Mamad Ahmadineyad, Presidente de Irán, ordenó al Director de las Organización de Energía Atómica de Irán (OEAI), Dr Ali Akbar Salehí, que “se ponga a trabajar en la producción de combustible al 20% con las centrifugadoras”.
La semana pasada, Ahmadineyad aceptó enviar su uranio pobremente enriquecido a 3.5% a Rusia, para que Moscú lo enriquezca al 19.5% y, posteriormente, sea enviado a Francia para encapsularlo y convertirlo en combustible nuclear. Esta aceptación se hizo, de conformidad a la propuesta dela Organización Internacional de Energía Atómica (OEIA), que planteó el enriquecimiento en Rusia y Francia, para ser utilizado por el reactor científico instalado en Teherán, vendido a Irán por los Estados Unidos hace 40 años.
El cambio es la consecuencia de la inestabilidad mental y emocional de Ahmadineyad, y a la oposición de China a que se apliquen sanciones en las Naciones unidas en contra de Irán. Pekín depende del petróleo de Irán y está molesto con los EE.UU. por haberle vendido armas a Taiwán, una isla que China reclama como parte de su territorio.
Además, Rusia no ha demostrado resueltamente estar acorde con aplicar sanciones a Irán, para que paralice su programa nuclear. Moscú vende armas a Irán y eso le rinde ganancias muy grandes.
El 6 de febrero se reunió en Munich la 46 Conferencia de Seguridad, a la que inesperadamente llegó Manucher Mottakí, Ministro de Asuntos Exteriores Iraní, y declaró que el acuerdo nuclear con las grandes potencias está “cercano”, lo que motivó que China insistiera en el diálogo con Irán y se opusiera a las sanciones.
Moscú pretende vender caro su amor, aceptando aplicar sanciones, a cambio de concesiones de EEUU
Pero Guido Westerwelle, Ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, dijo que “nuestra mano sigue tendida, pero Irán no la ha estrechado”.
Las grandes potencias han dado a conocer sus nuevas armas robot, mediante las cuales podría emprender acción armada sin la participación humana. Esto puede explicar la presencia de Ahmadineyad en una exposición de tecnología láser en Teherán.
Caminando en el marco de “ambigüedad calculada”, Ahmadineyad explicó, el 7 de febrero, que su nueva orden no significa que su país haya renunciado a las negociaciones y condicionó: “Inicien ustedes el enriquecimiento de uranio al 20%, mientras nosotros estamos dispuestos a negociar para el intercambio de combustible nuclear”.
Robert Gates, Secretario de Defensa de los EE.UU., pidió a la Comunidad Internacional aumentar la presión sobre Irán, pues “aún hay tiempo para sanciones”.
La Cancillería Británica dijo que la actitud de Ahmadineyad despierta mucha preocupación.
El Organizador de la Conferencia de Seguridad de Munich, Wolfgang Ischinger, dijo que siente el anuncio de Irán como “una amenaza”. A su vez, el Ministro de Defensa de Alemania, catalogó la declaración iraní como una farsa.
Las declaraciones contradictorias de Irán serán discutidas en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y facilitarán adoptar una determinación.
*Internacionalista, miembro de APEIM
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