Entró un cliente

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En los comercios solemos ver esperar que entre un cliente para atenderlo. Y hay dos tipos de empleados: aquellos que interrumpen sus labores para atenderlo y los que dejan de ser flojos, estando en sus celulares mirando tonterías y atienden al cliente.
Tal vez el cliente no sepa quién estaba haciendo algo productivo y quién no. Y no lo sabe porque no le interesa. Pero si ese cliente pudiera volver el tiempo atrás y ser atendido por cada uno de los empleados, claro que se daría cuenta pues la atención, la predisposición, los conocimientos, el lenguaje corporal, la fuerza de una pantera, la agilidad de un águila, la rapidez de un ciervo y la voluntad de un león

Fuerte como un tigre, ligero como un águila, veloz como un ciervo y poderoso como un león.

de cada uno le haría dar cuenta quién es el que estaba aprontado para el cumplimiento de su labor y quién sólo esperaba que entre para demostrar que trabaja. Y peor aún, quién es aquel que le estorba que un cliente interrumpa su descanso cuando toda la función del empleado es solamente trabajar.
La vida entera es así. Venimos al mundo a trabajar. Hay quienes sienten que las obligaciones son interrupciones. Otros se preparan todo el tiempo a la espera de los clientes. Mientras algunos están en la puerta llamando la atención, gritando los precios y promociones a fin que los clientes vengan a él.
Es verdad que no todo el tiempo hay clientes, pero sí todo el tiempo debemos prepararnos por si llega a entrar uno.
Imaginen que llega el cliente y pide una ropa de tal talla y color y ni siquiera sabemos si hay de esa o no, o no sabemos ni dónde está, o no sabemos el precio. Al final la conseguimos, pero la atención y el servicio ya no fue el mismo. El cliente nota eso rápidamente y tal vez piense que en esa tienda no saben atenderlo y por lo tanto deja de ir.


Así son las MITZVOT.

No todo el tiempo tenemos la posibilidad de hacer ciertas Mitzvot. Nos levantamos en la mañana y entran varios clientes. Uno se llama Modé Aní, otro Kipá, otro Tzitziot, otro Tefilá y muchísimos más. Es ahora cuando tenemos que atender y no creer que son estorbos.

¿Para qué vas al trabajo si no quieres atender a los clientes?

Porque para eso fue creado

¿A qué venimos al mundo si cuando nos llegan clientes sentimos que no tenemos que atender, que primero está nuestro celular?

Quiera HASHEM que tengamos muchos clientes y podamos atenderlos estando muy preparados.

Para HATZLAJA RABBAH de Gabriel Ben Flora Shoshana.

Acerca de Rob Dagán

Mi nombre es Gabriel Zaed y escribo bajo el seudónimo de Rob Dagán. Mi pasión por la escritura es una consecuencia del ensordecedor barullo existente en mis pensamientos. Ellos se amainan un poco cuando son expresados en tinta, en un escrito. Más importante es expresarse que ser escuchado o leído, ya que la libertad no radica en hablar, sino en ser libre para pensar, analizar.

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