Confieso que la noticia adjunta desde toda perspectiva me encontró con los pantalones bajos. Resulta que no tengo una clara idea al respecto.
Durante toda mi vida he estado en miles de actos en los cuales el final concluía con el Himno Nacional Israelí, el Hatikva. No recuerdo haber pensado que estaba bien o que estaba mal y me imagino que yo mismo estaba entre los que cantaban a viva voz el himno.
De pronto he leído hoy en el periódico y ahora me ha llegado el texto que se relaciona con la decisión de no entonar el Himno Nacional en el acto de graduación de la facultad de derecho en consideración a los árabes.
Leyendo la nota lo primero que me vino a la mente fueron las misas que daban en la escuela primaria en Avigdor. Como no había Iglesia solían venir los curas de Bovril o de algún otro pueblo vecino. Los judíos teníamos que quedarnos en la clase, presenciar la misa y estábamos liberados de arrodillarnos. Desde esa perspectiva veo correcto que en un acto de graduación de un instituto nacional, como es una universidad se entone el himno nacional.
Por otra parte me pregunto: ¿por qué en un acto de graduación universitario hay que cantar el Himno Nacional? Es muy distinto que una escuela primaria donde para mi es parte de la educación, de inculcar la pertenencia y la participación en los jóvenes.
No tengo datos, pero me consta que en Israel una gran parte de los alumnos en las escuelas primarias participan en la educación de la corriente religiosa judía ortodoxa, corriente no sionista que sin duda no entonan el Himno Nacional, jamás, en ninguna oportunidad, tampoco participan en el ejército y ni siquiera respetan la sirena que recuerda a los soldados caídos por la patria, momento que se detiene todo el país o casi todo el país.
Los niños árabes me imagino que tampoco entonan el Himno Nacional en las escuelas de sus pueblos. Dudo que festejen el Día de la Independencia de Israel, igual que los jóvenes de la corriente religiosa. Nuevamente, no tengo datos pero intuitivamente se que no me equivoco.
De todas maneras, la escuela primaria es obligatoria y gratuita en cambio las universidades no son obligatorias y no son gratuitas, nuevamente no tengo datos quienes llegan a estudiar ahí, pero intuitivamente se que llegan en primer lugar los que tienen medios y también buenas notas.
Buenas notas por naturaleza suelen recibir niños que sus padres pueden solventar en forma privada maestros particulares, cursos de enriquecimiento etc.
Tengo que confesar que el Himno Nacional Israelí, el Hatikva, es un himno que no “cubre” a toda la población. Extraigo de Wikipedia:
כל עוד בלבב פנימה |
Kol od baleivav penima |
Mientras en lo profundo del corazón |
עוד לא אבדה תקוותנו, |
Od lo avda tikvateinu |
no se habrá perdido nuestra esperanza; |
Más bien, es comprensible que la población árabe de Israel, que esta aquí aun antes del establecimiento del Estado de Israel, que se siente desplazada este texto no sea de su agrado. Es un texto que yo, como judío y sionista me puedo identificar o más bien me identifico y por lo tanto jamás me resulto conflictivo.
Por otra parte, no tengo duda que para los estudiantes (o egresados) árabes lograr que no se entone el himno nacional es un logro en sus intentos de desligimitazar la entidad sionista y eso debe ser combatido aunque no estoy seguro que el marco de un curso de la universidad es el marco necesario.
Estimando que árabes y judíos finalizan el curso, hubiese preferido se cante Shir Hashalom
Tnu la-shemesh laalot
La-boker lehair, hazaka she-ba-tfilot otanu lo tajzir.
Mi asher kava nero
u-ve-afar nitman
beji mar lo iairo,
lo iajziro le-jan.
Ish otanu lo iashiv
mi-bor tajtit afel kan lo ioilu lo shirei ha-nitzajon ve-lo shirei halel
Lajen rak shiru, shir la-shalom al tiljashu tfila
mutav rak shiru, shir la-shalom bi-tzeaka gdola
Tnu la-shemesh lajador
mi-baad la-prajim
al tabitu le-ajor
haniju la-holjim.
Su einaim be-tikva lo derej kavanot shiru shir la-ahava ve-lo la-miljamot.
Al tagidu iom iabo
haviu et ha-iom, ki lo jalom hu
u-ve-jol ha-kikarot hariu rak-shalom.
Ve-shiru shir la-shalom al tiljashu tfila
rak shiru, shir la-shalom bi-tzeaka gdola
Dejen que el sol ascienda
Que la mañana nos ilumine, la pureza de los rezos a nosotros no nos hará regresar. A quien se le apagó la vela y en cenizas fue enterrado, el llanto amargo no lo despertará, no lo regresará aquí. Nadie nos hará volver al fondo del pozo oscuro y aquí no servirá la alegría de la victoria y los cantos de júbilo.
Así que sólo canten, una canción por la paz, no susurren una plegaria, mejor que canten una canción por la paz, en un grito enorme.
Dejen que el sol penetre a través de las flores, no miren hacia atrás, dejen a los que siguen.
Observen hacia la esperanza, no a través de intenciones, canten una canción de amor y no una de guerra.
No digan que algún día llegará, traigan ese día, porque no es un sueño y en todas las plazas alaben solamente a la paz.
Y sólo canten, una canción por la paz, no susurren una plegaria, así que canten, una canción por la paz, en un grito enorme.
Creo que en este país tenemos mucho para hacer para llegar a la paz pero no veo mucha voluntad. Mi amigo Miguel que curiosamente también tiene sus orígenes en Avigdor seguramente recordará los curas en la escuela primaria. Me gustaria recibir un texto donde comente su opinión sobre el Rabino Lior y las manifestaciones que hubo ayer en Jerusalén por su detencion. Para gran parte de la población los rabinos estan por
encima de la ley y no se presentan a la policia cuando son citados para ser investigados.
