Las mujeres del éxodo

Por:
- - Visto 809 veces

Una lectura del inicio del libro de Shemot -Éxodo- permite descubrir que sus protagonistas fueron mujeres y son ellas las que hasta el día de hoy, no han cejado en su empeño de liderar procesos semejantes, aún cuando el crédito por su acción quede oculto tras las bambalinas

Israel fue redimido de Egipto por los méritos de las mujeres pías que vivieron en esa generación,” (Sotá 11b). Este texto continúa sorpresivamente con un relato casi surrealista: “Que a la hora que iban a extraer agua, el Santo Bendito les proveía peces pequeñitos en sus jarras y extraían mitad agua y mitad peces… y lo llevaban a sus maridos al campo y los aseaban y los untaban con aceites y los alimentaban y les daban de beber y tenían relaciones con ellos… y como embarazaban volvían a sus casas…”

Y así continúa el midrash relatando el nacimiento y la salvación de los hijos.


Las mujeres de Israel se destacan en esta escena por su osadía y perseverancia, por su rebeldía y por su desafío. Inmersas en el sufrimiento infinito de la esclavitud, se preocupaban por sus parejas y por su procreación, desafiando la orden de Faraón que había ordenado la muerte de todo recién nacido: “Entonces Faraón dio a todo su pueblo esta orden: ‘Todo niño que nazca lo echaréis al Río; pero a las niñas las dejaréis con vida'” (Ex. 1:22).

La historia del Éxodo, está signada por la acción de las mujeres, protagonistas sin parangón. Desde las anónimas esclavas del pueblo hasta Puá y Shifrá, las parteras y Iojeved, madre abnegada, Miriam hermana y líder, Tzipora esposa de Moshé perteneciente de la aristocracia madianita, hasta la hija de Faraón, cuyo nombre no es recogido por el texto bíblico, salvadora del liberador. Mujeres del Éxodo que continúan la saga de las mujeres del Génesis, las matriarcas, forjadoras de la identidad primigenia. “El rey de Egipto dio también orden a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Shifrá y la otra Puá, diciéndoles: ‘Cuando asistáis a las hebreas, observad bien en el asiento de parto, si es niño, hacedle morir; si es niña dejadla con vida.’ Pero las parteras temían a D’s, y no hicieron lo que les había mandado el rey de Egipto, sino que dejaban con vida a los niños”… (Ex. 1:15-17). Shifrá y Puá se resistieron y no tardaron en ser llamadas al orden, debiendo explicar su desacato: “Llamó el rey de Egipto a las parteras y les dijo: ‘¿Por qué habéis hecho esto y dejáis con vida a los niños?’ Respondieron las parteras a Faraón: ‘Es que las hebreas no son como las egipcias: ki jaiot hena, – son más robustas- o textualmente son ‘como animales’, no necesitan de parteras, hacen nacer a sus críos sin ayuda, o quizás ‘tienen más instinto de vida’, -aman a la vida y por ello hacen nacer…, y antes que llegue la partera ya han dado a luz.'”. Las parteras, mujeres, conocían a las mujeres, que tienen la fuerza de la vida, el ímpetu del instinto, la fuerza de Eros. La mujer, hija de Java-Jaia, del verbo vivir, madre de todos los vivientes (Conf. Génesis, 3:20), amaba la vida de sus críos y no permitiría su muerte, la mujer-vida, no puede ser derrotada por ninguna dictadura.

La figura femenina de Iojeved, madre de Moshé, amerita un tratamiento particular. Se convierte en protagonista desde el mismo instante que decide traer a su hijo al mundo, como otras muchas mujeres, pero, también esconde a su bebé hasta los 3 meses y para salvarlo permite sea arrojado al río. Miriam, la hermana mayor, ha quedado más firmemente fijada en nuestra memoria. Atisba desde los juncales y observa la suerte de la canasta que lleva a su hermano hacia su destino. Miriam, no sólo profetiza anunciando el nacimiento de su hermano, es, según diversas versionesmidráshicas, también la responsable de los nacimientos de muchos otros israelitas. Citemos aquí otro relato talmúdico (Sotá 11a): “Amram, padre de Moshé deseoso de obedecer la orden de Faraón, (de no traer varones al mundo), se separó de su esposa, y siguiéndole, hicieron lo mismo otros hombres de Israel, por lo que Miriam le dijo: ‘Padre, tu decreto es más difícil que el de Faraón, ya que Faraón dispuso su orden para evitar el nacimiento de los varones pero tu impides el nacimiento también de las niñas’… ‘La decisión de Faraón tiene consecuencias sólo en este mundo, pero la tuya, también ejecuta consecuencias en el mundo venidero. El decreto de Faraón, quizás se cumpla y quizás no se aplique, pero, tú, hombre justo, conseguirás que tu decreto se cumpla’. Amram reaccionó regresando a su esposa y tras él hicieron lo mismo los otros hijos de Israel.

