Los malabarismos drusos

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La extensión al Líbano de la guerra civil siria ha inquietado a la comunidad drusa del país. Dada la situación, con el sectarismo desbordándose, el líder druso Walid Jumblat ha tratado de calmar las recientes tensiones entre drusos y suníes. Jumblatt es consciente de que, al hacerlo, ayuda a sus correligionarios de Siria, sobre todo a los del sur, donde grupos extremistas suníes, como el Frente Al Nusra (FAN), afiliado a Al Qaeda, están ganando terreno y suponen una amenaza para las comunidades drusas locales.

La inquietud de Jumblat es consecuencia de dos acontecimientos sin precedentes acaecidos en las comunidades siria y libanesa el pasado mes de agosto. Por primera vez desde 2011 los drusos sirios se enfrentaron brevemente a beduinos suníes, al parecer respaldados por el Frente Al Nusra en el sur, donde el FAN y otras facciones radicales islamistas se han hecho con el control de la ciudad de Quneitra y del paso fronterizo entre Siria e Israel.

Un par de semanas después, habitantes de la localidad drusa libanesa de Ein Ata, próxima a la frontera siria, atacaron una furgoneta sospechosa de transportar a militantes radicales sirios. Las autoridades drusas intervinieron antes de que la situación empeorara, pues sabían que las repercusiones no traerían nada bueno a los drusos de la provincia de Al Suwayda, en el sur de Siria, un bastión de Asad que es poco probable que caiga en manos de yihadistas suníes.


A finales de septiembre, tras el incidente de Ein Ata, Jumblat visitó una serie de localidades suníes, cristianas y drusas del Líbano, sobre todo próximas a la frontera siria, como Ein Ata y Shebaa. Hizo hincapié en la importancia de la unidad entre todos los libaneses, independientemente de la secta a la que pertenezcan o de su filiación política. Destacó además la necesidad de evitar los enfrentamientos con el millón de refugiados sirios dispersos por el Líbano.

Ein Ata está situada en una colina cercana al estratégico Jabal al Sheij (o monte Hermón), situado entre el Líbano, Siria e Israel. En la vertiente oriental de la montaña se encuentran una serie de localidades drusas, como Qalaat Jandal, Jodor, Magar al Mir y Arna, que han sido testigo de enfrentamientos entre fuerzas del régimen de Asad y grupos rebeldes, incluido el FAN; además, ha habido secuestros en la zona. Pese a que el Ejército Libre Sirio difundió un vídeo en el que aseguraba a los drusos de Magar al Mir que los estaba protegiendo, al parecer el FAN hasecuestrado a jóvenes drusos de la localidad.

La vista de Jumblatt a Shebaa, localidad de mayoría suní, también fue muy oportuna. La situación allí es delicada, ya que ha absorbido a gran número de refugiados sirios. También está próxima a zonas drusas como Hasbaya. La furgoneta atacada en Ein Ata por drusos del lugar procedía, al parecer, de Shebaa y se dirigía al valle libanés de la Bekaa, donde han estado combatiendo el Ejército y militantes relacionados con Siria, concretamente en torno a la localidad suní de Arsal. Ello ha suscitado dudas de que los extremistas sirios puedan desestabilizar Shebaa, tal y como han hecho en Arsal. Jumblatt es consciente de la posibilidad de que vuelva a iniciarse una lucha sectaria tras una serie de crisis en el Líbano, incluida la crisis de los rehenes de Arsal, en la que militantes del Estado Islámico y del FAN tomaron como rehenes a una serie de soldados libaneses (siete de ellos drusos). Su visita a Shebaa se consideró un gesto para evitar que la localidad suní se convierta en “el próximo Arsal”.

En general, Jumblat está en la misma onda que otros líderes drusos, incluido su rival Talal Arslan. Son conscientes de que, como comunidad minoritaria en Siria y el Líbano, no pueden permitirse verse arrastrados a la guerra civil siria o a las luchas sectarias libanesas. Todo lo que los drusos pueden hacer ahora es superar su difícil situación de forma pragmática. “Nuestra responsabilidad es proteger al Ejército y a las instituciones gubernamentales; además, debemos dejar a un lado nuestras diferencias políticas para proteger al Líbano”, afirmó recientemente Jumblat. Sus declaraciones recuerdan a los primeros días del levantamiento sirio, cuando manifestantes drusos solían corear Souriya wahida”, “Siria es una”.

Como los drusos sirios realmente no pueden contar con ninguna potencia extranjera para que los defienda, a diferencia de las minorías étnicas y religiosas de Irak, se mantienen fieles al régimen de Asad. Para ellos, una cosa está clara: no pueden permitirse estar en el bando perdedor de la sangrienta guerra civil siria.

Fikra Forum

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