Comprendiendo a la “Ladrona de libros”, 2da. parte

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LA BÚSQUEDA DE LIESEL

Si bien los realizadores ya habían discutido algunas ideas con respecto al reparto para los papeles de Hans y Rosa, decidieron enfocarse primero en encontrar a su Liesel. El proceso de casting comenzó en el Reino Unido; y al poco tiempo se expandió a lo largo de todo Europa, los Estados Unidos y Australia. Rosenfelt comenta: “Es difícil encontrar a alguien para interpretar el personaje de Liesel. Estábamos a la búsqueda de muchas virtudes: tenía que ser accesible, auténtica, curiosa, vigorosa, inocente e inteligente”.

Percival continúa: “Necesitábamos a alguien que en un momento dado quisieras abrazar y protegerla del mundo difícil en el que está viviendo, pero que al mismo tiempo pudieras esperar una patada en la entrepierna por hacerlo. Una chica muy de armas tomar, pero que también fuera muy vulnerable. Teníamos que encontrar a alguien que pudiera transmitir el increíble espíritu de Liesel. Ya que es ese espíritu lo que la hace seguir adelante e incluso prosperar”.


Considerándolo todo, fue una gran lista de requisitos para un niño actor, que, además, iba a tener que ser capaz de crecer en pantalla de los once años a los diecisiete.

Los realizadores casi vieron a mil candidatos para el papel. El mismo Zusak tuvo una idea de casting que resultó ser impresionantemente precisa. Había ido a ver una proyección de una película canadiense titulada Monsieur Lazhar, que fue nominada para un Premio de la Academia® a Mejor Película Extranjera, y cuya joven estrella había ganado un Premio Genie a Mejor Actriz Secundaria. La aclamada actriz era Sophie Nélisse, cuya inolvidable actuación le había valido muchos seguidores nuevos, incluyendo al autor de The Book Thief.

“El trabajo de Sophie en la película fue sorprendente”, comenta Zusak, “y mientras abandonaba la sala de cine pensé que sería maravillosa para el papel de Liesel. Esa fue la primera y única vez que he asumido el rol de un director de casting, por lo que me puse en contacto con los realizadores y les dije, ‘Acabo de ver a esta chica…’— ¡pero, desde luego, ya habían planeado reunirse con ella!

Si bien Sophie todavía no hacía formalmente una prueba de cámara, Rosenfelt recuerda: “Creo que en nuestros corazones todos sabíamos que era Liesel, tan pronto y vimos su grabación”.

Un obstáculo potencial para que Sophie pudiera interpretar el papel surgió a raíz de otra de sus pasiones. Una atleta excepcional, además de actriz, había comenzado a practicar gimnasia a la edad de tres años. Para cuando tenía seis ya entrenaba dieciséis horas a la semana, y a los doce, ya practicaba hasta treinta horas a la semana. Sophie había alcanzado reconocimiento nacional y tenía su mirada fija en las Olimpiadas de Río, cuando recibió la llamada de su agente para hacer la prueba para LADRONA DE LIBROS.

Al principio, Sophie estaba renuente a ir en búsqueda del papel, dado que tenía toda la ilusión de competir en Río, pero cuando una lesión amenazó con frustrar su sueño Olímpico, leyó el guión, se enamoró del personaje y se emocionó ante la idea de reunirse con los realizadores en Los Ángeles.

Sophie, quien le imprimió su ilimitada energía y concentración a su preparación para la prueba de cámara, comenta, “Grité como loca cuando mi agente me llamó para decirme que iba a interpretar a Liesel. Estaba muy contenta porque la historia me gustaba mucho. Si bien se desarrolla durante tiempos de guerra, la oscuridad termina por ser iluminada gracias a las acciones bondadosas que se da entre la gente. Liesel sobrevive los retos gracias a su voluntad, y debido a que aprende a leer, tiene control sobre su vida y sobre su manera de pensar. La historia hace que veas las cosas de manera distinta”.

Después de haber pasado tantos años entrenando en gimnasia competitiva, Sophie entendió de inmediato el compromiso y dedicación de Liesel en aprender a leer: “La lectura es la vida de Liesel. Cuando está con sus libros puede olvidar todas las dificultades en su vida. Leer permite que la imaginación de Liesel prospere, además de que la ayuda a llevar una vida mejor”.

Desde el momento en que Sophie hizo su prueba de cámara, se ganó la admiración y el corazón de su nueva familia de realizadores. “Nunca me he topado con un niño con tanto talento en bruto, instinto y una conciencia tal de las emociones de todos a su alrededor. Me parece sorprendente que una niña de trece años pueda, de hecho, saber tanto”, comenta Percival. Rosenfelt añade: “Lo que primero me llamó la atención de la actuación de Sophie, y hacia donde Brian la llevó, fue cuán creíble y real fue. Cuando Sophie, como Liesel, lloraba en el set, todos llorábamos. Es una actuación muy intensa. Sophie trabaja muy duro en su arte, por lo que nos dejó a todos impresionados”.

