La agencia hacía suyo el punto de vista, y por ende, la narrativa de la ONG Paz Ahora, notoria e ideológicamente posicionada respecto de este asunto, y del conflicto en general: el judío es “colono”, “ocupante”, en, ni más ni menos, Jerusalén (Jerusalén Este; aunque la realidad es que esa división entre partes occidental y oriental es producto de la agresión árabe en 1948 y la posterior ocupación jordana de esa parte de la ciudad).
Así, entonces, adhería Efe a la línea planteada por la ONG:
1. De entrada, el titular rezaba:
“La justicia israelí dicta desalojar casas palestinas para colonos, denuncia una ONG”
“Colonos”, sin comillas, incorporado el término, la etiqueta, como una verdad consolidada.
2. Y en el primer párrafo:
“… cuatro familias palestinas de Silwán, uno de los barrios más disputados de Jerusalén Este ocupado, deberán desalojar sus hogares en un plazo de seis meses para dar paso a colonos judíos”.
3. En el siguiente:
“… ‘deberán evacuar sus viviendas en favor de colonos‘ en medio año, concretó la asociación en un comunicado”.
4. Y a continuación:
“… organización procolona Ateret Cohanim, que reclama las tierras donde viven estas y otras familias”.
5. Enseguida:
“… barriada cercana a la Ciudad Vieja, y en el punto de mira de los colonos desde hace tiempo: varios ya se instalaron en algunas viviendas los últimos años”.
El titular y los cuatros primeros párrafos, y cinco veces la palabra “colono” asociada a los judíos y sus reclamos. “Colono”: que coloniza; que establece colonia; que se establece en otro territorio (fuera de la nación que lo hace suyo). ¿Claro?
Todo ello, aunque el barrio de Batah al-Hawa, donde se ubican las propiedades en cuestión, haya sido en realidad una comunidad judía yemení que fue desplazada por los sangrientos disturbios árabes en 1929 y en 1936-1937 contra los judíos. De hecho, “el título de propiedad de la zona estaba en manos del Benvenisti Trust, un fideicomiso judío activo allí a finales del siglo XIX y principios del XX”. Los actuales habitantes árabes no se instalaron – sin adquirir la tierra – en dicha zona sino hasta finales de la ocupación ilegal (producto de una guerra de agresión árabe) jordana de esa parte de la ciudad, desde 1966, según la propia Efe.
Esto, claro, la agencia lo “explicaba” de manera que no afectara la “narrativa” elegida (apenas un incompleto “inmigrantes judíos procedentes de Yemen residieron en el barrio a principios de siglo XX.”, obviando nada menos que su expulsión por parte de los árabes). Es decir, oscurecía.
Y el último nubarrón era otra cita de la ONG:
“A ello se suma el fallo más reciente, otro ‘intento de desplazar una comunidad palestina y reemplazarla por una israelí‘ con ‘el apoyo y asistencia de las autoridades’, condena Paz Ahora”.
Sugería, en definitiva, una “limpieza étnica” …
Pero esta ONG no es una fuente de información, sino una voz que, siguiendo a Sandrine Boudana, del Departamento de Periodismo de la Universidad de Columbia (The Journalistic Referents: A Crucial Distinction Between Sources and Voices), en realidad ofrece, principalmente, opinión e interpretación en forma de “acusación, expresión de una posición, un sentimiento, etc.”; de manera que “constituye o forma otro evento paralelo a aquel del cual se pretende dar cuenta”. Unas voces que, como decía Boudana, muchas veces se confunden con la del redactor.
A su vez, Paula Jullian, de la Ponitificia Universidad Católica de Chile (Appraising through someone else’s words: The evaluative power of quotations in news reports) apuntaba que las citas (y las voces, claro está) pueden ser utilizadas para dar credibilidad al reportaje y a las palabras del redactor; para reafirmar lo que se ha dicho o que se dirá a continuación; para desvincular al redactor de la responsabilidad del contenido, entre otros.
Muy oscuro.
Felicidades exelente aclaracion , a manejos tendenciosos de informacion que la hacen propia y disimulada , metiendo la mano y sacandola, pensando que el mensaje es aceptado, sin pensar que siempre hay personas que estamos atentas a ese tipo de intenciones.
armando jaimes ramos.