Palabras en cascada || Al maestro, José Pulido, con cariño

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La historia de mi vida está claramente dividida en dos partes. No quiero pecar de infantil y decir que la primera parte fue un viaje al infierno y la segunda un ascenso al paraíso… eso es llevar las cosas al extremo y, de alguna manera, da a entender que la razón para mi cambio estaba afuera de mí, cuando en realidad todo este proceso ha sido más bien un viaje interno. 

Tal vez sería más adecuado decir que la mitad de mi vida fue gobernada por mis demonios y que he pasado la segunda mitad de mi vida aprendiendo a aceptarlos y controlarlos mientras me aferro más a mis luces que a mis sombras, mientras aprendo a creer en la magia que siempre ha vivido en mí, y a dejar que ella me ayude a luchar mis batallas más importantes.

El caso es que soy ahora una persona muy distinta a la que fui. De una manera simbólica, podríamos decir que es como si hubiera quemado mi nido para engendrar dentro de él a una nueva ave fénix, pues la primera ave que fui estaba muy lastimada y se había cansado de volar. Y no hay nada más triste que un ave cansada de volar, a menos que se un pingüino o un avestruz.


Es posible que esta sea una introducción un poco larga para la intención primaria de estas palabras que es agradecer a una persona muy especial, un maestro de las letras, por interesarse en mí como poeta, pero también como persona. Por ver mi poesía, pero también a la poeta por la que esa poesía toma forma. Por no pasar de largo en su muy ocupada y destacada trayectoria cuando se topó conmigo en una encrucijada del camino, por la cual agradezco a la providencia.

También estoy segura de que a este admirado maestro que me ha regalado su mirada no celebrará que le dedique esta columna y volverá a decirme que no tengo por qué seguirle agradeciendo… y yo seguiré respondiendo que no agradezco porque tengo que hacerlo, agradezco porque quiero hacerlo… Y es que él no sabe lo necia que puedo llegar a ser a veces y cuánta razón tenía cuando me retraté de esta forma “soy la serpiente que muerde su cola, me persigo a mi misma, me tiendo emboscadas, me ato al tormento sin darme descanso, recito destinos ya revocados, me mantengo en custodia preventiva…”.

Así que me arriesgaré a agotar su paciencia nuevamente (debo confesar que ha pasado antes) al nombrarlo tal y como se merece: mi maestro, mi colega, mi lector, mi amigo José Pulido, a quien dedico estas palabras con insoslayable cariño. 

Y aunque a mí me parece mentira, hay personas que no conocen su meritoria carrera, así que me permito recordar que se trata de un poeta, narrador y periodista venezolano, nacido en Villa de Cura, Aragua, que actualmente reside en Génova, Italia. Durante su dilatada trayectoria en Venezuela dirigió las revistas BCV Cultural, del Banco Central de Venezuela y Circunvalación del Sur, del Círculo Metropolitano de Poesía; así como las páginas de arte de los diarios venezolanos El Nacional, El Diario de Caracas y El Universal. También fue jefe de redacción de la revista Imagen. Desde el año 2018, realiza entrevistas a creadores literarios y demás artistas.

Esta semana, fue publicada en dos prestigiosos medios digitales la entrevista “Raquel Markus: soy mujer, soy tristeza y soy judía” que José Pulido me realizó a mí, algo que todavía no termino de procesar, y por lo que le estoy y estaré eternamente agradecida (aunque él no necesite mi agradecimiento).  

La primera vez apareció en “Tiberíades. Red Iberoamericana de Poetas y Críticos Literarios Cristianos”, establecida en Salamanca, España, dirigida por Alfredo Pérez Alencart. La segunda publicación se realizó en “Letralia. Tierra de Letras”, la primera revista digital venezolana con más de 20 años de existencia dirigida al mundo literario, creada y editada por el narrador y poeta Jorge Gómez Jiménez. 

Del texto introductorio realizado por José antes de colocar las preguntas y respuestas que conforman la entrevista más interesante, profunda, reveladora y honesta que me han realizado en toda mi vida, quiero rescatar en esta columna algunas frases que me golpearon con la intensidad en que un oleaje atrevido invade al muelle, tanto por su poder expresivo como por la sorpresa que me produjeron sus palabras…

“… y es célebre el verso de John Keats que expresa: ““La belleza es verdad y la verdad belleza, nada más se sabe en esta tierra y no hace falta más…”. Esa especie de claridad permanente, ese acertado fulgor, significa mucho en la poesía de Raquel Markus-Finckler, es un punto de partida determinante. Al igual que su sentimiento de mujer judía que podría definirse fácilmente repitiendo al poeta Yehuda Amijái: “Yo no fui uno de los seis millones que murieron en el Holocausto y no estuve siquiera entre los sobrevivientes… pero el fuego y el humo en mí permanecieron y las columnas de fuego y las columnas de humo me señalan el camino de noche y de día”. Raquel Markus-Finckler se afirma primero como mujer. Recorre el mundo como mujer y lo va definiendo a partir de sus sensibilidades y derechos ancestrales. La voz del poema que surge de sus versos es una emanación de mujer cuya necesidad primordial es mostrarse intacta a través de palabras que adquieren forma y urgencia de canto”.

En estas palabras José atina perfectamente en el blanco al entender mi incesante búsqueda de los valores de la verdad y la belleza por medio de la poesía, y al adivinar que mi condición como miembro del pueblo judío es un peso importante dentro de mi producción literaria, tanto en la escrita en forma de verso como en la expresada por medio de la prosa.

