Dialogando sobre el camino judío, con Hipólito Escolar

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Antonio Escudero Ríos ha dialogado con Hipólito Escolar, escritor y ex director de la Biblioteca Nacional. Sus reflexiones sobre el devenir del pueblo judío constituyen una interesante muestra de cómo perciben a los judíos.

AER. Antonio Machado, un poeta singularmente amado por mí, escribe: “Caminante, no hay camino se hace camino al andar”.  Ligando esto con el destino errante del pueblo judío, con su constante peregrinación en busca de una tierra donde asentarse, yo le preguntaría si no le parece contradictorio que un pueblo tan “definido” como el judío se haya constituido sobre caminos hechos al andar, sin fin ni meta precisa, salvo su asentamiento en Israel.

HE. No todos los pueblos se han forjado en un territorio. Los pueblos han sido agrupaciones con un ideario común que ha cohesionado a los individuos, porque en la unión encontraban la garantía de su supervivencia, distinguiéndose de los demás. Los hebreos llegaron como nómadas a Canaán y su asentamiento no fue decisivo para su identificación con el territorio. Se identificaban entre sí por compartir unas creencias, unos valores morales e incluso la leyenda de unos antepasados comunes. Los visigodos, por ejemplo, olvidaron pronto su procedencia del norte de Europa, no se identificaron con los Balcanes ni con los Galias.


Si terminaron identificándose con el territorio de Hispania fue por influencia de los hispanorromanos cuando formaron un nuevo pueblo, con nueva religión, nueva lengua y nueva organización política. Isócrates anunció en Atenas al comienzo del siglo IV que se era griego no por la sangre o por haber nacido en territorio griego, sino por la educación, por hablar una misma lengua, creer en los dioses de su mitología y admitir unos valores morales. La creación de Israel no la precisaban los judíos, que han vivido dos milenios sin un estado. Se han visto obligados a tomar decisión por prurito imitativo y por las persecuciones desatadas contra ellos a causa de su Singularidad, de su diferenciación de los que compartían con ellos un territorio. Vaya usted a saber si el estado de Israel, institución política, va a afectar a la supervivencia de los judíos que continúan, tan felices, en la diáspora con su milenaria cultura y haciendo su camino.

AER. Se dice que la Historia comenzó con la Escritura. Teniendo en cuenta que no hay pueblo como el judío que se haya constituido sobre las Escrituras, entendidas como Ley, mandato divino, ¿serían los profetas hebreos los primeros constructores de la Historia tal como la entendemos: o desde atrás sino hacia adelante, reclamada desde el futuro?

HE. No cabe duda de que la aportación de los profetas a la configuración del pueblo y cultura judíos ha sido esencial. Hasta su aparición, los judíos fueron un pequeño pueblo, sin ideas ni personalidad propia, como sus vecinos. Los profetas, gracias a la adopción del alefato, pudieron escribir y transmitir sus ideas religiosas y convirtieron la religión de su pueblo en una de las más destacadas de la humanidad por el reforzamiento de la figura de Dios y por las cuestiones de moral superior que predicaron. No creo que tuvieran preocupación histórica los profetas, que vivían alejados de los centros de poder político que les persiguieron por ver en ellos un elemento disolvente.

AER. Parece que el pueblo judío; más que reivindicación del espacio, ha estado siempre buscando el tiempo, en la historia. ¿Es ese también el parecer de Usted?

HE. No veo que al pueblo judío le hayan preocupado ni el espacio ni el tiempo. La.; comunidades judías, me da la impresión, tenían una existencia atemporal. Vivían pensando en Dios, en el cumplimiento del pacto, de sus obligaciones con Él. Las cuestiones políticas les debieron parecer naderías y por ello no hicieron esfuerzo en apoderarse del poder en las sociedades donde se encontraban. Vivieron felices a la sombra de los que tenían vocación de mando.

AER. ¿No cree Usted que la Historia, en el caso de los judíos, más que una Historia basada en el progreso, es una Historia Sagrada, ucrónica, de la Divinidad en los hombres, de la Palabra de Dios hecha Escritura, contada una y otra vez?

HE. Estoy conforme, como acabo de decir.

AER. ¿Cómo se combinan la fuerte individualidad judía con el hondo sentimiento de colectividad de ese pueblo?

AER. Hay una ambivalencia contradictoria con respecto al judío entre las gentes. Por una parte, es un pueblo respetado y admirado. Por otra, existe a veces una actitud de rechazo hacia él que se manifiesta en expresiones populares despectivas. Por ejemplo: “perro judío”, “hacer una judiada”, “ser un fariseo”, etc. ¿Cómo explica Usted este fenómeno?

HE. La inteligencia y el trabajo bien hecho por algunos judíos sobresalientes en las actividades intelectuales y artísticas, les han proporcionado la admiración y el agradecimiento de la gente. El sentimiento de colectividad, el afán de conservar sus costumbres despreciando las de los otros hombres con los que conviven, les ha ganado el odio popular.

AER. Existe una penetración en lo judío de lo sagrado -incluso en el pensamiento de sus representantes más modernos y racionalistas- como “temor de Dios”, como acatamiento del mandato divino, como Escritura Sagrada. ¿No ve Usted curiosa esa mezcla de racionalismo crítico y acatamiento de la Voluntad Divina?

HE. La mezcla que se produce en ellos entre racionalismo, libertad de ideas y acatamiento de la voluntad divina, quizá pueda explicarse por la fuerte presión de la tradición y de la educación religiosa.

Acerca de Antonio Escudero Ríos

Nació en 1944 en Quintana de la Serena, Badajoz. Hizo las carreras de Filosofía y Publicidad en Madrid en donde reside desde 1960. Es editor literario e investigador de Judaica. Ha realizado ediciones facsimilares de la Guía de los Perplejos, el Cuzarí y de la obra de Isaac Cardoso. Dirigió las Jornadas Extremeñas de Estudios Judaicos en Hervás, en 1995, con Haim Beinart. Fue Director de las Actas del mencionado Congreso, publicadas en 1996. Colaborador en las revistas judías Raíces, Los Muestros, Maguem y Foro de la vida judía en el mundo, entre otras publicaciones. Creador, junto a otros entusiastas, de la Orden Nueva de Toledo, Fraternidad dedicada a la defensa plural de Israel y el Líbano cristiano, así como combatir el antisemitismo. Ha plantado miles de árboles, y construido, con Don Jaime Botella Pradillo, un jardín dedicado a los Justos de las Naciones en Las Navas del Marqués, en tierras de Castilla.

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