El midrash destaca la figura de Miriam no sólo como la responsable de la vida individual de su hermano Moshé sino la de todo el pueblo de Israel. Es Miriam la que propone a la hija de Faraón, conseguirle una nodriza hebrea, garantizando así que su hermano regrese al seno materno y reciba la guirsa deiankuta, -la educación que amamanta de su madre judía-. Es la misma Miriam que luego expresará en nombre de las mujeres y de los hombres las loas a D’s en su canto de agradecimiento, en sus bailes y en sus instrumentos musicales (Éxodo 15:20-21). Es Miriam la que aparece en el texto sin apellido, sin que se nombre a su esposo Calev ni a su descendencia, porque su mérito es propio. Y el profeta Mija, la ubica en el mismo nivel que sus hermanos: “¿En qué te hice subir del país de Egipto, y de la casa de servidumbre te rescaté, y mandé delante de ti a Moshé, Aarón y Miriam?” (Miqueas 6:4), como que su mérito es similar al de sus hermanos que tuvieron un papel activo en la liberación.

¿Cuál es el lugar de la hija de Faraón en la historia? ¿Por qué habría una princesa de rescatar a un niño abandonado? ¿Por simple compasión? ¿Por el deseo de tener un hijo propio? ¿Para demostrar la disconformidad con la orden de su padre y su rebeldía? –”Bajó la hija de Faraón a bañarse en el Río y, mientras sus doncellas se paseaban por la orilla del río, divisó la cestilla entre los juncos, y envió una criada suya para que la tomara. Al abrirla vio que era un niño que lloraba. Se compadeció de él y exclamó: ‘Es uno de los niños hebreos’. La princesa no sólo desafía la orden de su padre, Faraón, sino que lo hace bajo sus propias narices: Moshé es criado en palacio.

Moshé el líder de la liberación, que fuera salvado y educado por mujeres, es producto de una combinación extraña entre la herencia cultural de una mujer esclava, miembro de una minoría sojuzgada y una mujer princesa, perteneciente a las elites del país. Moshé es también el esposo de una mujer singular, que al circuncidar a sus hijos lo salva de la muerte.

Tal vez la resolución y la osadía de esas mujeres, ayudó a forjar su carácter en libertad y autonomía, en valor y en acción, para estar preparado a la hora de ser llamado. Son pues las mujeres las que dejaron su impronta en el proceso de Redención por sus propias acciones, y por su relación con Moshé, aunque, como en muchas otras ocasiones, parecerían haber quedado relegadas en la memoria. Son pues las mujeres, las que debemos retomar esos roles y conducir a nuestro pueblo a su liberación definitiva.

La obligación que tenemos las mujeres a muchos preceptos relacionados con la festividad de Pesaj, particularmente en lo referido al seder, pese a que deberíamos vernos exentas de ellas porque dependen del tiempo, se deben a que ‘las mujeres fueron protagonistas de esos milagros'(Pesajim 108 a y b). Y al enseñar el principio, las haremos protagonistas de los futuros.

La reivindicación de su dignidad de mujer, dignificó al pueblo en su totalidad
29/11/2010

Janucá nos invita a reflexionar acerca del terma del valor, el coraje, el heroísmo, motivos que suelen ser centrales en la conmemoración. Esta vez proponemos hacerlo a través de una figura femenina poco conocida, a pesar que su historia está íntimamente ligada a la de Iehudá, el macabeo y sus hermanos.

Conforme a una de las versiones del midrash[1] se cuenta “que en la época del reinado de los helenistas se decretó que quien tuviera un cerrojo en su casa, grabara en él que los enemigos de Israel no tienen parte ni heredad en el Dios de Israel. Entonces los israelitas arrancaron los cerrojos de sus casas” circunvalando la norma. Prefirieron causar un daño a sus propiedades antes de cumplir con la norma.

“También decretaron que todo aquel que tenga un toro escriba sobre sus cuernos que no hay parte para los enemigos de Israel en la heredad del Dios de Israel. Entonces los israelitas vendieron su ganado”. Nuevamente perdieron sus bienes pero no cumplieron con la norma.

