Internacionales
Estamos llegando al final del tercer mes del 2024 y la situación global no está dando para ser tan optimistas. Esto se da entre los hechos de violencia verbal, física y psicológica que la sociedad global enfrenta de momento, desde el mundo político hasta el mundo deportivo, desde el hecho hasta la narrativa, desde la experiencia de la propia circunstancia hasta la opinión de nulo o sesgado criterio acerca de la misma. Por ello, estimado y estimada lectora de este tan querido Diario Judío es preciso detenernos y saber dónde nos encontramos para posteriormente tener la libertad de nuevo en generar un criterio o acción de por medio acerca del otro o la otras, y nos vamos por tres situaciones muy particulares pero también muy controvertidas:
Vinicius y la última gota del racismo deportivo:
No es casualidad que en el tercer mes del año saltaron las alarmas por numerosos, lamentables y muy evidentes episodios de racismo que no han parado en el fútbol español, y dirigidos en particular a uno de sus mejores jugadores en la liga. El talentoso jugador merengue (aunque un servidor le vaya al Barcelona, pero hay que reconocer), Vinicius ha seguido recibiendo en la cancha una serie de agresiones que no únicamente se basaron en la hostilidad por ser de un equipo contrario, sino que aludieron a su color de piel, algo que no tendría porque ser debatido (y si lo cree así, mejor le recomiendo busque un terapeuta psicológico antes de seguir leyendo la columna). Y volviendo al tema de la nula casualidad es debido a que no es la primera vez que en el fútbol español se observan estos repudiables y denunciables episodios. No es Serbia, es España, no es un país donde el estado y la sociedad no tengan mecanismos donde puedan denunciar, prohibir, prevenir y eliminar estas acciones. El llanto de Vinicius no se hizo esperar, pero es un llanto que seguramente Samuel Eto´o lo vivió en el 2006 en Zaragoza, y que desde ahí lo vemos todavía como “parte de lo que pasa y toleramos en el fútbol”. Es el 2024 y el pseudo aficionado sigue teniendo acceso al estadio, es el 2024 y el tema se convierte en un debate que no debería ser debate, simple y sencillamente no puede existir la tolerancia con el intolerante, pero – ¿todavía le vamos a dar más prioridad a gritar por un gol que gritar por la dignidad del otro?-.
Israelíes y Palestinos
La guerra en Gaza y en el sur de Israel no ha frenado, y este es un tema que ha posicionado en su mayoría de personas hacia un lado y hacia otro sin mínima empatía por la mayoría de quienes la están verdaderamente pagando. Por un lado los civiles israelíes que tienen que soportar, aún a fecha de la publicación de esta columna, misiles por parte de Hamás, como también por el otro de aquellos civiles palestinos que tuvieron que desplazarse hasta Rafah viviendo en condiciones precarias sujetos a la contraofensiva desmedida emprendida por el Primer Ministro Netanyahu y por la negativa al retorno de secuestrados desde hace seis meses por parte de los líderes de Hamás. La decisión del gobierno liderado por Netanyahu de entrar en Rafah está generando un reloj de arena para todos los que sin tener vínculo alguno con la organización terrorista ven su muy corta o larga vida en sus últimos momentos. Sirve mi experiencia directa de un conocido gazatí, colaborador de una iniciativa de paz entre israelíes y palestinos (que por motivos de seguridad omitiré su nombre) que en en esta última semana de marzo compartía en sus redes sociales la venta de alguno de sus órganos para sacar a su familia (sin relación con el terrorismo) del enclave palestino. En este cierre de mes también vemos que diversos países han optado por votar a favor de un cese al fuego y de un reconocimiento al Estado de Palestina, y es que estar a favor de una o ambas posiciones políticas y diplomáticas en otro contexto fuera más sencillo; sin embargo, el cese al fuego para aquellos que votan a favor de él, sin condiciones para el lado de Hamás, omiten que se repetirá el ciclo de todas las escaladas de violencia en el pasado, dejando en total vulnerabilidad a quienes ya vivieron una pesadilla el siete de octubre y por consecuencia otra pesadilla más en suelo gazatí en contraofensiva; y en cuanto a la decisión del reconocimiento, simplemente es dar la plena victoria a Hamás. Es decir, el grupo terrorista optó por la agresión, su población gazatí fue quienes más la pagaron, pero quedará como una victoria su presión violenta en el reconocimiento de su legitimidad como el grupo que orilló a la comunidad internacional al reconocimiento que no había logrado ni su contraparte de Al Fatah en Ramallah. Con ello, nos damos cuenta que en principio nos olvidamos de los civiles de ambos lados, que no miramos el pasado, y estamos echando a perder aún más el futuro de la región y de los que quieren hacer la diferencia en tantas iniciativas que nuevamente buscan volver al diálogo sin apoyo de sus autoridades ni de la propia comunidad internacional. Dicho sea de paso, el antisemitismo no parará como una de las peores consecuencias de ello, tristemente se verá incrementado y con manifestaciones en latitudes donde no se había experimentado en nuevas generaciones que en similitud con las viejas generaciones obtienen desde su “black mirror” (pero más pequeño) la “información completa” en un relato de menos de treinta segundos, asegurando que su fuente es confiable e integral, desconociendo al otro.
Javier Milei y su supuesta libertad
El 2024 es toda una oda a la ironía de la palabra libertad gracias a Javier Milei, el tan polémico presidente de Argentina. Un país que sin duda alguna necesitaba un alto a su declive económico, sin poner en riesgo su propia alma y libertad en tal apuesta digna de escena de casino por parte de un jugador sin detenimiento ni discernimiento – ¿en verdad era necesario? -. El concepto de “libertarian” de Milei está tan distorsionado que irónicamente llega al mismo nivel del concepto distorsionado de “libertador” de su némesis venezolano, Nicolás Maduro. Milei como “libertarian” propone un modelo económico más impulsado por el libre mercado, con reformas que traen recortes y que nos recuerdan a más de algún país que necesitó hacer la misma apuesta posterior a la crisis del 2008. Sin embargo, aquellos países a diferencia de Argentina no vincularon en su momento el tema económico con derechos (humanos) tan importantes como lo son: la educación, la salud y la libre manifestación. Milei nos ha dejado muy claro que la educación tiene precio, la salud pública, y en particular de la mujer, le genera un gasto innecesario y un repudio de conservadora “línea moral”, y el derecho a la protesta, lamentablemente un desconocimiento, coacción e impunidad que recuerda a los años de la dictadura en el siglo XX, y que su gobierno propiamente ha expresado su duda, falta de condena y vinculación con antiguos participes, en un claro desconocimiento de la memoria por el otro y la otra que aún hoy se le recuerda por nunca volver a casa.
#ThereMustBeAnotherWay
Gracias por su atención y espero su respetuosa opinión en el espacio de Diario Judío o en las redes sociales de un servidor: @PabloQZepeda
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