No sé de qué forma hizo este agudo entrevistador para adivinarme tan profundamente en sus palabras, pues pareciera que delineó con fraser un retrato de mi alma, tal como si de un artista del renacimiento se tratara: “Raquel habla como yéndose hacia la escritura, como si la escritura fuera un lugar donde puede sentarse a meditar. Ella se mueve entre los designios de mujer y las angustias de poeta. Ella habla y canta. Desde su infancia las mujeres sienten la posesión de sus poderes femeninos, de sus corajes irrebatibles perennemente dictados y respaldados por la madre naturaleza. Raquel Markus-Finckler ha perfeccionado esa posesión hasta alcanzar belleza y dureza diamantina en sus planteamientos. Ella sabe lo que es ser mujer y lo expresa de manera nítida y fuerte, como si necesitara que todos los ecos repitieran esta verdad suya, esta verdad de existir en un tiempo que todo lo da y todo lo quita”.

Otra vez su aguda intuición lo ayuda a tocar uno de los temas más importantes que se asoman en mi producción: mi condición femenina, mi condición de mujer que se asume y se siente a sí misma como mujer y que, desde esta autopercepción, trata de ir procesando y dirigiendo la vida con todas sus emociones y sentimientos, con todo lo bueno y todo lo malo. Una forma de ser y existir amparada en la sensibilidad, la intuición, la conexión que solo es posible para quienes tenemos más desarrollado el lado femenino del cerebro y del alma.

Es evidente que Raquel Markus-Finckler está decidida y encaminada a tomar posesión de los otros poderes: los que contiene la poesía. Y esa es una tarea que a las mujeres se les hace menos difícil porque ellas conocen de primera mano el sufrimiento y saben crear alegrías con cualquier mínima esperanza. La poesía es algo que se mantiene igual en todas las épocas. Te trae el pasado hasta el presente y sigue de largo sin importarle que tengas que perecer y no seguir leyendo. La poesía es un esfuerzo más allá de lo espiritual, un esfuerzo satisfactorio invisible escurridizo y prófugo”.

Exactamente, maestro, la poesía es un esfuerzo espiritual que, cuando se logra ejecutar tal como se merece, te deja mucha satisfacción interna y la sensación de haber alcanzado un estado de Gracia. Te hace sentir como el músico que es capaz de interpretar la más genial de las partituras del más genial de los compositores. Pero en este caso, la música está conformada por letras, y el compositor es tu misma alma cuando logra conectar con el mundo espiritual. No son palabras vacías las expresadas por José. Pues la poesía tiene la capacidad de importar, de doler, de trascender, de salvar y de condenar. La poesía tiene el poder de producir dentro del poeta y dentro de su lector.

En una de las conversaciones que sostuvimos mientras terminábamos el proceso de producción de la entrevista, el maestro Pulido y yo comentamos que no todo poema logra alcanzar la poesía, y que existe mucha poesía que no está expresada en forma de poemas. Y ese esfuerzo consiente por alcanzar el “hecho poético” que debe hacer todo poeta que se precie de serlo, él lo deja plasmado en estas palabras: “Para alcanzar la poesía con el poema hay que comenzar y persistir. Y no rendirse en el empeño. Siempre es demasiado tarde cuando se retrasa la claridad, cuando se pierde el tiempo fundamental para dar inicio al proceso de macerar la vida escribiendo. Y Raquel lo ha sabido desde el primer momento en que escribió un poema. Sus palabras lo revelan. Y es un regalo tan espléndido como leer sus libros. Escribir para existir es un título y Donde reside la belleza es el otro. Dos libros de Raquel Markus-Finckler que he estado leyendo para realizar esta entrevista. Ambos textos me han hecho comprender su existencia. Eso es algo que agradezco, que llena un vacío, porque habiendo estado en la misma ciudad creo que nunca nos encontramos. Aun teniendo la misma profesión y la misma vocación por la escritura, no hubo un encuentro para nosotros. Y sin embargo, hoy puedo señalar que la conozco. Hasta hemos tenido largas conversaciones por computadora. Y en ningún momento ella ha dejado de ser espontánea, sincera, una fuente de sentimientos que fluyen como demostración de existencia inquieta e inquietante. Sentimientos de poeta que jamás se rinde ante lo simple y lo banal”.

Definitivamente se trató de un encuentro de almas lo que se produjo en esas conversaciones sostenidas por medio de palabras en pantallas, aunque no por ser virtuales, dejaron de ser reales y ciertas. Siento que este agudo periodista llegó a conocerme mucho mejor que algunas personas que me vieron crecer desde que era un niña. 

Para conocer a alguien tienes que poder aceptarlo por quién realmente es, sin juzgarlo, sentenciarlo y mucho menos querer cambiarlo… y eso es algo que le debo a José Pulido, por eso esta columna va dirigida a él, mi maestro, con infinito cariño.

Por cierto, la entrevista completa puede ser encontrada en los portales web de Tiberiader.org y de Letralia. Tierra de Letras. Los invito a leerla para que puedan conocer un poco mejor quien es la persona que está detrás de estas letras y a la persona a quien están dedicadas estas letras.

 

Acerca de Raquel Markus

Periodista - Escritora – Poeta – Esposa – Mamá. Autora de varios libros publicados. Editora de libros, revistas, boletines electrónicos y otras publicaciones. Productora de contenido para redes sociales Productora y conductora de podcasts. Graduada de Comunicación Social mención Periodismo Impreso con Diplomado en Comunicación Digital y Post grado en Dirección de Instituciones Comunitarias. Ganadora de la modalidad de poesía del Certamen Internacional “Notas Migratorias César Vallejo 2021”. Organizado por la Fundación Universidad Hispana. Ha sido elegida ganadora y finalista en diversos concursos literarios y poéticos en América Latina y España, a los que se ha presentado a lo largo de su carrera como escritora. Datos de contacto: E-Mail: [email protected] Instagram: @escritora.creativa Facebook: Raquel Markus Twitter: @raquelisheva

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