Cada año, por estas fechas, los miembros del pueblo de Israel hacemos una lista de deseos para enviar al cielo, a Dios y/o a la providencia en ocasión de la celebración de Rosh Hashaná (inicio del año judío).
Solemos escribir, expresar y enviar en forma de tarjetas de felicitación, anuncios digitales o impresos, cartas o chats de redes sociales lo que queremos para nosotros mismos, para nuestra familia, para nuestros amigos y para nuestros conocidos.
Dentro de estos deseos, expresados con total sinceridad, normalmente nos recordamos de solicitar que nos concedan larga vida, salud, bienestar, paz, prosperidad, metas realizadas, sueños cumplidos y éxito en nuestras empresas (personales, familiares, comerciales, académicas, etc.).
Todos los judíos del mundo quisiéramos contar con una especie de buzón de los deseos que nos comunique de manera directa con el Todopoderoso para depositar allí nuestros listados, para luego sellarlos con oraciones, cenas familiares, muchas manzanas y rica miel…
Así sucede año tras año.
Albert Einstein solía decir que es una locura esperar distintos resultados si hacemos siempre lo mismo. Y yo no pienso discutir sus ideas a un genio…
Entonces, mi pregunta es ¿qué podría cambiar yo para que los resultados de mis acciones varíen con respecto a lo que practiqué el año pasado o el anterior?
Tengo algunas propuestas que hacerme a mí misma y para compartir con quienes deseen leerme. No sé ustedes, pero a mí sí me gustaría cambiar algunos aspectos importantes de mi vida y para lograrlo debo suponer que la primera que tiene que cambiar soy yo, o al menos, mis acciones.
Este año mi primera propuesta es realizar una lista de compromisos conmigo misma y con el Todopoderoso, y de esta forma puedo ofrecer algo de mí antes de pedir algo para mí y mis seres queridos.
Algunas de las primeras ideas que se me ocurren es ofrecerme a ser más honesta y sincera conmigo misma para empezar y después con las personas que más me importan. También me gustaría ser una persona más íntegra, lo que se traduce como conjugar mis pensamientos, con mis palabras y mis acciones (parece muy fácil en la teoría, pero es increíblemente complicado en la práctica). Y finalmente, para no ser tan ambiciosa con mis compromisos de este primer año de cambios, puedo prometerme comenzar a cumplir mi lista de propósitos hoy mismo, sin excusas, sin auto saboteos y sin esperar a que mañana sea un mejor día para poner en práctica lo que me propuse.
Otro cambio que creo poder implementar tiene que ver con mi comportamiento frente a las personas que quiero y que me quieren. En este sentido es mejor si empiezo con pequeños cambios antes de atreverme a ofrecer impresionantes golpes de timón.
Estoy segura de que pequeños gestos son suficientes para mejorar de manera significativa el día de las personas que nos rodean. Comportamientos que en apariencia son sencillos, pero que tiene un efecto inmediato y poderoso, tal y como puede ser: saludar amablemente por las mañanas y despedirse amorosamente por las noches, regalar sonrisas auténticas, preguntar con interés “¿cómo va tu día?” y prestar atención a la respuesta, un abrazo y un beso en el momento adecuado, escuchar con interés cuando me busquen para contarme algo, dejar de lado el teléfono cuando comparta tiempo en familia, decir “te quiero” cuantas veces sean necesarias… pero no dejarlo en las palabras, al contrario, los “te quiero” impactan más cuando los complementamos con acciones.
Así que, este año, pienso hacerle caso a Albert Einstein y no escribiré una lista de deseos, al contrario, escribiré (de hecho, lo hago ahora) una lista de propósitos que impacten de manera inmediata en mi comportamiento hacia mi misma y hacia los demás.
Sí quiero recibir cosas buenas, es mejor empezar por dar cosas buenas… Si quiero que algo cambie, tengo que empezar por cambiar yo. Si pretendo obtener resultados distintos, es mejor no repetir las misma acciones implementadas en el pasado.
¿Quién sabe? Tal vez las leyes de la física también se apliquen al comportamiento humano.
Así que en lugar de desearles un hermoso año nuevo, según el calendario hebreo, les prometo que haré lo posible (con pensamientos, palabras y acciones) para que de verdad lo sea tanto para mí como para quienes me rodean: un año feliz y lleno de esperanzas como el nacimiento de un niño, bueno y sano como la manzana, y dulce y nutritivo como la miel. Shaná Tová Umetuká 5784.
Me encanto tu mensaje. Tenia como dos meses q no te leia. Me llenan mucho tus palabras.
Gracias y shana tova y metuka
Deseos que logres todos los cambios en tu vida y que sigas siendo una persona feliz y maravillosa, Dios te bendiga🙏🥰