En esta ocasión quisiera compartir algunos temas que considero interesantes e importantes en relación con el proceso electoral en curso.
Una situación que me parece sumamente positiva es el cambio en los términos de relación entre los candidatos y diversos grupos y movimientos sociales y civiles interesados en aportar sus puntos de vista y conocer los de los candidatos y la candidata sobre temas importantes para el futuro del país.
A diferencia de otras campañas los candidatos y la candidata aceptaron acudir a todas o a casi todas las invitaciones que les formularon diversos grupos y comunicadores para presentar sus propuestas, contestar preguntas y escuchar las opiniones diversas. Incluso como ocurrió el martes 19, tres de ellos aceptaron debatir juntos con el Movimiento #YoSoy132 en la sede de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal en un marco de absoluto respeto.
Esta situación era impensable en los procesos electorales anteriores. La agenda la determinaban los equipos de campaña de los candidatos, las consultas temáticas eran cuidadosamente organizadas por esos equipos, ellos eran los que invitaban y fijaban los términos de las participaciones. Igualmente definían y promovían reuniones con los grupos de empresarios, banqueros e intelectuales que a los candidatos y sus equipos les interesaban. Todo era previsto desde las oficinas de campaña de los candidatos, los guiones de la película electoral se escribían en esas oficinas llenas de asesores de todo tipo. Los candidatos eran expuestos al menor riesgo posible.
En el actual proceso la determinación de la agenda fue capturada por los grupos de ciudadanos organizados e interesados en la contienda electoral y por los comunicadores. Desde preguntas muy pensadas y a veces muy sesgadas publicados en costosos desplegaos de prensa por grupos de intelectuales o por organizaciones como la AMEDI hasta su participación en eventos para escuchar propuestas a los que anteriormente jamás hubieran acudido como fue la llamada Primera Cumbre Ciudadana, los candidatos y la candidata estuvieron permanentemente expuestos.
Para varios procesos electorales anteriores, las organizaciones civiles elaboramos agendas sobre temas pendientes o sobre propuestas de políticas y programas públicos necesarios. Recuerdo el caso de un esfuerzo colectivo amplio que en el 2000 se llamó Poder Ciudadano que se hizo en el 2006 por convocatoria del Padre Miguel Concha, destacado activista de los derechos humanos en México, para integrar los temas que preocupaban a diversas organizaciones. Qué esperanzas que los candidatos se dignaran recibirnos para conversar y mucho menos que tuvieran disponibilidad para acudir a nuestros espacios. Igualmente ir a las universidades era un asunto fuera de toda posibilidad, excepto cuando los candidatos y sus equipos eran los que controlaban los actos.
Es evidente que algo cambió en el panorama y quisiera pensar que se relaciona con una mayor preocupación de los contendientes por no perder su rating o por aumentarlo, al reconocer el poder y la relevancia que ha ido adquiriendo la sociedad civil, más allá de los grupos de interés con los que tradicionalmente conversaban.
Significa también que a pesar de las restricciones que vivimos en materia de libertad de expresión por la concentración de los medios de comunicación, se han ido generando voces, liderazgos y grupos que tienen manera de dar a conocer su opinión; posiblemente algunos han adquirido legitimidad y magistratura moral y los candidatos no pueden despreciarlos, por el costo que les significaría.
Me imagino que en las oficinas de campaña hay una gran cantidad de asesores dedicados a responder a todas las preguntas que se les han hecho llegar a los candidatos con plazos perentorios para que las respondan por que si no lo hacen, corren el riesgo de ser exhibidos públicamente.
Lo que sigue después de la jornada electoral y la calificación de la elección, es que todos aquellos que recibieron respuestas, den seguimiento para que quien ocupe la Presidencia efectivamente cumpla con los compromisos adquiridos y ahí se podría verificar si este enorme esfuerzo de participación social, se concreta en cambios y acciones que efectivamente muestren que no fue sólo el montaje de una nueva simulación para que al fin todo quede igual.
Quisiera terminar este comentario recomendando a mis conciudadanos que al votar lo realicen de la manera más sencilla haciendo una marca clara, notoria y decidida en donde se encuentre el nombre de su candidato o candidata y emblema del partido de su preferencia. Que eviten poner palabras o mensajes de rechazo en los emblemas de otros partidos, pues corren el riesgo de que estos sean contabilizados en favor de esos partidos a los que en realidad están rechazando.
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