Al conducir a lo largo de la costa oeste de la Toscana, al norte de Pisa, nos encontramos con unos Alpes escarpados que se elevan abruptamente desde la estrecha franja de tierra, reluciendo majestuosamente. Estos son los Alpes Apuanos, montañas que brillan como cubiertas de nieve durante todo el año. Pero el blanco prístino no es nieve, es el mármol de las caras desnudas de las canteras de las montañas: nieve eterna. El efecto es tan surrealista que no estaría fuera de lugar en un mural, pero esta impresionante vista oculta una industria multimillonaria al año y la fuente de algunas de las esculturas más famosas del mundo, incluida la de Miguel Ángel: la Pietà y el David.
Un molino de aceite de oliva del siglo XVII convertido en una elegante casa de campo, enclavado en las estribaciones de los Alpes Apuanos, Il Bottaccio es un hotel singular. Cerca de Forte dei Marmi, en la Toscana, esta lujosa mansion, miembro de la prestigiosa colección de hoteles Relais & Châteaux desde 1988, es el resultado de la cuidadosa y cariñosa restauración llevada a cabo por la familia D’Anna, que la transformó en un exclusivo hotel boutique.
Ávidos mecenas de las artes, fundadores y propietarios de un exclusivo English College, Il Bottaccio fue durante muchos años su hogar familiar.
La familia D’Anna le ha confiado el arte culinario de Il Bottaccio al chef-director Nino Mosca desde hace más de 30 años, y lo ha visto crecer con pasión para convertirse no solo en una institución, sino en la meca de los devotos de la buena cocina italiana. La cocina de Il Bottaccio está hecha no solo de un alimento físico y material, sino también de uno mucho más sutil: un algo invisible hecho de percepciones, sensaciones y emociones generadas por la atmósfera y el medio ambiente.
Il Bottaccio es un castillo aristocrático con pocas suites exclusivas decoradas con buen gusto en cada detalle y creado con el espíritu de ofrecer lo mejor del mundo de la hospitalidad. Cada suite es diferente en su ambiente y estado de ánimo. Los prestigiosos diseños italianos se mezclan cuidadosamente con preciosas piezas antiguas del siglo XVII.
Su restaurante es el resultado de una fórmula que se origina en el matrimonio de la intuición con la buena cocina. La mesa de Il Bottaccio es un altar alrededor del cual los cuatro elementos: aire, tierra, agua y fuego, celebran los ritos de los sentidos.
No lejos de la mundanalidad de Forte dei Marmi, este es el punto más estratégico de la región para satisfacer tanto el deseo de tranquilidad como el hambre de cultura. Cada detalle y cada momento de mi estancia ha sido meticulosamente planeada y perfectamente logrado, apoderándose de mis sentidos constantemente y transportándome a mundos de placer infinito.
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