Nueva ley básica israelí: El extremismo gana terreno

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La sacudida fue producto de que en esta nueva pieza de legislación se alteran, modifican y omiten términos consagrados en la declaración de independencia de Israel al momento de su nacimiento, en 1948. No aparecen, como sí lo hacían en aquel entonces, ni el término de la igualdad ciudadana con independencia de la identidad religiosa, étnica o de género ni tampoco la democracia como valor esencial sobre el cual debe asentarse la vida nacional.

En cambio, se agregan disposiciones que contradicen el espíritu igualitario original, al mostrar un menosprecio evidente hacia las minorías que viven en el Estado, al resolver, por ejemplo, que la lengua árabe, que hasta ahora y a lo largo de 70 años tenía el estatus de segunda lengua oficial, por ser el idioma materno de 20% de la ciudadanía israelí, deja de tener ese rango. El hecho de que muy poco o casi nada de la vida cotidiana de la población árabe-israelí cambiará con esa disposición no hace más que expresar la incontenible aspiración de quienes pergeñaron y aprobaron esta ley, de dejar en claro quién es el mandamás en ese entorno nacional. En otras palabras, se trata de un cambio en la letra de la ley con la única intención de mostrar músculo y “poner en su lugar” a quienes no han entendido bien las cosas.

Todo lo cual es, por cierto, cada vez más frecuente dentro de varios liderazgos nacionales actuales, como los de Estados Unidos, Hungría, Polonia o Turquía, tan propensos a exaltar la “identidad nacional pura” y al mismo tiempo deslegitimar, mediante medidas discriminatorias diversas, a las poblaciones minoritarias que residen en su seno o que aspiran a hacerlo, como cuando se trata de los solicitantes de refugio.


Por otra parte, en la misma citada nueva ley, se establece también que “Israel ve en el desarrollo de los asentamientos judíos un valor nacional y actuará para alentar y promover su establecimiento”. Hay aquí una mezcla de claridad con ambigüedad. No se especifican los lugares donde esos asentamientos serán impulsados, pero viniendo ese fraseo de las corrientes políticas ultranacionalistas y de derecha que gestaron y aprobaron la ley, no cabe duda de que se trata de preparar el terreno para legalizar la colonización en cualquier parte, inclusive, por supuesto, en territorios de Cisjordania, donde habita una densa población palestina. Lo cual no debe sorprender, en la medida en que la actual coalición gobernante en Israel ha abrazado con fervor una mezcla de ultranacionalismo y mesianismo religioso basado en la “redención de la tierra”, abandonando desde hace tiempo la solución de “dos Estados para dos pueblos” como fórmula para resolver el conflicto histórico entre israelíes y palestinos.

Estas avasallantes posturas representadas por la nueva legislación, más allá de sus efectos en cuanto al futuro de la cuestión palestina, han sido recibidas con indignación por la oposición liberal en el país, por las diversas minorías que habitan en Israel —árabes, drusos, circasianos, beduinos—, lo mismo que por grandes sectores del mundo judío fuera de Israel, como, por ejemplo, entre la nutrida población judía de Estados Unidos, que es plenamente solidaria con el Estado de Israel, pero es contraria a los valores humanos y políticos suscritos por la nueva legislación.

Una de las más elocuentes versiones de la crítica a la ley ha sido expresada con claridad por el jefe del departamento de la materia de pensamiento judaico en la Universidad Hebrea de Jerusalén, Zev Harvey:  “Hay una diferencia muy simple: En la declaración de independencia de 1948 el término ‘Estado judío’ alude a las bases de libertad, justicia y paz derivadas de los profetas de Israel, comprometidas con ‘la igualdad de derechos sociales y estatales para todos sus ciudadanos sin distinción de credo, raza o género’. La nueva ley alude a un ‘Estado judío’ tan sólo como un nacionalismo excluyente”. Así, lo que se revela es que el gobierno liderado por el primer ministro Netanyahu está encaminado por la misma ruta tomada por los varios regímenes antiliberales y no democráticos que por desgracia están proliferando en nuestro mundo actual.

 

Especialista en asuntos de Oriente Medio

Acerca de Esther Shabot Askenazi

Licenciada en Sociología egresada de la UNAM (1980), con estudios de maestría en Sociología en la UNAM y con especialización en Estudios Judaicos en la Universidad Iberoamericana. (1982-1985) Fue docente en la ENEP Acatlán, UNAM durante 10 años (1984-1994). Actualmente es profesora en diversas instituciones educativas privadas, judías y no judías.De 1983 a 1986 fue colaboradora semanal del periódico "El Nacional" tratando asuntos del Oriente Medio.Desde 1986 hasta la fecha es editorialista semanal en el periódico Excélsior donde trata asuntos internacionales.Es comentarista sobre asuntos del Medio Oriente en medios de comunicación electrónica.Publicaciones:"Los orígenes del sindicalismo ferrocarrilero". Ediciones El Caballito S.A., México, 1982.En coautoría con Golde Cukier, "Panorama del Medio Oriente Contemporáneo". Editorial Nugali, México, 1988.Formó parte del equipo de investigación y redacción del libro documental "Imágenes de un encuentro. La presencia judía en México en la primera mitad del siglo XX" publicado por la UNAM, Tribuna Israelita y Multibanco Mercantil, México, 1992.Coautora de "Humanismo y cultura judía". Editado por UNAM y Tribuna Israelita. José Gordon, coordinador. México, 1999.Coordinadora editorial de El rostro de la verdad. Testimonios de sobrevivientes del Holocausto en México. Ed. Memoria y Tolerancia, México, 2002.Redactora de la entrada sobre "Antisemitismo en México" en Antisemitism: A Historical Encyclopedia of Prejudice and Persecution". Ed. ABC CLIO, Chicago University, 2005."Presencia judía en Iberoamérica", en El judaísmo en Iberoamérica. Edición de Reyes Mate y Ricardo Forster. EIR 06 Enciclopedia Iberoamericana de Religiones. Editorial Trotta. , Madrid, 2007.Artículos diversos en revistas de circulación nacional e internacional.

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