A Marcelo G. Maddaloni y Pablo E García Z”L
Imre Kertész, escritor judío de nacionalidad húngara, escribió su novela autobiográfica: Sin Destino (1975) obra que tardó más de 15 años en poder escribir y, luego editar.
Hasta que ganó el premio Novel en el año 2002 precisamente por esa misma obra citada, Kertész se consideraba un escritor más, prácticamente desconocido en su país y, en el mundo en ciertos círculos por su vínculo con Alemania donde pudo publicarla.
Si la frase, “nadie es profeta en su tierra” se ajusta a un prototipo, Kertész lo es, víctima del nazismo donde fue raptado de adolescente teniendo que mentir para poder sobrevivir, tanto en su edad, como en sus posibilidades, aprendió el oficio de escritor trabajando en traducciones del Alemán al Húngaro y como periodista, pero prontamente fue dejado de lado por ser anticomunista.
Kertész no era un judío ejemplar, opositor a todos los regímenes, le llegó el premio tarde y, aun es casi desconocido.
La película “Sin Destino” de Lajos Koltai (2006) un director que no tenía la experiencia para tamaño guión cinematográfico, ya que era el experimentado director de fotografía y cámara del enorme István Szabó, pero era su primer dirección, no tuvo el efecto de difundir la visión subjetiva del guión que fue realizado por el propio Kertész.
Si Kertész estuviese vivo (1929-2016), seguramente sería perseguido por el actual régimen populista de su país natal de la mano del primer ministro Viktor Orbán, como así también sería opositor al gobierno del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu y sus socios del bloque religioso.
Tanto Hungría, Polonia o Argentina, padecen de crisis terminales en sus sistemas de gobierno, la más de las veces por los relatos que se usan como adoctrinamiento en lugar de brindar educación de calidad, en cambio, la crisis política en Israel se encuentra en una etapa temprana de populismo.
Sustancialmente los problemas culturales de Israel y, de los que se vale el populismo de Netanyahu, encuentra su causa por un arrastre de problemas de compatibilidad entre el estado civil y teocrático, exacerbado por el actual primer ministro: Benjamin Netanyahu, que lo utiliza para perpetuarse en el poder.
Entender el daño que un líder populista, como lo es Netanyahu, le puede hacer al país secular fundado sobre las bases de los principios sostenidos por aquellos líderes del Sionismo, Golda Meier, Jaim Weiztman, Shimon Peres, Isaac Rabin, Moshe Dayan, Ehud Barak y hasta el propio Theodor Herzl, es inconmensurable.
Ya desde el propio David Ben Gurión que le permitió a los ortodoxos el manejo de tribunales rabínicos y cementerios.
Sin embargo la permanencia en el poder de Bibi, como lo llaman coloquialmente, se funda en el voto conservador a ultranza, la derecha nacionalista en el ejército y, sustancialmente en los bloques parlamentarios correspondiente a las sectas de grupos ortodoxos y ultra-ortodoxos[2].
Al romperse el bloque religioso, que le da apoyo al premier, le permitieron al resto de los partidos generar una alianza que le tiene trabado en ya 4 elecciones formar gobierno.
Aun así, el inefable Netanyahu gobierna hace más de dos años sin voto popular, habiendo perdido el control del parlamento y abroquelado resistiendo a las acusaciones por corrupción que lo jaquean[3].
Efectivamente, desde que el Fiscal general lo acusó de abuso de poder, cohecho y fraude, faltas que el premier habría cometido desde hace más de tres años de ejercicio ininterrumpido de poder al aceptar regalos cuantiosos, posición incompatible con su cargo y posición y, de haber privilegiado a medios de comunicación que imponen su imagen a su favor para mantenerse en poder, se mostró en su faceta más populista[4].
En primer lugar, puso en duda la competencia de la Fiscalía Anticorrupción para lograr su acusación. Se basó en una estrategia muy elemental, todo el sistema judicial está montado sobre la base de una ley del año 1984. Si bien esta normativa se considera de carácter fundamental y logró la organización y procedimiento de todo el poder judicial que ya existía desde el mismo año 1948 con Tribunales Rabínicos, de jurisdicción ordinaria con competencia civil, penal y comercial, otro especial del Trabajo y, una especie de Corte Suprema con competencia en grado de revisión y apelación de todos inferiores.
Todas las Leyes Fundamentales las dictó el Parlamento, denominado Knéset, el mismo que designa al Premier que lidera aquel que logre el 51% de los votos para formar gobierno y lo lidera. Con esta idea como premisa mayor, sostuvo que toda la justicia es inferior en jerarquía institucional y, por tanto, puede cambiar su competencia y hasta lo puede derogar[5].
Esta afirmación se basó después de haber logrado sancionar las últimas leyes constitucionales denominadas Ley del estado-nación[6], una donación a los ortodoxos y ultra-ortodoxos de definir quiénes son judíos o, falsos judíos.
La frase del ex presidente y premier, Shimon Peres, sobre que se considera “judío, a todos los que habitan el Estado de Israel”, cayó en desuso, ya que, ahora esa test de membresía lo deciden directamente un Tribunal Rabínico constituido exclusivamente por las sectas ortodoxas, jasídicas o ultra-ortodoxas, todas negacionistas de la capacidad del estado para imponer leyes por sobre encima de la propia Torah, que solo la pueden interpretar ellos mismos a su uso.
Es decir, la nación son ellos, el resto afuera.
El hecho de haberles dado esa ley fundamental tira por la borda toda la democracia israelí y, ello lo hizo con sus socios para permanecer en el poder y resistir el proceso en su contra.
Por un lado, una vez que no funcionó la negación de la competencia del Tribunal Superior y la Fiscalía Anticorrupción para juzga el presidente del Knéset (parlamento), ya que ello significaría negar al sistema judicial que juzgó al criminal de guerra “alemán-argentino” Adolf Eichmann (Ricardo Klement), capturado en Argentina y llevado a Jerusalén en el año 1960 en ocasión del 150 aniversario de la Revolución de Mayo.
El fallido de Netanyahu, pasó a otro nivel, cuando pidió protección parlamentaria o inmunidad por ser funcionario del Estado, representante de la ciudadanía, acusando que la Fiscalía estar al servicio de los opositores y que la oposición está llevando a cabo una falsa denuncia y un golpe de estado.
Esta situación llena todas y cada una de las características que un líder populista tiene, el primero es su pretensión de permanencia eterna, sentirse la garantía del verdadero Israel y no aquel que sus creadores tuvieron en miras, negar la división de poderes, utilizar al servicio público para su propio beneficio, garantizar los protocolos que su grupo duro pretende a cambio de su inmunidad, permanencia y nada más.
Hace más de dos años que resiste con elecciones fragmentadas y generando, con gran habilidad fraccionamientos en la oposición que hasta ahora entendía una posición de sacarlo del cargo de primer ministro y, que recientemente comprendió que aquello que estaba en juego no era un mesiánico grupo sino la propia democracia israelí.
Ya en los últimos tres trabajos que pude publicar en el presente periódico[7], sostuve que: “La mayoría de los líderes populistas actuales, entre los que nombré en Latinoamérica: Maduro; Daniel Ortega, los hermanos Castro (Venezuela, Nicaragua y Cuba: dictaduras), Andrés Manuel López Obrador, Alberto A. Fernández, Nayib Bukele, Jair Bolsonaro, son democracias formales sin intensidad, o el propio Benjamín Netanyahu el primer ministro de Israel, son claros líderes que no comprenden el sometimiento a la ley de sus mandatos” (Lipkin marzo 30-2021) y “En el caso del primer ministro de Israel, la cuestión radica en considerarse en sí mismo la única garantía de defensa del Estado Judío, es decir, la democracia interna es el problema ya que no garantiza en sí misma el modelo de judaísmo que el bloque ultra ortodoxo sostiene como único valedero, por tanto, él y solo él, puede lograr un tipo de modelo de estado teocrático, es decir, un modelo que no diferirá mucho de Irán, no se trata de un modelo de estado donde el Judaísmo es su nota característica, sino de un tipo de judaísmo que conforme en sí mismo al estado” (Lipkin diciembre 15-2020)
Las críticas al sistema judicial se encarnizó en una escalada inusual fue después del fallo del Tribunal Superior: “El líder del Shas, Aryeh Deri, afirma que el reconocimiento por parte del Tribunal Supremo de las conversiones no ortodoxas al judaísmo a efectos de la Ley del Retorno constituye “un golpe mortal al carácter judío del Estado” y la “completa demolición del statu quo [sobre asuntos religiosos en Israel] que se ha mantenido durante más de 70 años””[8].
El Tribunal Supremo, en un fallo festejado por la oposición al bloque unido religioso que sostiene a populista Netanyahu, consideró que la pertenencia al pueblo judío para aplicar a la Ley de Retorno, podían ser determinados por Tribunales Reformistas y Conservadores.