“Luego, decretaron que debían yacer con sus mujeres durante su período de impureza, fueron los israelitas y se apartaron de sus mujeres”. Prefirieron separarse de sus esposas y no violar la norma. De todas esas situaciones huyeron de las circunstancias creativamente y poniendo sus vidas en peligro. “Y cuando decretaron que toda vez que se case una joven israelita debía ser entregada para que mantenga relaciones previamente con uno de los gobernantes, así procedieron durante 3 años y 8 meses. Hasta que la hija de Iojanán el Sumo Sacerdote debió casarse y cuando querían llevarla frente al gobernante, rompió sus vestiduras, descubrió y desarregló sus cabellos y se presentó desnuda ante el pueblo congregado. Iehudá y sus hermanos se llenaron de ira contra ella y decretaron que la lleven a la hoguera”. (El mismo castigo decretado contra Tamar). “Que la maten y que las autoridades no se enteren de su conducta a fin que se puedan salvar las vidas de otras personas, ya que había osado presentarse desnuda frente a la gente. Entonces ella dijo: ¿cómo no me degradaré frente a mis hermanos y mis amigos y sí lo haré frente a un incircunciso e impuro con quien ustedes desean traicionarme y conducirme para que me posea? Escuchó Iehudá las palabras y conmovido por la postura de la joven y en lugar de matarla, acepta su argumento y se dirige al palacio”. Cuando el gobernador ve que los propios hijos de Matitiahu el sacerdote, traen a la novia en una procesión festiva sale con sus ministros a recibirlo. Iehudá y los hermanos junto a la novia entran en palacio, matan al gobernador dando así inicio a la revolución hashmonea.

Los hombres de Israel que habían logrado circunvalar la norma no logran hacerlo en el caso de la entrega de las mujeres, tampoco hay resistencia o al menos no se cuanta en los textos acerca de ellas. Tampoco se dice que dejaron de casarse, conducta que hubiera sio la continuación posible de la táctica utilizada hasta entonces.

La hija de Iojanán tiene claro que si bien los presentes no cometen la falta personalmente, ellos la traicionan, y traicionan el sufrimiento de todas las hijas de Israel en estos tres años y los meses que permitieron que ello suceda.

Dice el Shuljan Aruj (en su versión abreviada) siguiendo la estipulación de la Halaja: “En Janucá esta permitido trabajar, pero las mujeres acostumbran no hacerlo todo el tiempo que las velas están encendidas. Y la razón por la cual las mujeres son más estrictas en esto es que hubo un duro decreto contra las hijas de Israel que establecía que una virgen que se casada debía primero ser poseída sexualmente por el gobernador, y por que el milagro fue realizado por una mujer, la hija del Iojanán el Sumo Sacerdote, que era muy bella” (Kitzur Shulán Aruj, artículo 139, 3 traducción libre).

Conforme al Talmud en Shabat 23ª “las mujeres tienen la obligación de encender las velas de Janucá, pues también ellas estuvieron en ese mismo milagro “. Conforme a algunas explicaciones posteriores “estar en el mismo milagro” se refiere a que ellas fueron las protagonistas del milagro o bien a que fueron testigos del milagro. Ambas líneas interpretativas colocan a la mujer en un plano de igualdad, la mujer y el hombre, ambos fueron testigo y/o participes del milagro o bien la mujer fue protagonista activa del milagro.

Sea como fuere de la historia de la hija de Iojanán el Sacerdote, surgen preguntas y reflexiones: ¿cómo se explica que los hombres, padres, hermanos, novios, no hayan manifestado resistencia al decreto? ¿Por qué debieron transcurrir casi 4 años hasta que una mujer pudiera rebelarse? ¿Es casualidad que quién hayas optado por la rebelión sea la hija de la elite social, económica y espiritual del pueblo?

En este Janucá tal vez, al encender las velas, encontremos algunas de las respuestas. En este Janucá a tal vez optemos por recordar no sólo la batalla o el milagro del aceite sino a la valerosa y anónima hija del Sumo Sacerdote, quien con un acto ejemplar marcó el cambio del rumbo de la historia.

La reivindicación de su dignidad de mujer, dignificó al pueblo en su totalidad.


[1] Ver Otzar Hamidrashim, Eisenstein, pág. 192 Traemos aquí una versión en traducción libre y comentada.

Deja tu Comentario

A fin de garantizar un intercambio de opiniones respetuoso e interesante, DiarioJudio.com se reserva el derecho a eliminar todos aquellos comentarios que puedan ser considerados difamatorios, vejatorios, insultantes, injuriantes o contrarios a las leyes a estas condiciones. Los comentarios no reflejan la opinión de DiarioJudio.com, sino la de los internautas, y son ellos los únicos responsables de las opiniones vertidas. No se admitirán comentarios con contenido racista, sexista, homófobo, discriminatorio por identidad de género o que insulten a las personas por su nacionalidad, sexo, religión, edad o cualquier tipo de discapacidad física o mental.


El tamaño máximo de subida de archivos: 300 MB. Puedes subir: imagen, audio, vídeo, documento, hoja de cálculo, interactivo, texto, archivo, código, otra. Los enlaces a YouTube, Facebook, Twitter y otros servicios insertados en el texto del comentario se incrustarán automáticamente. Suelta el archivo aquí

Artículos Relacionados: