Diego Rodríguez de Silva y Velásquez

Por:
- - Visto 2086 veces

Nació en Sevilla el 6 de junio de 1599 y falleció en Madrid el 6 de agosto de 1660. Fue uno de los mayores exponentes de la pintura española, no sólo en su período barroco, sino a lo largo de toda su historia y se le considera como uno de los mayores pintores de la historia.

Diego de madre con orígenes sevillanos y de padre con orígenes portugueses, su talento afloró a edad muy temprana. Su primer maestro fue Francisco de Herrera el Viejo, pero debido a desavenencias entre ellos pasó a manos de Francisco Pacheco. Pintor de estilo Manierista, autor del tratado El Arte de la Pintura, transcurrirían 7 años hasta que un joven Velásquez con 18 años cumplidos se instaló como pintor independiente. Pacheco ejerció gran influencia sobre Velásquez no sólo pictórica sino cultural y literaria, hecho que no se entiende sin saber que el maestro Pacheco era un gran conocedor de la literatura clásica. Sus numerosos contactos e influencia fueron vitales para lograr el ascenso del pintor a la corte española.

Dos años más tarde de su reconocimiento como pintor, Velásquez se casa con la hija de su mentor, con quien tendría dos hijas.


En los seis años siguientes Velásquez se dedicó a elaborar encargos religiosos y escenas de corte costumbrista, desarrollando la técnica del claroscuro influido por el naturalismo de Caravaggio. La obra clave de esta época es el Aguador de Sevilla en la que el claroscuro se muestra con una maestría excepcional.

Durante esta etapa de su vida llevó a cabo una incesante vida sociocultural en Sevilla, participando de círculos culturales, como el círculo de las artes, que estaba presidido por Pacheco su maestro y suegro.

A consecuencia del cambio de reinado en la que Felipe IV sucede a su padre Felipe III, que durante el reinado de su padre había estado inundada de nobles castellanos cambia de fisonomía, surgiendo como principal figura real el Conde Duque de Olivares Don Gaspar de Guzmán, siendo andaluz abogó porque la corte estuviera integrada mayoritariamente de andaluces.

Considerando Diego de Velásquez que podría ser nombrado pintor de la Corte Real Madrileña, mas en esta ocasión no lo consiguió, sin embargo Pacheco quería que alcanzara el puesto de pintor del rey y por una intervención del Duque de Olivares dio una orden de presentación para que Velásquez pintase al monarca. No cabe duda que el retrato de Velásquez fue magistral y tras cuatro años en la corte Felipe IV lo nombra Ujier de Cámara, por lo que recibiría una mayor asignación.

Pero el hecho que marcó para siempre la vida artística de Velásquez fue la visita a Madrid del pintor de la Escuela Flamenca Peter Paul Rubens, y accede al Monasterio del Escorial a la Pinacoteca Real y al conocimiento de los grandes pintores renacentistas italianos, especialmente Tiziano. Para continuar su formación Rubens aconseja a Velásquez que visite Italia y que indague en la Pictórica renacentista para dar un giro a su carrera, también fue Rubens el que intercedió ante el Rey para que permitiera a Diego su viaje a Italia.

Partió del puerto de Barcelona con un buen salario el 10 de agosto de 1629. Llegó a Génova desde donde empezó una gira por los principales estados italianos, hasta llegar a Roma, donde se alojaría en el Palacio Vaticano bajo la protección del Cardenal Barberini, pero después se trasladó a Villa Médicis, donde tenía una vista maravillosa y donde pintaría su famosa Vistas de la Villa Médicis. Allí entró en contacto directo con la teoría y la práctica del arte italiano de su tiempo y de su esplendoroso pasado. Tras caer enfermo decidió marcharse de Roma para ir a Nápoles, ahí conoció a personalidades como la reina de Hungría, María Ana de España, a quien retrató, y al gran estandarte de la pintura española en Italia, José de Rivera.

n 1631 regresa a España y recibe el encargo de retratar al príncipe Baltasar Carlos, ahí se nota el cambio que había experimentado la pintura de Velásquez, que ya no es tenebrista, se iluminan los ambientes, se llenan de modernidad las figuras y las escenas y la libertad artística se hace más patente que nunca, de esta etapa efectuó retratos de caza, como el del Infante Fernando o del Príncipe Baltasar Carlos o el de Felipe IV o el de Isabel de Francia, la Reina consorte; Velásquez cede su puesto de ujier a su yerno y a su vez ocupa el puesto de ayudante de cámara que lo convierte en la persona más próxima al monarca, se suceden una serie de desgracias en la corte. La caída de su protector, la muerte de la Reina Isabel, la muerte de su suegro y la defunción del Príncipe Baltasar Carlos.

Tras estos sucesos Velásquez decide irse en 1648 por segunda vez a Italia como embajador y artista español. Buscando al reconocimiento social que en Italia desde el renacimiento, los artistas habían conquistado, el cual en España se les negaba. Realiza un recorrido por los principales estados italianos y en Venecia adquiere obras de Veronés y Tintoretto para el monarca español y hasta en Roma donde se reencuentra con Ribera, retrata al Pontífice Inocencio X, obra en la que utilizando el contraste de luces consigue llenar de expresividad el cuadro, hay teorías que adjudican la famosa Venus del Espejo a esta etapa en Italia.

Tal como le ocurrió en su primer viaje, vuelve a transformar su estilo dotándolo de la luz que tanta ausencia había tenido y así llega a conseguir la perspectiva aérea que estará vigente hasta el fin de sus días. Velásquez regresa a España en 1651 y Felipe IV lo nombra Aposentador Real y es en esta etapa cuando alcanza su máximo desarrollo y realiza sus dos obras maestras: La Familia de Felipe IV o Las Meninas y la Fábula de Aracné, conocida como Las Hilanderas.

Habiéndole sido concedida la Orden de Santiago, murió en Madrid tras haber padecido una larga enfermedad, fue enterrado al día siguiente con todos los honores de la Orden de Santiago en la iglesia de San Juan Bautista, su mujer, Juana Pacheco, murió 7 días después.

Deja tu Comentario

A fin de garantizar un intercambio de opiniones respetuoso e interesante, DiarioJudio.com se reserva el derecho a eliminar todos aquellos comentarios que puedan ser considerados difamatorios, vejatorios, insultantes, injuriantes o contrarios a las leyes a estas condiciones. Los comentarios no reflejan la opinión de DiarioJudio.com, sino la de los internautas, y son ellos los únicos responsables de las opiniones vertidas. No se admitirán comentarios con contenido racista, sexista, homófobo, discriminatorio por identidad de género o que insulten a las personas por su nacionalidad, sexo, religión, edad o cualquier tipo de discapacidad física o mental.


El tamaño máximo de subida de archivos: 300 MB. Puedes subir: imagen, audio, vídeo, documento, hoja de cálculo, interactivo, texto, archivo, código, otra. Los enlaces a YouTube, Facebook, Twitter y otros servicios insertados en el texto del comentario se incrustarán automáticamente. Suelta el archivo aquí

Artículos Relacionados: