Por fin nos encontramos con una buena noticia en México: la Fase Cuatro de la Ronda Uno de licitaciones de la Reforma Energética. A todas luces, un gran éxito. De las diez áreas que el Estado pretendía vender para la exploración —y su explotación si se encuentran hidrocarburos— ocho fueron adjudicadas. Todas en las aguas profundas del Golfo de México.
Se trata de los proyectos más complejos desde el punto de vista operativo. Grandes empresas petroleras del mundo participaron en el concurso. Los diez campos fueron licitados a través del esquema de licencias, es decir, concesiones (en la reforma no las llamaron así para evitar comparaciones históricas negativas de antes de la nacionalización petrolera en 1938) donde el Estado obtiene una regalía porcentual del ingreso que la empresa operadora genera a partir de la extracción de hidrocarburos en el área concesionada.
En todos los campos se obtuvieron regalías por encima de las que pedía el Estado. En el área contractual uno, México pedía una regalía mínima del 3.1%. La empresa china CNOOC la ganó al ofrecer una regalía adicional de 17.01%, es decir, pagará un total de 20.11% del ingreso petrolero. El área dos la ganó una alianza de Total con ExxonMobil con una regalía total de 8.1%. La tres se la llevó una asociación de Chevron, Inpex y Pemex con 10.54% (será la primera vez que la petrolera mexicana se alía con privados en un proyecto de exploración). La cuatro también se la llevó CNOOC con 18.11%. La cinco, una alianza de Statoil, BP y Total con 11.9%. La seis quedó desierta. La siete se la llevó la misma asociación de la cinco con 11.9%. PC Caligari y Sierra Offshore se quedaron con la ocho con 24.89%. La nueve quedó en manos de Murphy Sur, Ophhir, PC Caligari y Sierra Offshore con la mayor regalía: 28.81%. La licitación del campo diez quedó desierta.
Hace unos días entrevisté a los directores en México de Chevron, que ganó uno de los campos, y de Shell, que participó, pero no se llevó nada. Los dos coincidieron que las regalías otorgadas están dentro del estándar de proyectos de este tipo en aguas profundas del Golfo. Pero, más importante aún, afirmaron que el concurso fue honesto y transparente. De ninguna manera puede menospreciarse esta apreciación. Una de las preocupaciones que teníamos los defensores de la reforma energética era que ésta terminara en un ejercicio de corrupción gubernamental-empresarial, tan común y corriente en México. Todo indica que no ha sido así. Es una excelente noticia. El gobierno no sólo está implementando con seriedad y profesionalismo la reforma sino de manera honesta.
Otra buena noticia es la asociación que Pemex en el campo Trion. La petrolera mexicana ya había invertido 300 millones de dólares en un pozo exploratorio donde encontraron reservas probadas del orden de 485 millones de barriles. Los dos pozos existentes tienen un tirante de agua de dos mil 90 metros y dos mil 570 metros de profundidad. Pero Pemex está en una crisis financiera y no tiene los recursos para seguir invirtiendo en proyectos como éste. Decidió asociarse, por primera vez en la historia, en un proyecto de producción petrolera (el arriba mencionado con Chevron e Inpex es exploratorio). La empresa australiana BHP Billiton será su socia.
Resulta positivo que corporaciones privadas internacionales estén interesadas en invertir en México en el presente contexto donde el país está tan amenazado por el proteccionismo comercial del próximo gobierno estadunidense. En este sentido, llama la atención las licitaciones que ganaron los chinos, ofreciendo una regalía generosa, unos días después que Trump hablara con la Presidenta de Taiwán. Uno de los campos que ganaron los chinos está exactamente en la frontera marítima con Estados Unidos donde ya operan pozos de ese país. China está enviando mensajes económicos y políticos a Estados Unidos al participar en este tipo de proyectos en México.
Una última nota. Todo va viento en popa en la implementación de la Reforma Energética. No obstante, el gobierno vendió esta reforma a la opinión pública prometiendo que bajarían los precios de la electricidad y la gasolina. El año que entra subirán ambas. Sobre todo los combustibles que se liberalizarán en un contexto de mayores precios del petróleo y debilidad del peso frente al dólar (una gran parte de la gasolina se importa). Los incrementos en precios irritarán a la gente que pensará que las reforma las están perjudicando. Inevitablemente escucharán las voces de los opositores de la reforma quienes revivirán la idea de echarla para atrás, a pesar del éxito en su implementación. Eso pasa por vender una buena reforma con falsas promesas.
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