiró a miles de personas y quien habría cumplido 80 años si no hubiese muerto durante el Holocausto nazi.
Paralelamente, en la estación de trenes Grunewald de la ciudad, desde donde muchos judíos de Berlín fueron deportados a campos de concentración y exterminio nazis, se encendieron velas en recuerdo a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial.
Por último en el marco de las celebraciones de la caída del muro de Berlín, el dirigente de la Conferencia de Obispos Católicos Alemanes, arzobispo Robert Zollitsch señaló que “el recuerdo de los terribles acontecimientos del nueve de noviembre de 1938, al igual que los del nueve de noviembre de 1989 nos enseñan de forma inequívoca que los muros -sean reales o en la mente de la gente- no resuelven problemas”.
Durante el Kristallnacht -llamado así debido a la enorme cantidad de ventanas rotas esa noche- la policía y los bomberos de la ciudad permitieron los ataques a sinagogas, tiendas, centros comunitarios, hospitales y escuelas judías, marcando así la intensidad de la política nazi antisemita que acabaría a largo plazo con el asesinato de seis millones de judíos durante el Holocausto.
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