alguna frente a las instituciones sociales y religiosas, así conoció a la madre de Lisa, Bridgit, una francesa que soñaba con ser actriz y pertenecer al glamour del cine y los bedeles franceses, pero en cambio estaba condenada a hacer presentaciones absurdas en los burdeles de Paris.
Coresh siempre se marginaba a sí mismo y se conducía en el borden del crimen y la ilegalidad pues se sentía marginado del sistema, hasta que fue culpado de violar a la actriz francesa, y por ello, Pierre, su padre, quien había estudiado para el sacerdocio y tenía amigos en los tribunales, lo envió a la provincia de Francia, a una zona rural, a aprender algún oficio y a alejarse de la urbe inglesa para siempre. Coresh, corto de dinero y ardido en contra de las autoridades, se rehusó a trabajar en los criaderos de animales, y se conectó con los taladores de bosques en bares prohibidos y olorientos.
El mayor placer para Coresh además de beber era talar un árbol, pegarle con el hacha afilada, castigarlo, romper su corazón, desgajar sus raíces, puesto que pensaba que los arboles eran la esencia de los hombres, pero el estado los trataba como símbolos de aquello que era para los fuertes, los ricos, los pudientes, los gobernantes, y eran uno de los recursos naturales estatales mediante los cuales se enriquecía aquel país de aristócratas.
—¿Aquí piensa Coresh, que los árboles son objetos del estado? — pregunto Oren intrigado.
—Sí, es una crítica, son objetos, posesiones. El estado trata a sus recursos como su posesión—.
—Esto da pie a una gran discusión filosófica. La creación es de Dios, y les fue prestada a los hombres como escenario y recurso en su paso a la trascendencia espiritual. Pero no es así como nos comportamos los hombres de nuestros tiempos. Los hombres vivimos en una lucha a muerte, unos con otros, hermanos con hermanos, ciudadanos con estado, lideres contra líderes, todos contra todos, en la lucha por la posesión y el dominio—.
—Verdad—.
—Entonces tu novela no trata sobre arboles mágicos, sino sobre la lucha del poder donde los árboles son los objetos del conflicto, o símbolos de la autoridad o legalidad, pues hasta el momento tenemos una lucha ética. Te sugeriría que en lugar de alejarte de este formato, lo explores y explotes hasta sus últimas consecuencias—.
—También podríamos hablar de los gobernantes, que por un lado gobiernan, crean y proponen leyes, usan la autoridad para ejercer las leyes, pero por el otro lado doblegan las leyes para hacer negocios ocultos—.
—Hablamos pues sobre la naturaleza humana, y la naturaleza del poder—.
Lisa no supo todo esto sino hasta cuándo fue una muchacha mayor, solo supo que su padre fue enviado a la cárcel por talar árboles en zonas ecológicas prohibidas, y el abuelo, Pierre, había logrado rescatarlo del lio una vez más, gracias a su reputación de hombre sagrado y a sus relaciones con el magisterio.
A Lisa no le parecía conveniente que John hubiese detectado algún ilícito en los papeles del nuevo contrato, esto le podría costar su trabajo, pero no podía impedir ver con impresión esta remarcable revelación, era un contrato supermillonario, y de ello vivían ella y Pierre. No tenía la cara para regresar a la oficina a informarles que John aún no había firmado ningún papel, y más aún, que exigía una aclaración sobre la procedencia de los árboles.
Los árboles para Lisa, claro estaba, eran vehículos esenciales de la vida gracias a los cuales se producían los procesos de fotosíntesis permitiendo la vida, y no podría comprender como alguien los pudiese odiar o maltratar. Incluso de niña, su abuelo Pierre, le decía una vez al mes que era el cumpleaños de los árboles y les celebraban una fiesta y los abrazaban, bailaban cercanos a su sombra y los pintaban en lienzos viejos.
Finalmente decidió confrontar a su jefe y explicarle la postura de John, y así fue como ella exigió saber más sobre la procedencia legal de los árboles que llegaban a puerto para convertirse primero en hilos de madera y luego en gigantes rascacielos como espaguetis en el cielo despotizado por la industria.
—Interesante descripción— dijo Oren.
—¿Te refieres a…? —.
—El cielo despotizado por la industria—.
—La industria es déspota con la naturaleza. No la respeta. Con ello volvemos al tema principal, nuestra cultura industrial no respeta a la madre naturaleza, al espíritu de los árboles—.
—Es aquí donde los árboles son símbolo o metáfora de espíritu—.
Alex, un ruso que hablaba perfectamente el francés, se limpiaba los dientes con palillos de madera.
—Ese tipo John es un imbécil— le dijo su jefe— Si no firma los contratos lo obligaremos a firmar, tenemos nuestros métodos. En cuanto a tu pregunta— le dijeron a Lisa—, lo único que te puedo decir es que proceden de Hong Kong y son de la más alta calidad—.
Lisa entro en razón entrando en el Internet, y comenzó una investigación con el número de procedencia. John tenía razón, la madera estaba podrida, y eso solo significaba una cosa, los árboles se habían secado, y el bosque del que habían sido cortados no era una zona de reforestación reconocida por el gobierno de China, sino una zona explotada por hombres de negocios desconfiables y sin una reputación limpia.
—¿Cómo es que los hombres corruptos, los hombres sin una reputación limpia, nunca tienen nombres propios? —. Pregunto Oren haciendo burla.
—Sí, se podrían llamar John, Coresh, Pierre o Lisa—.
—Nuevamente volviste a los estereotipos, el tipo que se limpia los dientes con un palillo es un ruso, suena como un matón de la mafia Rusa—.
—Se trata de un gran negocio, un negocio industrial gigante. La madera es requerida para construir rascacielos, edificios, casas, muebles, y muchas otras cosas más. Es una industria millonaria, seguramente la mafia está involucrada y exige tener un pedazo de pastel—.
—Una novela de cowboys contra indios, aquellos que ven en todo un negocio, legal o ilegal, y aquellos que ven en todo una postura moral y ética, y confían en la superioridad de la legalidad. Legalidad legislada y establecida por las clases gobernantes, pero fulguradas por las revoluciones populares. Históricamente no son las clases gobernantes y elitistas las que moldean la historia, sino los pueblos, las revoluciones populares—.
—Sin embargo, no importa cuales son los resultados, las clases gobernantes y las elites industriales son siempre quienes gozan de los resultados, y los amoldan a sus intereses—.
Lisa llamo a John inmediatamente.
—Tienes razón, los arboles provienen de un bosque donde la tala es ilegal. Estoy de tu lado aunque me cueste mi empleo, pero estoy un poco preocupada por ti y tu familia. Algunas personas de la empresa no están contentas—.
—No tienes nada de qué preocuparte, pero no te apresures a renunciar—.
—Desearía encontrarme contigo para hallar una solución—.
—De acuerdo, mañana a las seis de la madrugada en la entrada del bosque de Trolean.
Continuará…
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