 

UNA NUEVA FAMILIA

Con Sophie Nélisse asegurada para interpretar a Liesel, los realizadores, que durante mucho tiempo ya los habían contemplado, se dieron rápidamente a la tarea de asegurar a los actores Geoffrey Rush y Emily Watson, para interpretar a los nuevos padres de Liesel, Hans y Rosa Hubermann. Percival indica que desde el inicio los consumados actores estaban en sintonía con la visión que tenía para el filme. “Quería que todo fuera interpretado de manera muy natural, y ese es un estilo con el que Geoffrey y Emily se sienten muy cómodos. Su trabajo realmente trasciende la actuación. Son dueños de los personajes, son los personajes, y todos encajan de una manera hermosa. Al trabajar con Geoffrey y Emily, Sophie quizás tuvo la mejor clase magistral en el mundo, porque absorbió la manera en como abordaban las escenas y analizaban sus papeles. Podías ver cómo le contagiaban eso”.

Desde The King’s Speech hasta las películas de Pirates of the Caribbean, el ganador del Oscar® Rush ha ofrecido una serie de actuaciones imponentes. Para LADRONA DE LIBROS se convirtió en Hans Hubermann. Rush le da crédito al libro y al guión por proporcionar el importante camino inicial de Hans. “Me parece que el libro es uno de los grandes clásicos de la literatura contemporánea, y si bien yo sabía que quería interpretar a Hans antes de haber leído el guión, la novela inevitablemente se convirtió en una biblia, porque te ofrece mucha observación interior del personaje, así como su ritmo, dinámica e inspiración”. (Zusak señala que Rush “conocía a Hans tan bien, que en un momento dado pensé que lo conocía mejor que yo —y eso fue muy emocionante”).

Rush le da crédito a Percival por haberle dado un contexto vital a las épocas sombrías en las que estas personas no sólo hacen un gran esfuerzo para sobrevivir sino también para conservar todo lo que aprecian. “Brian es un hombre extraordinariamente sensible ante las cuestiones y eventos perturbadores y sobrecogedores, que se presentan en el guión. Estamos ante la presencia quizás de uno de los peores capítulos de la historia, no sólo de Alemania, sino también de toda la naturaleza de la Segunda Guerra Mundial, y le imprime una realidad cotidiana extraordinaria ante lo que estaba sucediendo”.

Un pintor de casas de profesión, la constante compañía de Hans es un viejo acordeón que emite acordes de música cálidos y jadeantes. Parece ser un hombre sencillo y práctico, pero es tan complejo como cualquier personaje que Rush haya interpretado. “Me parece que el don más grande de Hans es que tiene una inteligencia emocional muy aguda”, lo que lo lleva a entablar una relación casi inmediata y emocional con Liesel, explica. “Hans puede ver en Liesel que ha pasado por momentos muy difíciles e intenta encontrar maneras para que se abra, en algunas ocasiones tocando el acordeón que tanto ama”.

Más notablemente, Hans reconoce rápidamente su deseo por aprender a leer. La alienta a que lo haga, lo que se convierte en un elemento conmovedor de la cada vez más profunda relación padre-hija. Lee pacientemente con Liesel el libro que robó en el funeral de su hermano, The Grave Digger’s Handbook, y a partir de ahí trabaja con Liesel para crear un singular diccionario hecho de columnas de palabras y definiciones pintadas en una pared del sótano.

Rush comenta: “Hans reacciona ante el destello de energía que Liesel tiene enterrado en su interior y le ayuda a sacarlo a la superficie. Ella comienza amando el lenguaje y las palabras por los poderes ocultos que tienen, en vez de la oratoria tóxica y retórica que los rodea. Liesel encuentra un escape —un retiro espiritual en la magia del lenguaje. Una vez que entiendes el potencial de la palabra puedes entender el potencial de las ideas afuera de tu propia experiencia. Espero que LADRONA DE LIBROS tenga un efecto similar en las audiencias. Para mí, es acerca de descubrir el valor de la empatía”.

Rush y Sophie desarrollaron un entendimiento instantáneo que, dice Rush, se alimentó de la dinámica entre sus personajes en pantalla. “El gran placer de hacer este proyecto ha sido trabajar con Sophie, quien es una actriz muy juguetona”, comenta. “Es extraordinaria tenerla alrededor, y me encantó que entre tomas de escenas muy dramáticas era muy alegre. Pero cuando se trataba de interpretar las escenas emotivas, quedé anonadado con su concentración y con lo emocionalmente verosímil que era”.

La esposa de Hans, Rosa, es un personaje igualmente pródigo, sorprendente y complejo que combina un exterior tosco con una calidez interior bien oculta. Rosa llama regularmente a su marido “saukerl!” —palabra alemana que significa cerdo asqueroso. “De algunas formas, Rosa es caustica y aparentemente despiadada”, comenta Watson. “Es cruel con Hans y Liesel. No es el tipo de persona que esperarías se convierta en padre adoptivo”.