Es decir, que pueden pedir ser aceptados como judíos para la Ley de Retorno y así pedir la ciudadanía Israelí entre otros casos, aquellos individuos que sean aceptados por Reformistas y Conservadores. Como se podrá ver, para mantenerse en poder le dio a los anti-seculares la posibilidad de dar un dictamen preliminar sobre quien es o no es judío.
Esta misma posición se daba con las conversiones al judaísmo que solo era aprobada aquellas que podían pasar por el examen de los Tribunales Rabínicos Ortodoxos, Ultra Ortodoxos y grupos sectarios afines.
Para la corte, la condición de ciudadano del Estado de Israel mediante la Ley de Retorno no está en manos de esas sectas, sino cada postulante podrá optar por el sector que más represente, es decir, posición reformista, Conservadora o, bien seguir con los grupos segregacionistas.
Así por ejemplo, en mi caso, optaría por el Tribunal Conservador, quien es el que más me representa para aplicar a esa Ley de Retorno, a pesar que con una prosapia de generaciones de antepasados judíos, los dogmáticos y fanáticos del establishment no me considerarían como tal.
Obviamente que esos grupos dispongan que el Tribunal Rabínico Conservador no me puede certificar como judío y que ello me convierte en un impuro, es para mí un elogio más que una impugnación.
Volviendo la Corte Israelí interpretando las Leyes Constitucionales dictadas por la Knéset de considerar a Israel como un Estado Judío para todos los que así lo sean en el mundo, que el idioma oficial solo sería el Hebreo y el Inglés, descartando el Árabe, y que en el fondo le entrega a los Tribunales Rabínicos afines la determinación de “todos los judíos del mundo”[9]
La misma Corte que el premier le negó competencia, es la que le encestó un golpe de muerte a su proyecto segregacionista, le quito a sus secuaces la calificación y la validación de las conversiones efectuadas en los países de la diáspora.
Como todo populista, Netanyahu se sobrepone por sobre el propio sistema democrático, considera que es el único garante y que las acusaciones en su contra son injustas para alguien que le brindó todo a la ciudadanía.
Su forma de ver el universo supera a su finalidad de representación, ya no se trata de ser un servidor público, un hombre más en el desarrollo de país que se hizo de la nada y ahora es una potencia económica, es quizás alguien que, por un defecto no deseado del sistema que proviene del inglés, donde el primer ministro perdura mientras su coalición de gobierno lo haga y ello sucede si en las sucesivas elecciones de renovación de la cámara de los representes logra mantener su mayoría especial.
En cambio, es el presidente quien perdura en el mandato por única vez por el lapso de 7 años y su elección es indirecta, a diferencia del primer ministro que necesita un voto de confianza, una vez electo el presidente dura el tiempo indicado. No hay reelección y se trata de alternar diferentes corrientes en cada mandato. En la actualidad, el presidente pertenece al Likud pero es, muy a diferencia del premier un hombre moderado, austero, reconocido por su modestia y honestidad.
Ahora bien, el primer ministro, muy por el contrario es capaz de poner a todo el sistema democrático en crisis, convertir a Israel en un sistema teocrático y segregar a cuanto menos[10] al 60% de la población judía del mundo, muy en especial los de EEUU, Argentina, Uruguay y otros países donde los seminarios conservadores, por ahora llevan la delantera.
Pero eso no lo es todo, como todo populista la división de poderes y, en especial, el judicial, que tiene un rol de control e imparcialidad, es objeto de ataque permanente.
Mientras que la política es controlable con fondos, ejercicio del poder y sobornos, el poder judicial tiene un rol más comunitario, donde basta que una minoría sea efectivamente imparcial para que el control institucional se lleve adelante.
Los sistemas institucionales más sólidos del mundo comenzaron con la autarquía judicial, Conf. el acta de 1680 el reino Unido de Gran Bretaña.
Un gobierno populista, pretende:
a.- colonizar la cultura, los movimientos culturales o la denominada “cultura popular” es donde primer operan estos movimientos;
b.- la educación, que se convierte en adoctrinamiento, los educandos dejan de aprender y bajo la excusa de su desacuerdo general con las academias preexistentes relativizan la enseñanza de valores morales y democráticos, por otros a su conveniencia,
c.- redefine la historia, este es uno de sus objetivos; tanto en Israel el premier siempre manifestó sus posiciones históricas heterodoxas, Hungría que rechaza la visión israelí y de los aliados de occidente sobre el holocausto y la segunda guerra mundial, por otra propia de su cultura y nacionalidad, Venezuela, el chavismo no solo avanzó sobre todos los relatos históricos de su propia nacionalidad y como parte de la Gran Colombia, hasta hacer una constitución que le permita su permanencia eterna, Cuba, que novó la figura religiosa del Nazareno por la del Che Guevara, ambos sacrificados en libación, con barba y similar morfia, con el fin de vencer la tendencia católica de la población; y,
d.- su fin último es terminar con el Poder Judicial. Los parlamentos son simples de colonizar, ya sea modificando la constitución como se hizo en Venezuela, Federación Rusa, Argentina, el gran problema es la judicatura.
