Estimados amigos dipu-tables:
Decidí escribirles esta carta semanal como un hombre común y normal, y no… como un mocho.
Porque supongo que ya tendrán suficiente con las madrizas que les han puesto los mochos en su partido y la súper madriza que les han puesto sus parejas.
Y además, porque tampoco lo soy…
Quiero aclararles que no les justifico su comportamiento, pero sí entiendo perfectamente bien las razones de su fiesta. Y les explico porqué:
En primer lugar, porque estaban de “convención“.
En segundo lugar, porque trabajaban como bestias unas catorce horas al día —en Puerto Vallarta— y en su tiempo libre cada quien decide qué hacer con su vida, sobre todo estando en Puerto Vallarta…
En tercer lugar, que además de ser compañeros de bancada, son amigos.
Y entre los amigos, se vale todo —especialmente estando en Puerto Vallarta—.
Ustedes y mis lectores saben perfectamente bien que los el sexo masculino, cuando nos vamos de convención o a un viaje de negocios, nos hemos echado una que otra intrascendente “camita al aire.” (¡Perdón!, me ganó el inconsciente… quise decir “canita”)….
Y hasta ahí, todo normal en nuestro mundo machista… Que si la fiesta fue inmoral, sí… Que fue incorrecto hacerla… a lo mejor… Pero la verdad, yo no sé… este es un tema muy debatible.
Con relación a este tema, un amigo muy querido me decía que muchos hombres casados confunden un complemento con un sustituto.
Ustedes estaban en esa fiesta con un simple complemento, nada fuera de lo normal en nuestro mundo varonil. Sin embargo, se les olvidó un detalle… ¡los pinches celulares! Se les olvidó que hoy Big Brother es ya una realidad. Y es ahí donde la regaron.
Hubieran obligado a que cada invitado e invitada dejara sus celulares en la entrada de la fiesta. Creo que no le dieron importancia a ese detalle y ahí se los fregaron.
Y como no lo creyeron importante, un traidor los fregó. Un traidor cobarde, animal y muy poco hombre.Un asqueroso cerdo que se esperó cuatro meses para denunciarlos. ¡Qué asqueroso cerdo!
Y desgraciadamente, ustedes pagaron los platos rotos. Pagaron muy caro por esta fiesta:
Adiós a sus excelentes coordinador y subcoordinador.
Le sumaron otro manchón negro a su partido.
Que si le suman a esto las otras idioteces que han hecho, como el imbécil que se disfrazó de Hitler, la asambleísta que golpeó a dos periodistas, el desprestigio del delegado de la Benito Juárez, los panistas borrachos que madrearon a un señor en Brasil, etc., etc., etc.
Todo esto no les está sumando puntos.
Aunque no creo que estos desmanes les vayan a afectar mucho en las próximas elecciones intermedias.
En fin, una historia triste y una historia sin fin. Me da pena la destitución de sus dos excelentes coordinadores. Ellos ni la organizaron ni la pagaron. Ellos eran otros invitados. Me da coraje el traidor que los destrozó salga impune. Me da coraje que de algo verdaderamente intrascendente, haya explotado esa bomba. Y me da pena que a ustedes les haya ido como en feria.
Y ya para terminar, me pregunto: ¿Cuál es la moraleja de esta historia?, ¿portarse bien?, ¿dejar los celulares afuera del reventón? La verdad, no lo sé…
Lo que yo sí decidí…. Es portarme bien….
carlos@alazraki.com.mx
Jessi Correa jajaja