David viajo a Jerusalem y allí conoció a Rachel.
–David….David…– escucho de pronto la voz de Zohar como en un sueño.
–Lo siento, no me siento bien, me voy a casa.
–Pronto es Tefila Arvit– insistió Zohar.
David cerró sus libros y salió sin decir palabra.
Era martes.
Camino hacia el Teatro Haleví, aumentando su velocidad, paso por el mercado de frutas y decidió comprar unas rosas para Rachel.
Llego al Teatro Haleví, las chicas ya se habían ido. Emprendió su camino hacia el cuarto de la abuela Ada. Subió las escaleras con la respiración agitada. Toco la puerta y no hubo respuesta. Toco la puerta nuevamente.
–Quién es?
–Soy yo Rachel, ábreme.
–Qué quieres?
–He venido a pedirte perdón.
–Amar es nunca tener que pedir perdón.
–Amar es todo y todo lo contrario.
Rachel estaba enferma, llevaba enferma varios días, vomitaba y estaba pálida. Rachel ya no estaba interesada en el estudio del Talmud ni en la búsqueda de la verdad. Abrió la puerta.
–Perdóname amor mío.
–Porque?.
–Por haber huido el otro día. Lo digo en serio. Sabes por qué actué de esta forma. Sentí miedo.
Cuando uno toca el dolor de los demás con amor se le llama compasión, pero cuando tocas el dolor de los demás con miedo se le llama lastima.
–Perdóname, no sentí lastima, sentí repulsión, no hacia ti, hacia mí mismo.
–David…por qué volviste de Eilat?
Eilat simbolizaba un mundo libre…sin murallas… un mundo donde los sentimientos eran constantemente lastimados por otras personas, el alcohol, las drogas y el sexo que crecían como olas gigantes.
–Necesitaba las murallas, necesitaba las murallas de Jerusalem.
Las murallas significaban amor y protección. Las murallas protegen la flama del amor.
–Hasta que me di cuenta que nuestras almas juntas son la verdad.
–En verdad?
–Solo tú eres mi camino, mi sentido, mi comprensión.
–Donde has dejado a tus sin sentidos?
–Los he dejado atrás, en la memoria.
–Acércate, te ves cansado.
–Y tú te ves pálida.
–Dame la mano, prefiero que muramos juntos haciendo el amor a que vivamos eternamente haciendo la guerra.
David le dio la mano y la beso.
Hicieron el amor hasta la media noche.
–Voy a morir David.
–No, no vas a morir.
–Llévame al hospital, no me siento bien.
David se asustó por lo que había hecho, había transgredido las palabras del Rebbe, amaba a Rachel por encima de todo.
Tomaron un taxi al hospital Hadassa, y la llevaron inmediatamente al cuarto de maternidad.
El Rab Mijael estaba bebiendo una taza de té examinando su correo, cuando vio una carta de 770, era una carta del Rebbe. La abrió inmediatamente.
?Mazal Tov por el nacimiento de su nieto varón, quien seguirá los caminos de la Tora. Al mismo tiempo lamento y me uno en su pena por la pérdida de su hija Q.E.P.D. z?l.
No olvide mi hijo Jasidico que la alegría y la amargura son el mismo sentimiento en distintos momentos, y son los que llenan el alma del Jasid. Que
Dios Te Bendiga en buenos caminos y con mejores noticias en espera de la Providencia?.
El Rab Mijael pensó que se trataba de un error.
Una voz dese la ciudad comenzó a gritar.
–El Rebbe…el Rebbe…el Rebbe…el Rebbe..
El Rab salió a ver que acontecía.
El Rebbe daba su discurso sobre la luz infinita y esencial de Dios. Hablaba entusiasmado diciendo en su drasha que la Jasidut era el tesoro preciado, el arma secreta, que el rey distribuía a sus soldados.
–¿Cómo puede ser que sea revelada la luz esencial del Todopoderoso, la manifestación de la esencia de Dios? Esta luz también es llamada el rostro de Dios no revelado ni a Moshe Rabeinu, como dice el verso, ?Pero, mi rostro no verán?. En hebreo la palabra para ?rostro? también significa ?interno?. ¿Cómo puede tal luz interna ser revelada en el primer lugar?
El Rebbe siempre respondía señalando que incluso desde este aspecto de la esencia interna de Dios, hay una posibilidad que alguna luz brille abajo. Algo de la luz esencial de Dios puede ser revelado en nuestra realidad, aunque tenuemente, como gotas de agua cayendo de lo alto. Pero en realidad, el rey entrega su tesoro libremente, a todos, y lo ofrece de tal forma que todos pueden entenderlo y no sólo como un destello, cómo un despertar, como un detonante desde arriba, despierta al hombre abajo para hacer brillar Su luz dentro de sus corazones. Finalmente, después que el hombre ha alcanzado su punto de mayor perfección, el nivel de apercibimiento verdaderamente más alto baja desde arriba y cae en su ?lugar perfecto? este es el significado que el rey saque su tesoro, este estado final de un despertar superior que motiva a un humano a ser perfecto abajo. Pero, esto tampoco puede ser, porque claramente no somos perfectos, todavía estamos en medio de nuestra guerra, nuestra rectificación. De hecho, está completamente claro que estamos en medio de una batalla spiritual debido a nuestra naturaleza imperfecta. Además, en la parábola el rey reparte libremente su tesoro a todos sus soldados, otra vez, sin importar su entrenamiento o nivel.