Si bien los jueces son designados en modo indirecto, en Argentina por propuesta del Poder Ejecutivo (Secretaría de Justicia que depende del Poder Ejecutivo) y acuerdo del Senado (un émulo de la Cámara de los Lores), en Israel, primero una prueba de idoneidad y después por el propio parlamento, sin intervención del Primer Ministro, por ello, a pesar de la intervención política en la designación inicial, la idea de personajes que perduren sin interrupción en su cargo por más de los mandatos de los políticos, es en sí mismo un peligro para el líder populista.
Por ello comienzan las críticas al Poder Judicial, el más importante en la evaluación de las conductas de ciudadanos y políticos y, que en definitiva rige las relaciones civiles y penales del país, en las monarquías republicanas, como la Británica, ese poder está por sobre encima de la propia realeza, ya que precisamente el acta de 1680 logró la sumisión del Rey al Tribunal que pasó a ser manejado por el Parlamento (Cámara de los Lores).
Un líder como Netanyahu, claramente no tolera que un poder, el cual no puede manejar, juzgue sus conductas, como si fuera un ciudadano más que tiene la obligación de cumplir con los estándares legales y éticos de la función pública, que no consiste en otra cosa que no sea la utilización del estado para fines propios.
Este principio general, la división entre gobierno y estado, es un punto de inflexión. El populismo tiene como principal objetivo criticar y abrogar esta posición, sus argumentos más centrales son: el hecho de haber obtenido la validación por el número de votos lo autoriza a la utilización del estado para su proyecto político.
Para ello, terminar con el control judicial y garantizar las leyes fundamentales para poder gobernar en el tiempo y sin solución de continuidad, para poder de ese modo generar una cultura de líder fuerte que maneje al pueblo como si fuera un rebaño, es decir, la matriz de cualquier autoritarismo.
e.- Permanecer en el cargo sin que nadie lo pueda reemplazar;
f.- Utilizar al estado para su propio beneficio bajo la excusa de ser el garante del proyecto y de la democracia real en sí misma.
El premier no puede en sí mismo atacar al poder judicial, ya que parte de la ley civil y relaciones comunes se manejan a través del Tribunal Rabínico, que es histórico de la Nación e inmodificable, en cambio en Argentina, un país al borde del autoritarismo, donde no existe ningún elemento o valor inmodificable, la cuestión cambia.
La propia palabra “república” es vaga e imprecisa. La gran mayoría de los regímenes autoritarios del mundo aplican esa denominación.
Sin embargo la idea democrática depende casi exclusivamente de dos valores en juego, libertades efectivas de ejercicio[11] e igualdad equitativa, en contraposición con el igualitarismo[12], una revisión me llevó a pensar que la idea de la igualdad por sobre la libertad era una visión circular, ya que no existe igualdad de oportunidades, sin la posibilidad de llevar adelante un plan de vida con libertad, dentro de un esquema de máximas libertades posibles.
La libertad es requisito indispensable para promover ese concepto de igualdad que se reseña, es decir, aquel que trata a los individuos tomando en consideración sus diferencias relevantes, por el contrario a trata a todos los individuos como iguales a razón de un voto por cada uno.
La falta de libertad, propia de sistemas autocráticos, se funda sustancialmente en una amplia enumeración pero de imposible cumplimiento, aquello se denomina negativa, es decir un simple catálogo que nunca se hace operativa, un caso son aquellas constituciones de países como China o, la de la Unión Soviética de 1977, Bielorrusia 1997, La Federación Rusa de 1993, República Democrática del Congo de 2006, Camerún 1996, Sudán del Sur 2011, Kazajistán 1999, Egipto y Nicaragua 2014, Myanmar (Birmania) 2008, Venezuela 1999, etc.
