Restauración mexicana

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El ambiente polarizado que vive el país se ha acentuado conforme nos acercamos al día de las elecciones. Somos un país dividido (más por clases que por ideologías), circunstancia de la que se han servido hábilmente políticos y otros actores. La polarización no inició con este sexenio, aunque se ha agudizado desde la tribuna presidencial. Los debates políticos son más bien combates donde impera la descalificación. Como en la lucha libre, “el respetable” se regodea cuanto más vistosos son los lances y los golpes. Quien gane la elección presidencial haría bien en tejer la célebre operación cicatriz. ¿Podríamos salir fortalecidos después de tanto golpeteo?

Reconciliarse con alguien no es muy distinto al proceso de reconciliarse con algo. Implica, en el fondo, aceptar nuevos puntos de vista, tener una mirada distinta sobre aquello de lo que hemos emitido un juicio. Equivale a cultivar un nuevo significado en lo que aparentemente no admite más interpretaciones. Mi madre solía evadir las prendas de lino. Cuando exploraba en alguna boutique y lo sentía en sus manos, lo soltaba como quien ha tocado un material radiactivo. Me transmitió esa fobia, sostenida en un argumento definitivo: se arruga mucho. Incorporé está visión a mis decisiones y el lino estuvo ausente de mi clóset durante décadas, hasta cierto día en que cambié mi forma de pensar. En un aparador se hacía apología de esta fibra. Leí un renglón publicitario que me noqueó en ocho palabras: “La belleza del lino está en sus arrugas”.

Evidentemente el deber-ser que traemos en la cabeza es una coraza dura e impermeable que suele impedir nuevas interpretaciones del mundo. El deber-ser está íntimamente ligado al dogma, suele ser incuestionable e indiscutible. Me queda claro que, para mi madre, el deber-ser relacionado con la ropa asumía que tenía que estar planchada, libre de arrugas; es natural que viera en el lino a un formidable adversario.


No aspiro a un país homogéneo en visión política, ideología y clases. Suena utópico. Aspiro a un país unido a pesar de nuestras diferencias. Un país que reconozca la dignidad del otro como base de cualquier entendimiento y acuerdo. La operación cicatriz requiere la voluntad de gobierno y opositores.

Los japoneses tienen un bello concepto nacido de la ruptura de una pieza de cerámica. El kintsugi es una filosofía donde la imperfección es celebrada y la belleza radica en lo incompleto. Literalmente significa “unir con oro”, consiste en transformar objetos rotos en piezas de mayor valor al resaltar y honrar sus cicatrices. Así, en vez de pretender que una pieza de cerámica rota quede “como nueva”, sin rastros de su pasado, el kintsugi promueve alabar su proceso y formar un nuevo objeto en el que lo bello son las cicatrices, como en el lino las arrugas. El concepto es de gran profundidad, nos remite a aspectos inherentes de la condición humana.

El kintsugi implica la sensibilidad para ver que nuestras heridas y fracasos no nos hacen menos valiosos, al contrario, añaden riqueza a nuestra existencia. Es una invitación a abrazar nuestras propias imperfecciones y transformarlas en fortalezas. Una relación rota puede enseñarnos lecciones valiosas sobre el perdón y el crecimiento personal, convirtiéndonos en versiones más fuertes y compasivas de nosotros mismos. En un mundo que, tal vez como nunca antes, está obsesionado con la imagen y el estereotipo de juventud y belleza, tendemos a ver el envejecimiento y las desviaciones de un patrón como un no-deber-ser. Quizá en el futuro la tendencia sea pendular y exista una sociedad evolucionada donde las arrugas tengan cabida, una sociedad indiferente a las curvas prolongadas, una sociedad que abrece lonjas y papadas y cada marca del cuerpo como un recordatorio a la historia única de cada quien.

México es como una pieza de cerámica fragmentada. Los nuevos gobernantes podrían iniciar una etapa de restauración a la medida de sus diferentes alcances. Podrían trabajar en reconocer las diferencias, promover el diálogo y la empatía, privilegiar el respeto mutuo, limar injusticias e inequidades y comprometerse en un acuerdo. ¿Suena utópico?, tal vez; tanto como decidir no tirar los pedazos rotos a la basura, mejor juntarlos y presumir sus uniones.

@eduardo_caccia

Acerca de Eduardo Caccia

Desde que Eduardo Caccia (Ciudad de México, 1962) era niño, estuvo en búsqueda para descubrir lo extraordinario y tener respuestas a preguntas paradójicas. Su deseo era convertirse en arqueólogo; la vida lo puso en otra dirección, que lo llevó a la investigación no tradicional de consumidores. Según dice, esta actividad semeja mucho a la del arqueólogo, pues consiste en escarbar profundo en las capas de la mente humana, hasta el fondo, donde están enterrados los tesoros.Eduardo Caccia reta el statu quo muy a su manera, se nombra “Any Possibility Officer” en Mindcode, la empresa de neuromarketing que fundó para hacer innovaciones y posicionamiento de marcas. Es coautor de la metodología brandgenetic y creyente en la integración de las ciencias sociales con los negocios, para mejor entender la conducta del consumidor. Su meta ha sido ser un puente entre la academia y los negocios.Licenciado en Administración de Empresas, Eduardo ha sido profesor universitario en la Universidad Panamericana, miembro de la Universidad de San Diego, en la Oficina de Educación Corporativa y Profesional, también ha escrito artículos sobre marcas y temas de código cultural en prestigiadas publicaciones como Expansión, Reforma, Mural, El Norte, La Jornada. Eduardo es conferencista y ha dado cientos de conferencias y presentaciones en diferentes temas, en varios países. Como observador y estudioso de la conducta individual y de grupos, ha escrito artículos para entender y mejorar la convivencia urbana y rescatar las tradiciones y los barrios temáticos de las ciudades.Sus aportaciones han ayudado a más de cien diferentes marcas, muchas de las cuales están dentro de las 500 de Fortune: Pepsico-Sabritas, Danone, Kellogs, Nestle, Nextel, Italiannis, Lawry’s, Bimbo, Cinépolis, Tequila Cuervo, Tequila Sauza, Pedro Domeq, Casas Geo, Maseca, Promexico, TVAzteca, Televisa, Holcim Apasco, Microsoft, Mabe, Smuckers, Folgers Cafe, Tecate, Wings, Fiesta Inn, Fiesta Americana, Marlboro, Alsea, Tecate, Pepsico, Oxxo, DHL, El Globo, Coca Cola, Bacardi, Tecno Lite, Michelin, Gayosso, entre otras.

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