Ya en tiempos de Gaio Cilnio Mecenate, que provenía de una distinguida familia etrusca, de la antigua Roma, se estrechaba en apoyar, promover y proteger la obra del artista, ya proseguida en la edad moderna, de ahí nace la colaboración de los mecenas. Esas personas, que gratifican la obra del literato, o del artista, en general. Personajes que aprecian el talento y se ligan al autor sin abandonarlo, sino aunque, aun mas lo cobijan a él, su genio y su obra. La protegen ya sea cuando todavía es inedita y o después cuando se alcanza el reconocimiento del público. Es Max Brod que llena el corazón y el orgullo de todos nosotros, no como un mecenas material, sino que con la fuerza y apoyo espiritual para seguir adelante. Es eso que aporto a su leal amigo Franz Kafka. Y mas aun en momentos donde los manuscritos inéditos de Kafka revienen a la luz a sus amados e incondicionales lectores.
Max Brod es el biógrafo, el albacea de Franz Kafka, pero aun mayor que ese ilustre rol en la literatura, es por sobretodo el escritor, compositor israelita, (1884-1968) que nació en Praga en la que era provincia de bohemia en Austria- Hungría y murió en Tel Aviv. Su amor por proteger el talento de escritores como Kafka, Werfel y tantos otros literatos judíos, sería su labor que la adhirió de siempre por pasión y no por obligación. De ninguna manera separando su propia ocupación de escritor y compositor musical con su memorable Réquiemhebraicum, así se dice que ningún pueblo es tan ligado a la música como el pueblo hebraico Su trabajo, ademas es complementado a la unión estrecha de la religión y de sus ideas políticas, que eran el deseo vehemente por un establecimiento de un estado judío. Con una escritura sensual, creciente y fervorosa en religiosidad a la que se le podría haber sumado su vigorosa personalidad con un mixto de colorido, inteligencia irónica y analítica propio de los escritores del Circulo de Praga, de la Bohemia. Es Praga la ciudad que hechiza ya en el s. XII y XIII especialmente porqué se origina la colonia hebraica Praguese, mas es el s XIX que conoce el florecimiento de la literatura en lengua alemana con el Circulo de Praga entre cuyos integrantes estaban Félix Weltsch, Oskar Baum, Frank Kafka., y Max Brod. Nombrar las obras de Brod, son innumerables más de 81 entre ellas Judinnen ( 1911), Arnold beer, El destino de un hebreo (1912) el problema del alma israelita en la edad moderna. Reubeni (1925 ) una narración desde el punto de vista social como posibilita de la reconstrucción de un estado israelita. Es su autobiografía Una vida de lucha (1960), que nos adentra a su interior, otra obra interesante es Heine basada en el último de los románticos y ensimismo su enterrador.
Dramaturgo prolífico en lengua alemana. Su intervención en política es representada cuando negocio con el presidente Checoslovaco Masaryk por el proyecto legislativo relacionado con el estatuto de los hebreos. En 1939 huyé con su esposa Elsa Taussig a Palestina llevando consigo los escritos de Kafka en una valija, se establece en Tel Aviv. En 1949 fue galardonado con el premio Bialik. Muere en 1968 en Israel.
Es Max que hace resucitar y mantiene en vida a Kafka, en la literatura universal sin él su obra estaría desaparecida, perdida entre las cenizas de la sombría Praga.
Será en octubre de 2012, donde el tribunal de Tel Aviv ha establecido con una sentencia relevante que la colección de manuscritos, cartas, diseños inéditos de Kafka, pasan a ser custodiados en la Biblioteca Nacional de Jerusalén. Historia que parte cuando Kafka deja como testamentario a su amigo Brod, su deseo afín era que fueran destruidos todos los manuscritos después de su muerte, decisión afortunadamente que él no acato.
El mismo Brod, a su deceso deja en patrimonio, este importante legado a su secretaria y compañera Esther Hoffe y esta sucesivamente los dejaría a sus hijas Eva Hoffe e Ruth Wiesler, que luchan para que estas posesiones queden en poder de ellas, como legado de su madre, a lo que Israel replica a unisono que van al estado.
Anteriormente en vida la Hoffe vendió El Processo ese precioso original (1988) a 1.4 millones de euro al Museo de Literatura Moderna de Marbach, Alemania.
Quizás Kafka en su mente deseó que su gran y leal amigo Max Brod, no quemara su material literario, ya en el periodo de su enfermedad lo hubiese podido destruir él mismo, mas no tuvo la voluntad o fuerza para dejar al mundo sin saber de un grande de la literatura, el conflicto del momento es con las Hoffe y los tribunales, la familia ha anunciado recurso.
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