El conflicto palestino-israelí: una mirada más

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Tras de los discursos del presidente Obama y del primer ministro israelí Netanyahu, los asuntos a tratar en el conflicto palestino-israelí merecen una mirada más cercana.

Las negociaciones entre Israel y la OLP comenzaron en Oslo, en 1993. El racional detrás de ellas era abordar primero los problemas más sencillos, sobre los cuales se podía llegar a un acuerdo interino y dejar los grandes problemas sobre los que había desacuerdos para la fase de negociación del estatus final, con el objetivo de llegar a una solución de dos Estados, uno judío y uno palestino. Un principio fundamental en este proceso ha sido la convicción de que las negociaciones directas entre ambas partes era el único modo de obtener resultados tangibles y sustentables.

Como resultado del acuerdo interino, se creó en el principio de los años 90 la Autoridad Palestina, que es el autogobierno palestino, mismo que tomó el control y la responsabilidad en varias esferas —educación, salud, bienestar social, seguridad interna y el orden público— en las principales ciudades palestinas, incluyendo poblados en la Margen Occidental y en la Franja de Gaza. Como consecuencia de ello, 98% de la población palestina está hoy en día bajo control palestino.


A su vez, desde la cumbre de Camp David en el año 2000 y hasta los últimos años, los diferentes gobiernos israelíes mantuvieron negociaciones con los representantes palestinos sobre los asuntos pendientes del estatus final, que incluyen las fronteras, los refugiados, los asentamientos, asuntos de seguridad y el futuro de Jerusalén. En este contexto cabe destacar que el asunto de las fronteras está ligado al de los asentamientos, así como al asunto de los refugiados. No se puede separar un problema del otro, hay que negociar todo en conjunto.

La referencia que hizo hace dos semanas el presidente Obama con respecto a las futuras fronteras entre Israel y los palestinos llamó la atención. No obstante, el término las “fronteras de 1967” es problemático. De hecho, se trata de las líneas de armisticio del año 1949 entre Israel y sus vecinos, por lo cual quedó determinado en los acuerdos de alto al fuego que las líneas de armisticio no deben entenderse como límite internacional. En todo caso, habrá que tratar este tema en el marco de los cambios demográficos que se han dado a lo largo de los años, paralelamente a la cuestión de los asentamientos.

Ahora bien, la cláusula 31 del Acuerdo de Oslo (acuerdo interino) entre Israel y los palestinos del año 1995 determina que, los palestinos no iniciarán ni tomarán ninguna medida que modifique la posición de Cisjordania hasta el final de las negociaciones sobre la posición estable y, el tema de los límites será determinado sólo en el marco de la negociación. El acuerdo interino si bien fue firmado entre Israel y la Autoridad Palestina, Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia, Noruega, Jordania, Egipto y Naciones Unidas, fue suscrito, con testigos, y este acuerdo permanece vigente hasta hoy en día.

De allí que si las fronteras determinan los dos estados —el judío y el palestino— el Estado judío no puede ser la solución para la exigencia palestina de que los refugiados y sus familias puedan regresar a los lugares que habitaban previo al armisticio de 1949. Ello cambiaría totalmente el carácter judío de Israel y significaría su final. Por ello, sin desconocer ni disminuir la tragedia humana de los refugiados, hay que reconocer la responsabilidad árabe en este continuo conflicto.

Encima de toda esta complejidad permanece el problema primordial entre ambas partes, o sea, el reconocimiento mutuo. A la luz del reciente acuerdo de la OLP con Hamas y de las continuas declaraciones de los líderes de Hamas que rechazan, por un lado, el reconocimiento del derecho de Israel a existir, así como los acuerdos firmados entre Israel y la OLP y, por el otro lado, su negativa de rechazar el terrorismo, la inquietud israelí crece.

El público israelí debe estar convencido de que los palestinos genuinamente están interesados en dar por terminada la disputa y reconocer el carácter judío de Israel. Por su parte, Israel estará dispuesto a reconocer al Estado palestino en el marco de las negociaciones del estatus final.

* Artículo publicado en la columna “Ideas mediterráneas” en Excelsior el 2 de junio, 2011.
Rodica Radian-Gordon es Embajadora del Estado de Israel en México.

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