Los tejados anaranjados y rojizos de Lisboa se extienden hasta el río, donde el brillante sol torna las aguas un dorado hipnotizante. La capital de Portugal es una ciudad fascinante, donde pasado y presente fluyen en perfecta armonía.
En la hermosa capital de Portugal, Lisboa, Four Seasons una vez más alcanza un nivel de excelencia y perfección que incita sentimientos de armonía y disfrute que son incomparables. Four Seasons Hotel Ritz Lisbon es el escenario de vivencias únicas que atrapan nuestra mente y seducen nuestro corazón.
En el 2019, este bello hotel fue renovado en su totalidad. Para hacer realidad su visión de dar nueva vida a la propiedad clásica, los propietarios del hotel se asociaron con los reconocidos arquitectos portugueses Artur Miranda y Jacques Bec. Con planes ambiciosos para infundir las raíces originales de la década de 1950 del hotel histórico con una estética contemporánea, el equipo se inspiró en la habitación n.º 44 (que presenta un diseño puramente inspirado en los años 50) y aplicó este tema a cada una de las habitaciones de la propiedad. El resultado es un impresionante homenaje a la rica herencia del hotel y todo lo que Lisboa tiene para ofrecer a los viajeros.
En el exterior, las vistas de las colinas ondulantes de la ciudad y los exteriores de azulejos brillantes se extienden ante mí. El infinitamente lujoso Four Seasons Hotel Ritz Lisbon brinda una espléndida vista a vuelo de pájaro de los más espectaculares sitios históricos de la ciudad, y constituye el punto de partida perfecto para explorar su excepcional arquitectura y alma única.
La hábil curaduría se encuentra en el corazón del restaurante CURA, galardonado con una estrella Michelin, donde el Chef Pedro Pena Bastos selecciona sus ingredientes tan meticulosamente como un artista elige sus pinturas, extrayendo de la rica paleta regional de ingredientes de temporada de Lisboa para crear platos artesanales de gran profundidad, sabor y significado.
Utilizando ingredientes de temporada, el chef elabora diversos menús de degustación, en esta ocasión tuve el placer de descubrir y disfrutar del menu Origens. Mi experiencia en CURA comenzó con un amouse bouche de foie gras y hongos shiitake, seguido por un platillo elaborado con Amberjack, betabel, flor de naranja y lima, fresco y revitalizador.
Después probamos atún rojo con nabo, rábano picante y caldo ahumado, seguido por un ‘chawanmushi’ de marisco con lupino y shiso, un platillo complejo y original con toques asiáticos. Continuamos con calamares con mantequilla de algas tostadas y avellanas, bergamota y caviar ossietra.
El siguiente platillo estuvo elaborado con brócoli, trigo sarraceno, pepino y poleo, seguido por uno de los elementos más clásicos de cualquier experiencia culinaria portuguesa: pan hecho en casa. Probamos pan de trigo milenario y pan de leche, acompañado de mantequilla añeja y aceite de oliva verde.
Proseguimos con un delicioso rodaballo con guisantes, percebes y ajos silvestres, y después con un costillar preparado con mostaza, maíz y salsa ‘bairrada’. El último platillo fue pichón con coliflor, salvia y colmenillas – un exquisito manjar.
Para terminar con toque dulce, degustamos dos postres, primero uno fresco, elaborado con cítricos, hinojo y halófitas y después un sabroso chirivía con pino, miel de brezo y sultanas de moscatel.
Una cocina con inspiración, un menú con historia y una ubicación privilegiada en el hotel más lujoso de la ciudad: CURA es el escenario de momentos culinarios sin igual.
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