La operación Pilar Defensivo comenzó hace una semana en el marco de un complejo contexto generado por la continua escalada de ataques en contra de Israel desde la Franja de Gaza y de una creciente presencia de organizaciones terroristas en el norte del Sinaí y en la frontera Israel-Egipto.
Desde principios de 2012, más de 800 proyectiles han sido lanzados contra la población israelí, cantidad récord desde la finalización de la Operación Plomo Fundido (enero 2009). Este pico es similar al alcanzado por los ataques del periodo 2007-2008 y que fueron, precisamente, motivo de dicha operación. De este modo, más de un millón de ciudadanos israelíes se han visto amenazados diariamente, y la estructura de la vida cotidiana de 15% de la población civil se ha visto afectada y perturbada.
Israel se retiró por completo de la Franja de Gaza en 2005. Durante este tiempo se ha establecido un gobierno de Hamas, que no reconoce a Israel, rechaza todo entendimiento entre palestinos e israelíes y protege a otras organizaciones terroristas como la Yihad Islámica, que operan desde el territorio de la Franja. Paralelamente, el escenario geoestratégico cambiante en el último año y medio ha llevado al debilitamiento de regímenes regionales y a la presencia en el norte de Sinaí de grupos asociados con Al-Qaeda y la Yihad Mundial, creando así un corredor de contrabando de armas que fluyen desde Irán, Sudán y Libia hasta Gaza.
Dicha realidad ha generado un desgaste en los logros israelíes por erradicar la infraestructura de misiles y cohetes de Gaza. En especial, el flujo de misiles pesados, modelo FAJR que podrían cambiar el balance estratégico por su largo alcance, que llega hasta la ciudad de Tel Aviv. Por ello, una de las metas principales de la operación Pilar Defensivo es acabar con esta amenaza así como frenar los disparos de otro tipo de misiles y cohetes.
El lanzamiento de misiles FAJR hacia Tel Aviv, que afortunadamente han sido desviados por el sistema antimisiles Domo de Hierro, amenaza ya a más de cuatro millones de israelíes.
Me permito aquí citar parte de un mensaje que me llegó de un joven de Tel Aviv de 15 años, describiendo sus emociones: “La impotencia que siento al escuchar las sirenas es insoportable, corriendo al refugio me pasan miles de ideas contradictorias por la cabeza, y ahora entiendo a los ciudadanos del sur de Israel que viven esta realidad diariamente por casi diez años. Su pánico e incertidumbre. Estoy pensando, ¿por qué? Qué fue lo que hicieron miles de ciudadanos en Israel y en la Franja de Gaza que sólo buscan hacer una vida normal, pero están atrapados en una realidad tan difícil y cruel”.
Cabe destacar que los blancos de la operación israelí son todos militares. Desafortunadamente muchos de los cuarteles e instalaciones de Hamas se ubican dentro de la población civil de Gaza (en violación de los principios más fundamentales de la ley internacional) y a pesar de todos los esfuerzos realizados por el ejército israelí, hay también situaciones en donde lamentablemente ciudadanos se ven severamente afectados.
Israel no está interesado en un deterioro de la situación regional. Por el contrario, nuestra aspiración es que al término de este conflicto se llegue a un acuerdo de largo plazo que establezca el fin de la amenaza misil y el contrabando de armamentos y permita, de ese modo, que ambos lados puedan vivir en condiciones de tranquilidad.
* Artículo publicado en la columna “Ideas mediterráneas” en Excelsior el 22 de noviembre, 2012. Rodica Radian-Gordon es Embajadora del Estado de Israel en México.
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