Los resultados de una nueva investigación sobre genética judía, dirigida por el científico molecular Doron Bahar del Campus Rambam en Haifa y dada a conocer recientemente, señala que los judíos de la diáspora han mantenido una continuidad de ADN a pesar de su largo alejamiento del Medio Oriente y confirman que los judíos comparten parecido genético con los drusos y árabes.
Al respecto, Bahar informó “haber encontrado evidencia de que las comunidades se originaron en el Cercano Oriente” y, aseguró que “estos descubrimientos genéticos concuerdan con la evidencia histórica”.
Agregó que el estudio confirmó, como se esperaba, el origen de los judíos en Medio Oriente, pero lo que sorprendió fue que el código genético judío fue más similar al de los drusos y árabes que al de otras poblaciones de la región o de Europa.
En poblaciones no judías, la genética confirma una cercanía entre beduinos, jordanos, palestinos y sauditas, mientras que el patrón de egipcios, marroquíes, bereberes y yemenitas se parece más al de poblaciones del sur del Sahara.
Explicó que el trabajo consistió en tomar muestras de ADN de 121 personas que viven en 14 comunidades judías alrededor del mundo, desde Israel hasta el Norte de Africa, Europa, Asia Central e India que más adelante se compararon con las de 1,166 individuos de 69 poblaciones no judías.
Fuente: Tribuna Israelita
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