Volar sobre una grande Ave. Hermoso y desafiante como es el Cóndor. – ¡Qué Maravilla! – Y sobretodo ver el espacio y luminoso cielo de Bolivia. Esta espectacular Ave cubierta de brillantes plumas negras, obscuras, que no delinean su cuerpo, sino lo cubren como si fuese la noche, una noche sin luna. Su fastuosidad es importante porque es el Rey del cielo Sudamericano. Parece el sueño de cuando eramos niños, y también de adultos. Este colosal y místico viaje por el altiplano, no puede ser más que una grandiosa experiencia. La fascinante Cordillera de los Andes. Con sus puntas de espumosa nieve, eternas gotas de agua, cristalizadas que viajan hasta terminar en un grande río, o lago.
Un excéntrico viaje, digno de una encantadora aventura, muestra a Bolivia en su máximo esplendor. Se encuentra un cielo hermoso y despejado, con bandadas e hileras de aves que se desplazan de zonas altas a las pequeñas planicies. Aparece alguna nube graciosa que deja al descubierto el colorido de la tierra, con tintes fuertes y típicos de esta nación. Son los colores del altiplano, tomados de la naturaleza, de su variada vegetación.
Bolivia, el país de los mil colores, autóctonos del altiplano, que asemejan a pueblos lejanos como Nepal, pero su gama es propia y especial, el verde amarillo, el fucsia o rosado fuerte, el rojo tan antiguo, milenario de culturas ancestrales.
Un país lleno de vida, de rayos de sol que iluminan un modo simple, cercano al paraíso, a la paz, a una filosofía del vivir. La alma de sus habitantes, ingenuo, simple, perfectamente bueno.
Del cielo, en este virtual vuelo del Cóndor, se puede ver el país más rico del mundo – ¡ Si, lo es! – Posee tantos minerales, es la economía del estaño, la plata, salitre, está el espectacular cerro del plomo, y ahora el más importante, el litio.
Sus yacimientos de litio y sus reservas de este mineral dejan a todos con un suspiro. Comparado con la Arabia Saudita. En sus reservas de litio “UYURI“, donde se calcula el 50% del aprovisionamiento mundial.
Pero no solo es eso Bolivia, es su paisaje, su gente. Grandes masas de vegetación, fronteras con Perú, Chile, Paraguay, Argentina y el opulento Brasil.
Su cambio de clima depende de la altitud, si se está en llanura o montaña. Los habitantes del plano son extroversos, en cambio los de montaña de carácter introversos. Llamados “los Cambas”, los primeros y “Kollas” los de montaña. Descendientes de los Aymara, del imperio Tiahuanaco, orgullosos de un pasado de una grande cultura, comparable a los Aztecas, y a otras culturas occidentales. Al mencionar esta nación, evocar canciones como “El Cóndor pasa” (The condor goes on), o“Llorando se fue” (la Lambada), famosas tonadas del folclore boliviano, conocidas en el mundo entero.
Recuerdos de juventud es imaginar este tren largo, muy largo, lleno de expresividad de vida de los pueblos del altiplano. Me refiero al tren Antofagasta, la Paz, Oruro.
¡ Che Belleza! – Encontrar este sabor de vida, expresado en la unión del paisaje, y la dimensión del simple vivir de una nación muy orgullosa de su descendencia indígena. La cultura Tiahuanaco, parte importante de Bolivia, con una dimensión dentro de las grandes del mundo. Su producción de cerámica en el 700 a.c. era una de las más prospera.
Con una foresta amazónica y el árido Chaco, encontramos el parque nacional Amboró. inmenso paraíso tropical.
El Cóndor abre sus alas, desea dirigir su vuelo a la alta montaña nevada, el viaje me hace reflexionar en esta nación, en su arquitectura de casas blancas, muy cuidadas, en sus grandes vestidos de las “Cholas”, en los niños protegidos y amados, que son cargados en las espaldas de quien los engendro unas fuertes mujeres de la nación llamada Bolivia!!
– ¡Querida Bolivia! – mi viaje me hace suspirar de tu hermosura y simplicidad. Tus alturas como el país más alto sobre el nivel del mar me hace pensar en tus propias alturas como país, avanzas como una grande nación, un país que posee la fuerza de la juventud.
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