A lo largo del tiempo y con su creciente amor por Liesel, descubrimos que Rosa es una madre compasiva y una esposa amorosa, aunque impaciente. Watson comenta: “Rosa tiene una bondad interior que la lleva a hacer casi siempre lo correcto”. Watson le prestó una considerable atención a los antecedentes de Rosa, particularmente su matrimonio. “Me parece que alguna vez Rosa fue joven y bella, y probablemente con una voz más suave, pero los tiempos la han cambiado. Parece estar enojada y decepcionada acerca de prácticamente todo en su vida, incluyendo su marido, con quien es, a lo sumo, indiferente, en ocasiones. Pero el amor que siente el uno por el otro todavía es palpable”.

Después de haber trabajado previamente con Rush en The Life and Death of Peter Sellers, Watson disfrutó su segunda colaboración: “La efusión de ternura que Geoffrey le brinda en pantalla hacia Liesel es tremendamente encantadora,” señala.

Para Percival, trabajar con Watson parecía destinado a pasar, porque su debut cinematográfico en la aclamada Breaking the Waves fue tan conmovedor e intenso que llevó a Percival a darse cuenta que quería dirigir películas. Watson estaba ocupada en casa con sus hijos cuando recibió el guión de LADRONA DE LIBROS. “Me senté a leerlo esa noche, y ya no me pude detener”, recuerda. “Era el mejor guión que había leído en años”. De inmediato se sintió atraída ante la idea de que leer da acceso a un mundo de riquezas instantáneas. “Es una carta de amor al poder de la historia y a la trascendencia de la historia y de la narrativa, y de cómo salva vidas. Eso es algo asombroso”.

Otro nuevo miembro del hogar de los Hubermann es Max, un refugiado judío que llega ahí, terriblemente enfermo y buscando huir de la implacable persecución de los Nazis. Hans, que cumple una promesa que le hizo años antes al padre de Max, a quien Hans le debía su vida, acepta al muchacho.

La fascinación de Liesel con su nuevo compañero de casa se incrementa debido a que son almas gemelas —ambos son expatriados y no cuentan con sus familias—, por lo que forman un vínculo muy intenso. Su amor mutuo por los libros se convierte tan importante para su supervivencia como la comida y el techo. Max le enseña a Liesel mucho más que simplemente mejorar sus habilidades de lectura; le enseña cómo usar las palabras, y, en consecuencia, le da ojos para el mundo que tiene a su alrededor. Desde su nuevo hogar en el oscuro y, con frecuencia, helado sótano de los Hubermann, Max le muestra un nuevo mundo a Liesel. Ella se convierte en su mensajera de lo que está sucediendo en el mundo exterior. Incluso sus descripciones de cosas cotidianas, como el color de los cielos y los tipos de formaciones nubosas, se convierten en algo poético, una vez que Liesel aprende de Max el descriptivo poder del lenguaje.

Ben Schnetzer, quien interpreta a Max, estaba en el último año de la Escuela de Música y Teatro Guildhall, en Londres, cuando le dieron el papel y se siente bendito de formar parte de lo que él llama “el tipo de proyecto que te hace querer ser actor”. Para interpretar al refugiado hambriento, Schnetzer perdió dieciséis kilos en siete semanas —y su primera comida de regreso a casa, después de haber terminado el rodaje, fue una pizza grande de queso y dos refrescos.

“Max se convierte en casi un mentor para Liesel y encuentra la redención y fuerza en la oportunidad de mostrarle un mundo a través de la literatura y las palabras”, continúa Schnetzer. “Su simbiosis hace que los días sean más llevaderos para Max y que pueda sobrevivir para el siguiente”.

Otra figura que transforma a Liesel en su viaje es su joven vecino y compañero de clases Rudy Steiner. Liesel y Rudy se volvieron rápidamente amigos y hacían todo juntos, incluyendo robar (“pedir prestado”, insiste Liesel) libros. De hecho, es Rudy quien apoda a Liesel “Ladrona de Libros”.

Si bien la pasión de Liesel son los libros, Rudy sueña en convertirse un campeón de pista. Su ídolo es el héroe afroamericano de las Olimpiadas Jesse Owens, quien alcanzó fama internacional después de haber ganado cuatro medallas de oro en las Olimpiadas de 1936, en Berlín. Es tal su admiración, que Rudy incluso llega a cubrirse con pintura negra (que roba del automóvil de trabajo de Hans), en honor a su ídolo —una decisión que no es muy popular en un pueblo consumido por la doctrina de la supremacía Ariana.

El joven actor alemán Nico Liersch describe a Rudy como, “siempre alegre, bueno con todos, y nunca triste”, y esa descripción embona también con el actor que lo interpreta. Sophie y Nico se volvieron muy buenos amigos durante la producción —aunque Sophie se desternillaba de la risa en casi todas las tomas de las escenas en las que Rudy intenta besar a Liesel —ante el gran placer del equipo de producción.

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