Haim Misgav el profesor de derecho es identificado como un activista de derecha, tal como encontré en la Wikipedia.
Anexo: la nota recibida
- ¡No puede ser verdad!. Esto ya sobrepasa todos los límites. Lean, juzguen y enójense. Porque algo se está perdiendo en nuestra querida Medinah y no debemos permitir que eso pase.
Alguien perdió la chaveta en la Universidad de Haifa
Frente a la resolución de no entonar el Himno Nacional en la Facultad de Derecho, en consideración a los árabes, me pregunto: ¿Dónde está la mayoría silenciosa, cuerda y centrada que se ponga de pie y diga “basta, hasta aquí llegamos”?
Por Haim Misgav
Traducción del hebreo: Marcelo Sneh
En la Universidad de Haifa perdieron la chaveta. La aparente intención de considerar a los árabes que allí estudian llevó a la dirigencia de la universidad a dejar de entonar el Himno Nacional en la ceremonia de graduación de la Facultad de Derecho. Es imposible determinar quién fue el artífica de esa perversa idea, pero queda claro que determina una clara tendencia.
No más orgullo nacional y no más alegría porque el pueblo judío por fin encontró para sí un lugar donde poder expresar y cristalizar sus deseos de nacionalidad después de largos y desgastantes años de diáspora, sino una preocupante blandura de carácter que llevará sin lugar a dudas a un mal y amargo final. Como lo fue el final de los judíos de Europa que todo el tiempo supusieron que si aceptaban y cumplían con las exigencias de un Judenrat que ellos mismos habían creado, los nazis quedarían complacidos y renunciarían a su proyecto de aniquilar a todo el judaísmo europeo – hasta el último de entre sus hijos e hijas.
Eso no funcionó allí y no funcionará tampoco aquí. Los árabes, del mismo modo que los destructores implacables de la judeidad europea, a su modo, hacen todo lo posible para aniquilar al Estado de Israel. El Estado palestino que ellos desean para sí corroerá al Estado Judío desde afuera, mientras que desde adentro se encargarán de hacerlo los árabes, esos a los que el Estado Judío les otorgó los “documentos de identidad azules” (los que se otorgan a los ciudadanos israelíes – N. del T.), todo para socavar la nacionalidad israelí en tanto estado judío, aprovechándose de la libertad de expresión y de otros derechos fundamentales.
Cuando David Ben Gurion declaró la fundación del Estado Judía, quedó claro para todos, incluyendo a los árabes que en ese momento vivían dentro del territorio del joven, flamante y recién establecido Estado, que éste sería el Hogar nacional del pueblo judío. Es cierto que en esos momentos los árabes no tenían muchas opciones – pero eso no tiene mucha importancia que digamos. Quien había optado por permanecer dentro de los límites del Estado judío, con toda su simbología nacional, tenía perfectamente en claro que eso tiene su precio. Por un lado, los grandes beneficios de un estado moderno – occidental y por el otro, tener que renunciar a sus aspiraciones nacionales y aceptar el gobierno de un país en el que la mayoría judía es la que establecerá las normas que lo rijan.
Por ese entonces, los árabes no eran muchos y estaban todos sometidos al gobierno militar, aunque eso no influye en lo más mínimo en la Carta Fundamental del Estado de Israel, de modo tal que si los árabes, aquellos que se consideran “hijos del pueblo palestino”, quieren cambiar estructuras básicas – deben saber que no podrán hacerlo aquí. Hay muchos estados árabes y la realización de sus derechos nacionales puede realizarse únicamente allí… del otro lado del Río Jordán. Aquí no: ni en Haifa ni en Beer Sheva, tampoco en Jaffa. Tampoco en Hebrón o en Shiló. El pueblo judío no volvió a su tierra natal sólo para fundar aquí otro estado árabe.
Sin embargo, mi problema verdadero no es con los árabes: a ellos los puedo entender. Lo que ellos pretenden, es decir cambiar el carácter del Estado Judío, es algo legítimo, por supuesto en lo que a ellos respecta. Ellos también pretenden un “estado palestino” dentro de las fronteras del ’67, libre de judíos, así como también convertir al Estado de Israel en un estado binacional, conservando al mismo tiempo la opción jordana para apoderarse de ella. Su teoría de las etapas nunca quedó más clara que ahora. El problema verdadero lo tengo con aquellos judíos de mente torcida que se hartaron de su judaísmo y que apoyan y apoyarán abiertamente las exigencias de los árabes, como por ejemplo, la de la autonomía cultural – nacional en las aldeas de la Galilea o en la zona de Wadi Ara con el apoyo de la mayoría con la que cuentan en la ONU.
Por eso me pregunto ahora, a raíz de hechos tan repugnantes y no sólo como el que tuvo lugar en la Universidad de Haifa: ¿dónde está la mayoría silenciosa? ¿Por qué hijos e hijas del pueblo judío, todos aquellos que componen la mayoría centrada y cuerda no se ponen de pie de una vez para gritar – hasta aquí? A los árabes les corresponden todos y cada uno de los derechos civiles. Los derechos nacionales – de ninguna manera. Quien no quiera vivir bajo los pliegues del estandarte azul y blanco – la puerta está abierta.
No se puede, simplemente no se puede insultar de ese modo a los símbolos nacionales del Estado de Israel.
El Dr. Haim Misgav es Profesor de Derecho en el Instituto Académico de Natania.
Fuente: Ynet
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