Era el 3 de Tamuz de 5754 cuando apareció la noticia en todo el mundo que dejo perplejos a todos los Jasidim. Decenas de miles de personas llegaron entre llantos y cuestionamientos al Cementerio Montefiore en la ciudad vieja de Queens en Nueva York.
El 3 de Tamuz de 5754 falleció el Rebbe de Lubavitch, Rabí Menajem Mendel Schneerson, de bendita memoria. Miles de Jasidim llegaron a honrarlo y conectarse con la elevación de su alma. Obviamente, para quien tuviera alguna relación con Jabad y, por lo tanto, con El Rebbe, era un día de mucho significado. El trabajo que el Rebbe había realizado a lo largo de toda su vida se revelo de pronto en la tierra con más fuerza y poder en ése día.
Más allá de las diferentes explicaciones místicas sobre la continua vida e influencia del Rebbe en las vidas de sus Jasidim, el Rebbe dejó como plan de acción para los años subsiguientes, la verdadera forma del Jasidismo en nuestros días. Y esto era algo revolucionario. En un día como el 3 de Tamuz, cuando todo el trabajo del Rebbe se elevaba y revelaba en éste mundo con más fuerza, que a través del mérito de la “Cabeza de los Hijos de Israel” los jasidim llegaran a tener verdadera Simjá, alegría de estar conectados con la Fuente de la Vida, con Dios, la Luz Infinita.
El Rebbe personificaba el vínculo entre el antiguo mundo y el mundo moderno. Es decir, la antigua Europa, llena de pueblitos donde vivían grandes genios y sabios de la Torá, grandes maestros jasídicos que con sus palabras revivían un judaísmo decaído por los sufrimientos. Esa Europa repleta de Ieshivot donde el Beit HaMidrash y la casa de estudio era una parte fundamental del pueblo por
donde pasaban diariamente los habitantes del pueblo para rezar y estudiar, y el nuevo mundo, donde la ciencia y la tecnología eran materia de todos los día, donde la política dejaba de ser simples monarquías para pasar a complejos sistemas de gobierno, donde la comunicación y la información en forma masiva abrían las puertas de nuevos horizontes en muchos campos.
El Rebbe participó de los dos mundos, y era un experto en ambos. El Rebbe era un genio de la Torá, con una profunda erudición y visión, mientras que era un científico que se codeó con los mayores exponentes de la ciencia en las universidades de Francia y Alemania por los años 20.
Entonces, supo combinar los dos universos y revelar la Verdad de Dios en ambos, mostrando cómo ambos podían convivir y no contradecirse. El Rebbe hablaba de Simjá –alegría– y Merirut –amargura–. Las dos columnas en lo que es el servicio a Dios, donde cada una logra un resultado diferente en la persona: la alegría eleva a la persona por sobre todas sus dificultades, mientras que la amargura quiebra la falta de sensibilidad y problemas de la persona. El Rebbe enseñó que aún aquellos aspectos del servicio a Di–s relacionados con la amargura, nuestra generación debe hacerlos con alegría.
Los Jasidicos de todo el mundo, especialmente aquellos en Brooklyn y en la Tierra Santa comenzaron a debatir. Los seguidores de Jabad Lubavitch algunos
creían que el Rebbe, Menajem Mendel Schneerson, era el esperado Mesías e incluso que el Rebbe existía y estaba vivo.
David le llamo al Rab Mijael y le dio la noticia.
Cuando el Rab Mijael escucho la noticia no podía creerlo. No sabía si llorar o bailar. Se desmorono en el suelo.
–Mickey…
–Quien…quién es?
–Mickey soy yo…Ada…
–Mama?
–No temas hijo.
–Mama…te necesito…el Rebbe ha muerto.
–El Rebbe eres tu hijo, tu eres una parte del Rebbe y el Rebbe es una parte de ti. Lo llevaras vivo dentro de ti para siempre.
–Mama!…es Rachel…
Mijael se quebró en un llanto como un Tsunami.
–Ella estará bien…ella estará conmigo aquí en Gan Eden. No te preocupes, guía a tu nieto, guíalo en el mundo de Tora, será un gran rabino en el futuro.
–Mama… perdóname!
–Mickey…
–Quiero abrazarte mama…necesito abrazarte.
Fue un día triste para el abuelo Mijael cuando vio a su nieto varón.
Pronto los Jasidim comenzaron a notar que los hermosos ojos azules del bebé simplemente miraban sin ver. Profundamente doloridos, se dieron cuenta de que su bebé era ciego. Sin perder tiempo, pidieron el consejo de médicos expertos en cuestiones del ojo pero, tristemente, nadie les podía ayudar; el bebé nació ciego, y los médicos no conocían curación para su mal.
Los Jasidim aceptaron la triste situación, y agradecieron a Di–s por el bebé incluso si éste no podía ver. Volcaron todo su amor en el niño, y se dedicaron plenamente a él.
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