México es un país bendecido con su clima, sus tesoros naturales y el encanto de sus ciudades, y aunado a la calidez de su gente y su excelente gastronomía, es un destino turístico que ha ido creciendo y se ha posicionado como un gran favorito. Para darnos una idea del amor que despierta, el año pasado llegaron a nuestras tierras 35 millones de viajeros internacionales, con la grata sorpresa además de que hasta el 10% de ellos se dejaron consentir por la hospitalidad del sector de lujo.
Tesoros de México, avalado por el gobierno de la República, es una magnifica colección de hoteles mexicanos que representan el lujo de lo que es ‘hecho en México’. Espacios de herencia, de historia, de tradiciones, de diseño y de autenticidad, los hoteles que a través de su excelencia logran pertenecer a Tesoros de México representan las verdaderas joyas de nuestro país.
Hotel Boutique Casa Fernanda, perteneciente a esta colección, representa todo lo magnifico de México, desde los sabores de su magnifica cocina, hasta los aromas que invaden cada espacio y las brillantes sonrisas de su gente.
La joya de Tepoztlán – un Pueblo Mágico en el que se respira el pasado prehispánico y colonial– Casa Fernanda es un espacio mágico. En su arquitectura todo tiene un sentido y un fin, un significado basado en las fuerzas de la naturaleza, las del mundo espiritual y la propia energía del hombre.
Su oferta gastronómica se basa en la cocina tradicional mexicana y en los ingredientes nativos, por lo que en el desayuno figuran hotcakes de plátano con amaranto y semillas de girasol, manzana caramelizada, crema batida y fresas. Durante la comida, nos deleita con el delicioso Plato Tepostizo, que es un buen trozo de cecina acompañada con crema, rábanos, aguacate, chile cuaresmeño relleno de queso, ensalada de nopales y tortillas hechas a mano. Como postre, el Brownie de la Olla se sirve acompañado con miel de mole, y opcionalmente con una bola de helado artesanal.
Casa Fernanda es un hotel alejado de los convencionalismos, donde la vieja mesa de correos de un pueblo de Oaxaca ahora embellece la recepción de Toci Spa, o en el que un antiguo mueble de madera con tornamesa engalana el salón de eventos, en el que graciosas esculturas podrían contar sinfín de anécdotas y leyendas a los visitantes.
En su diseño no se trató de crear un hotel de pura belleza estética, sino de uno en el que danzaran en armonía todos los elementos de la vida. Por eso, su magia y desbordante de tranquilidad radica en su diseño y filosofía holística, en la que el respeto y la armonía con la naturaleza se integran en la convivencia con los huéspedes.
Son estos detalles los que hacen de la estancia una experiencia extraordinaria y sublime que desemboca en el encuentro consigo mismo, teniendo como acompañante al majestuoso Tepozteco y el colorido del pueblo cuyas tradiciones se anclan en el corazón.
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