Actualmente hay museos de las más diversas índoles en todo el mundo. El Museo de la Sordera situado en Holon, Israel donde hace tiempo había básicamente minas de arena (jol, arena) tiene un Museo del Niño y uno de la Ceguera. Además, hay una cantidad enorme de construcciones nuevas de apartamentos que lucen muy elegantes.
Este museo tiene una exhibición denominada “El Sonido del Silencio”. Antes de comenzar el recorrido una persona hablante nos explicó de lo que se trataba. Los guías son personas sordas que por medio de señas nos dan instrucciones. Para evitar todo sonido exterior debe uno ponerse unos auriculares y no hablar en ningún momento, ni siquiera sin emitir sonido con los labios pues el guía al no oír no sabe si está uno hablando o no.
La guía que nos tocó nos mostró cómo hacer lo que solían llamarse sombras chinescas encima de una mesa. Ella hacía alguna figura con las manos y nos animaba a hacer otras similares, mayores o menores. Luego pasamos a un lugar donde cada quién estaba enmarcado y teníamos que responder a diversos estímulos que aparecían en una pantalla al centro. ¿Qué reacción tenemos hacia una serpiente, un helado o un niño pequeño? Cada quien ponía la cara de horror, gusto, miedo o alegría o lo que fuere. Más adelante donde nos sentamos, aparecían casi como barajas que un rato después desaparecían, brazos, piernas, sonrisas, bigotes, animales y debíamos adivinar dónde habían estado simplemente haciendo muecas o mostrando nuestros brazos, piernas o cara. También nos instó a no aplaudir cuando alguno de nosotros hacía algo bien pues eso no se oye, hay que agitar las manos hacia arriba para que se vea.
Luego fuimos a un lugar donde podía uno pedir algo de tomar, un café, un refresco o una galleta. Eso era más fácil pues sólo debía uno apuntar a lo que quería. Pero, el que servía quería saber el nombre de cada quién. Algunos fueron muy ingeniosos mostrando un Moisés como un bebé en una canasta o Miriam que recogía al tal bebé. La guía parece tener un nombre que, en hebreo, significa de pelo corto y ella así lo mostró. Yo no logré pensar en nada para identificarme. ¿Paulina? ¿Cómo?
Hacia el final nos sentamos con dos personas parlantes y que saben hablar a señas y nuestra guía para preguntarle toda clase de cosas. ¿Cómo hace con sus niños para que aprendan a hablar? ¿Maneja? Respondió que puede hablar bastante aunque hay sonidos como la R que le son muy difíciles. Casualmente, su primer nombre Rama comienza con R. A sus niños trata de hablarles aunque ellos muy rápidamente aprenden que necesitan verla o tocarla para que les haga caso y aprenden a hablar con la ayuda de los demás miembros de la familia. Una cosa muy importante es darnos cuenta de que no son personas inválidas, simplemente no oyen y sí pueden manejar y hacer toda clase de cosas que todos consideramos normales. Lo malo es que tendemos a estereotipar a la gente que es diferente y no nos damos cuenta de que son como todos nosotros pero con ciertos defectos distintos a los nuestros.
Aparentemente, el concepto de este museo comenzó en Francia e Israel lo tomó después de haber tenido mucho éxito con el de la Ceguera. Al final de la visita hay computadoras donde uno juega para ver cuál es su reacción a los sordos y a la sordera y es muy común que acabe uno muy mal al exhibir reacciones adversas a su situación.
Por cierto, acabo de enterarme que en México hay una iglesia, la de San Hipólito, en la esquina de la Nueva Reforma y San Cosme que tiene una misa para sordos todos los domingos a las once. ¿No es increíble?
Artículos Relacionados: