El paraíso tropical fue descubierto en el año 1500 por Pedro Alvárez Cabral. Debe tenerse presente que cuatro años antes ( 25-12-1496) por pedido de la prometida del Rey Manuel, Isabel, hija de los reyes católicos de España, se había decretado la expulsión o la conversión forzada de los judíos de Portugal con plazo de diez meses.
El nombre de nuestro vecino del norte viene de un árbol, el Palo Brasil del cual se obtiene un colorante textil. El precio de esta sustancia se quintuplicaba cuando desembarcaba en Flandes en el siglo XVI. Por esa época Portugal se avocaba a la explotación de la India careciendo de recursos e interés en sus posesiones americanas. Por ello un judío converso, Fernando de Noronha logró un contrato para la explotación y colonización de dicha colonia. ( 1501). Con él vinieron numerosos criptojudíos que conforme se vieron libres del peligro de la inquisición, trajeron la toráh a Sudamérica. Los primeros asentamientos se ubicaron en Pernambuco y Bahía. En 1595 los comisarios de la inquisición denunciaron (en el primer lugar nombrado) a numerosos de ellos quienes poseían una sinagoga.
La caña de azúcar, alimento proveniente de Asia, fue introducido, explotado y desarrollado por estos colonos con el uso del trabajo esclavo. Pero esta paz solo duró tres décadas dado que con el establecimiento de las Capitanías Generales, el Brasil deja de ser explotado y colonizado por particulares. En 1579 desembarcan los comisarios de la inquisición pero ello no sería el fin definitivo de la presencia judía franca colonial.
Los historiadores no descartan que la persecución de los semitas por parte de los portugueses haya influido en la voluntad holandesa de conquistar dicha región ( 1630). Bajo el dominio holandés de Pernambuco nació la primer comunidad judía franca de Sudamérica con un número que superaba las mil almas, donde se crearon escuelas y sinagogas. Esta felicidad duró hasta 1654 cuando los luso-españoles recuperan para el catolicismo dichas posesiones. Dichos judíos, pese a las promesas de tolerancia emigraron a Nueva Ámsterdam ( hoy Nueva York), Holanda y a las colonias hispanas, incluido el Río de la Plata, donde ocultando u olvidando su fe, se convirtieron en ascendientes de muchas tradicionales familias de estos lugares.
Bibliografía. ( Lewin Boleslao, Los criptojudíos un fenómeno religioso y social, Saban Mario Javier, Judíos conversos, la influencia hebrea en los orígenes de las familias tradicionales argentinas ).
Fuente:Mensuario Identidad
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