Mi lucha diaria empieza antes de amanecer y termina al anochecer.
Mi lucha diaria y extenuante es para ganar el día sin lograr ninguna ventaja para el próximo amanecer.
Me rodean a veces traiciones y envidias que he logrado sobrevivir.
La vida diaria para mi es placentera pues me doy cuenta como ser humano de mis privilegios de alguna forma superan mis limitaciones.
Amo y soy amado por seres muy cercanos a mi.
Sufro a veces si, pero es necesario este contraste diario dentro de mi ser…
Aparentemente mi lucha diaria es inútil pues mi esfuerzo físico y mental es borrado por la aparición de un nuevo día. Nada permanece estático todo vuelve a cambiar y hay que volver a empezar.
Se paga un impuesto por este vivir agridulce.
La perspectiva de mi vida se aparece en mí ser a deshora durante el día; es mi momento de reflexión…
Tristeza, esperanza, dolor, y porque no alegría de estar vivo todavía.
Tengo conciencia de mi ser humano débil mortal perecedero; pero el día de hoy vivo, trabajo, amo, y soy un poco feliz.
Soy dueño de mi verdad, para mí la única y ello me hace libre porque es mi realidad y la acepto.
Así mi vida deja de ser absurda, pues me conozco un poco más.
Además, no hay más alternativas que las que ya ahora conozco:
Dicha, felicidad, tristeza, dolor, pasiones, amores y mucho más son los ingredientes. Hasta cierto punto, puedo escoger.
Quiero pensar que no todo se a agotado, que la vida aún tiene sus reservas…
Trataré de no ser presa ya de dolores inútiles e insatisfacciones insensatas.
El destino humano siempre será perecedero; no hay caso de preocuparse demás.
Hoy, y precisamente hoy, soy dueño de mi ser y eso debe bastarme.
El esfuerzo mismo para llegar a las a las cimas basta pera llenar el corazón de hombre.
Soy poco dichoso, hoy.
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