Un país con un régimen populista puede, (no digo que lo haga), garantizar algún grado de igualdad, pero no así de libertad, en cambio, un país de libertades positivas garantizadas puede a su vez promover una igualdad en consideración y respeto, es decir, la pauta que pone énfasis en las diferencias de los sujetos para tratarlos como iguales y no intentar una regla igualitaria.
Es decir, un régimen populista y, aun uno autocrático basado en ese tipo de líder, pueden intentar un trato igualitario, pero jamás podrá promover algún grado de libertad, más allá de enumerarlas.
Israel, debería ver el espejo posible en la Argentina.
Argentina, no es un país ni de libertades ni de igualdades y si, de grandes postulados libertarios y desigualdad garantizada, está gobernada por regímenes populistas desde 1943 hasta la fecha, sin excepción y mantiene un deficiente estado de deliberación democrática desde diciembre de 1983 hasta la fecha y, por ello, tiene un grado terminal de crisis de representación y de manipulación de las instituciones.
No fue un líder populista, sino la suma de ellos lo que provocó la crisis que padece en la actualidad.
La manipulación de la Constitución escrita en su última reforma en 1994, pergeñada por dos líderes en crisis, uno el ex presidente Raúl Alfonsín y el otro, en ejercicio en ese momento Carlos Menem y, el resto, solo una continuidad que pone en jaque a toda la sociedad.
Bibi, como lo llaman, podrá ser el primer líder democrático populista, pero el daño que haga de aquí en más puede llevar a un relativismo institucional, como sucedió y sucede en la Argentina.
El gobierno del elitista Mauricio Macri, utilizó a la justicia como un medio para un fin, desacreditar a su principal opositora política, hizo de su gestión una saga de innumerables errores.
Después, el actual gobierno del populista Alberto A. Fernández, un personaje dependiente de la ex presidente Cristina E Fernández, viuda de Kirchner, hizo del objetivo de manipulación de las instituciones, en especial la justicia, una pauta revelada del gobierno y, todo ello, como reacción a las cuantiosas causas que contra de aquella se mantienen abiertas.
El deterioro de la Argentina: corrupción, inflación, caudillos sin control en el interior del país, caída del PBI, destrucción de la poca infraestructura, política en consonancia con dictaduras: China, Rusia y el bloque islámico tercermundista y pulverización de la educación pública y privada con el claro fin de sustituirla por adoctrinamiento en favor de un grupo político.
Si bien Israel está muy lejos de esta situación, comenzó su camino, basta que llegue al punto de no retorno para llegar al principio del fin.
[1] Magister en Epistemología e Historia de la Ciencia, de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, Abogado y Procurador de la Universidad de Buenos Aires. Profesor titular de cátedra de Introducción al Derecho de la Universidad del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires, Profesor Adjunto de Teoría General y Filosofía del Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, doctorando en Derecho del Trabajo y en Filosofía del Derecho
[2] Es decir, grupos manejados por su líder y pastor que votan en bloque, sin ejercitar la más mínima opción de discernimiento.
[3] “Benjamín Netanyahu, el domingo en una ceremonia de la fiesta judía de Hanuká, en Jerusalén. En vídeo, declaraciones de Netanyahu en noviembre tras conocerse la acusación formal. Con inusual sigilo, sin recurrir a la caja de resonancia de las redes sociales, Benjamín Netanyahu ha solicitado a la Knéset (Asamblea legislativa) que le ampare la inmunidad parlamentaria después de haber sido acusado de corrupción por el fiscal general de Israel, según ha informado este lunes el Canal 13 de la televisión hebrea. El primer ministro aseguró el domingo en un acto del Likud, el partido conservador que lidera, que solicitar inmunidad ante una imputación no era una acción antidemocrática, sino “la piedra angular de la democracia”. Conf. Diario El País Internacional: https://elpais.com/internacional/2019/12/30/actualidad/1577732618_863142.html
[4] https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-50511203,
https://elpais.com/internacional/2019/12/30/actualidad/1577732618_863142.html;
[5] En esta línea, que no encuentra limitación jurídica alguna al parlamento, se funda en un mero cálculo numérico, la mayoría gobierna sin límites, aun los consabidos de las minorías. GARZÓN VALDES, Ernesto: “Las limitaciones jurídicas del soberano” El lenguaje del Derecho, Homenaje a Genaro Carió;
[6] Israel como el estado-nación del pueblo judío; Conf. Diario El País Internacional.
https://elpais.com/internacional/2018/07/19/actualidad/1531973268_687632.html
[7] Crisis de Representación y Frustración del Romántico, tercera parte, allí se obtiene los vínculos para las dos primeras partes (https://diariojudio.com/opinion/crisis-de-representacion-y-la-frustracion-del-romantico-tercera-parte/355918/)
[8] Reacciones en Israel tras decisión del Tribunal sobre conversiones no ortodoxas, Noticias de Israel, marzo 1 de 2021.
[9] El presidente Reuven Rivlin, cuya posición generalmente se considera simbólica, expresó su preocupación por la cláusula ahora enmendada en una rara intervención en la política israelí la semana pasada. En una carta a los legisladores, Rivlin advirtió que la legislación en su forma anterior “podría dañar al pueblo judío en todo el mundo y en Israel, e incluso podría ser utilizada como arma por nuestros enemigos”. Diario Times de Israel nota abril 22 de 2021: “Netanyahu aclama el ‘momento crucial en los anales del sionismo’ Israel aprueba la ley del estado judío, que consagra el “hogar nacional del pueblo judío””,
[10] Según fuentes sacadas de la internet, en el año 2020 había 14.410.700
[11] Berlín, Isaiah, Cuatro Ensayos sobre la Libertad (Four Essays on Liberty) 1988, Alianza Editorial: “En esta diferencia es en lo que consiste en último término el gran contraste que hay entre los dos conceptos de libertad negativa y libertad positiva”, “El sentido “positivo” de la libertad sale a relucir, no si intentamos responder a la pregunta “qué soy libre de hacer o ser”, sino si intentamos responder a “por quién estoy gobernando” o “quién tiene que decir lo que yo tengo y lo que no tengo que ser o hacer”. La conexión que hay entre la democracia y la libertad individual es mucho más débil que lo que lo que les parece a muchos defensores de ambas. El deseo de ser gobernado por mí mismo o, en todo caso, de participar en el proceso por el que ha de ser controlada mi vida, puede ser tan profundo como el deseo de un ámbito libre de acción y, quizá, históricamente, más antiguo” Pág. 8/9
[12] Kant, Crítica de la razón práctica, traducción debida a E. Miñana y Villasagra y Manuel García Morente, Madrid, Espasa Calpe, 1913., Rawls, Jhon, “Justicia como equidad Materiales para una teoría de la justicia”, traducción de Miguel Ángel Rodilla, Madrid, Tecnos, 1986.
fundado análisis comparativo de países con gobiernos populistas que provocan una crisis terminal en el sistema de representación derivando luego en autocracias que solo alimentan la pobreza, la incultura, el atraso y la resignación de su propia gente que los vuelve a elegir porque creen que nada o casi nada pueden hacer para revertir su condición dependiente.
Por eso este impecable artículo se convierte en un oportuno llamado de atención a las democracias y a los demócratas silentes que si de verdad están dispuestos a evitar ser víctimas del síndrome de la rana hervida debieran saber reaccionar a tiempo. Felicitaciones Gustavo!
Creo que eate señor Netanyahu, se quedará en el poder mucho tiempo más y no lo podrán juzgar, igual que a muchos politicos de Latinoamérica.
Felicitaciones por el trabajo Gustavo .
Muy interesante
Entonces en Israel con Netanyahu habria populismo como en la Argentina….
Es interesante cuando habla de que no se brinda una educación de calidad.. El objetivo sería adoctrinar y no brindar educación…
En la actualidad, a qué le llamamos educación?
En la Argentina el Poder Judicial tiene que ir más a fondo sobre los temas de corrupción.
Hace unos días atrás falleció un político y fue despedido por sus adeptos como una persona honesta, transparente, como un político ejemplar…
Para mí era poco transparente. Hubo manejo turbios y aparentemente la plata salía de fondo públicos, en fin para mí poco transparente
Son políticos que usan a la gente y con cara de buenos se disfrazan de personas de bien
En el artículo leí que de 1943 para delante los gobiernos fueron populista… Coincide con la llegada del peronismo
Muy interesante Gustavo y felicitaciones nuevamente por el trabajo.
Un análisis impecable, el comienzo de la autocrácia es igual que en México, veo la Argentina un pais tan rico y tan pobre.
Un trabajo muy bueno, en especial con la noticia que el Netaniayu no pudo formar un gobierno, una gran noticia para la democracia de Israel, el sistema funciona, no somos Mexico, Argentina o El Salvador como usted dice.
Esta columna es premonitoria, se adelantó al tema Bukele en El Salvador, ya en las otras columnas los puso como populistas cuyo fin es eliminar todo control, muy buen nivel, espero que tenga el reconocimiento que merece este autor