Reflexión.
Entonces el siervo corrió a su encuentro y dijo: “Por favor, dame de beber un poco de agua
de tu cántaro”.
Libro del Génesis 24-17
Agua y vida.
El 70 % de nuestro cuerpo es agua, y la mayor parte del planeta es agua. Y por muchas razones ya establecidas, es conocido que sin agua no podría haber vida, de la forma que nosotros la conocemos desde nuestra experiencia física y humana.
De igual forma, la Torá sería el agua espiritual que nos permite llenar un alma sedienta de verdad y de bondad.
En el relato de la búsqueda de una esposa para Isaac, Abraham desea una buena esposa, cuya tendencia natural sea hacia el jesed o prodigar actos de bondad.
Es decir, el núcleo de la persona se encuentra en si tiene un buen corazón.
Torá con jesed, pero no una Torá sin jesed.
Lo que busca y
se encuentra.
Y como el reflejo de nuestro rostro en las aguas del lago, también la bondad y la lealtad de Eliezer el siervo de Abraham, recibe igual respuesta en la misma sintonía. Citando el texto del capítulo o parashá de Jayé Sara continua: Y ella dijo: “Bebe, Señor mio”; y se apresuró a bajar su cántaro en sus manos y le dio de beber. Y cuando ella terminó de darle de beber dijo: “también para tus camellos sacaré agua, hasta que terminen de beber”. Génesis 24-18 y 19.
Isaac, y
el agua.
El hijo de Abraham se encuentra representando la sefirá de guevurá o rigor, juicio, o limitación. Se trata de insistir en un trabajo sobre su propia persona. Con él, ya no encontramos esa búsqueda hacia fuera, hacia el semejante. Isaac es la tarea que tiene el hombre para consigo mismo. instrumentar una disciplina de carácter personal como lo hace un soldado. Una preparación individual, que genera luego otra clase de bondad, puede, en boca de muchos autorizados, de mayor potencia y elevación que la de su propio padre.
Un trabajo que parece no descollar, doméstico, y diario, pero necesario y obligatorio.
Isaac no contradice a Abraham. Isaac complementa a Abraham y hace contrapeso. La verdad o el equilibrio aparecerá representado luego por su hijo Iaakov.
Para el cierre de este tercer bloque, cito las palabras del Sabio Hilel en el tratado de Ética de los Padres conocido como Pirkei Avot: : ” Sí yo mismo no me ocupo de mi, ¿quién se ocupara de mí? Y si lo hago por mí solo, ¿qué valgo? “.
Isaac fué el único de los tres Patriarcas que nunca en su vida abandono “los límites” de la Tierra de Israel.
El agua fluye
y revitaliza.
Y el agua de la Torá conecta a los distintos capítulos de la propia Torá, y si es bien entendida, obvio conecta a las personas entre sí. Y entonces vuelvo a citar y enganchar con la parashá siguiente que es Toldot. Y vemos, en el capítulo 26-18: “Itzjak había vuelto a cavar los pozos de agua en los días de su padre Abraham, que los pelishtim habían tapado después de la muerte de Abraham. Y los llamó con los mismos nombres con los que su padre los había llamado”.
La disputa del agua puede entenderse desde lo textual, pero también en otro sentido. Como una alegoría. Como un simbolismo.
Final.
En estos momentos difíciles para el pueblo judío, la insistencia de Isaac de llegar hasta el “agua espiritual”, funde lo real con lo simbólico. Después de la masacre del 7-10, hemos presenciado
como este pueblo tantas veces amonestado, no obstante, saca fuerzas físicas y espirituales, para intentar revocar una situación cuyas secuelas se presenta como demoledora para la moral y el espíritu y la continuidad de cualquier país o nación.
Cientos de soldados hoy piden y otros que no lo son, volver en teshuba. Muchos ofrendan sus vidas, como vimos en el caso de Isaac que se dejo atar por su padre. Y todo esto, que nos estremece tanto a los cercanos y a los lejanos, solo puede obtenerse de volver abrevar en las fuentes de la Torá. Como los peces no pueden vivir fuera del agua, y como los humanos y los animales necesitan del agua para seguir viviendo, el agua de la Torá o por la Torá(que constituye su única fuente de líquido potable) es hoy por hoy la consigna.
Seguramente vivimos una época de excepción, y como lo hicieron los pastores por orden de Isaac, todos debemos volver a buscar agua (espiritual) en aquellos pozos que se encontraban tapados, por los incircuncisos. Seguramente la encontraremos.
Atte.
Dr Natalio Daitch
Buenos Aires-Argentina
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